SANTIAGO Y CIERRA
EUROPA
ISAAC ROSA
Suena a chiste viejo, uno de aquellos de
“esto van un inglés, un francés y un español…”, pero maldita la gracia: esto
van un húngaro, un italiano, una francesa, un estonio, un polaco, un portugués,
un neerlandés, un austríaco, un checo y un español, y se reúnen en Madrid para llamar a una nueva
“reconquista”. Perdón, he escrito reconquista y quería decir Reconquista, con
la mayúscula nacional-católica de gran gesta histórica: la expulsión de los
moros por los cristianos, auxiliados por el apóstol “Santiago y cierra España”.
Si el modelo político de la ultraderecha europea es la lucha que inicia don Pelayo y culminan los Reyes Católicos, hay que decir que se lo toman con calma: como ironizó Ortega, “yo no entiendo cómo se puede llamar reconquista a una cosa que dura ocho siglos”. Tampoco vamos a entrar en discusiones historiográficas sobre un período no solo largo sino además complejo y que se resiste a simplificaciones nacionalistas y esencialistas. Yo solo les recordaría a estos valientes cruzados, que en la actual España hay muchos territorios que pasaron más tiempo islámicos del que llevan siendo cristianos desde su “reconquista”.
Da igual, no estamos en la polémica
entre Américo Castro y Claudio Sánchez-Albornoz, sino ante otro intento de
actualizar viejas, viejísimas, consignas del nacionalismo español. La
reconquista (perdón, Reconquista) es otra forma de llamar a ese espíritu de
revancha, contraataque, batalla cultural, golpe de péndulo, revival histórico,
que recorre medio planeta, y que solo puede acelerarse con Trump en la Casa
Blanca. “Make Europe Great Again”, dijeron los sedicentes “patriotas” este fin
de semana en Madrid. Tan patriotas ellos que están dispuestos a ser quinta
columna de Trump, ante el que nuestro Pelayo se presenta con la fórmula de López
Vázquez: “Santiago Abascal, un admirador, un esclavo, un amigo, un
siervo”.
Trabucaba Valle-Inclán en Luces de
Bohemia el grito de guerra reconquistador para convertirlo en
un “Santiago y abre España, a la libertad y al progreso”. Pero estos nuevos reconquistadores,
parece que con el viento de la historia a favor, gritan hoy un “Santiago y
cierra Europa” cuyo significado está claro: vienen a por nosotros.
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