EUROPA TEMEROSA Y
CÓMPLICE
PATRICIO MONTESINOS.
Mientras
EE.UU. amenaza, reparte sanciones y subidas de aranceles por todo el mundo,
además de pretender robar territorios, la obediente Europa se torna temerosa y
cómplice al mismo tiempo frente a la conducta soberbia del actual régimen de
Washington.
No
hay dudas de que los gobiernos del llamado viejo continente han preferido mirar
hacia otro lado, o únicamente contestar en voz baja y con la cabeza gacha, ante
las patrañas del repitente inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump.
Desde
su ascenso al poder, en enero pasado, Trump no ha dejado de agredir al mundo
con sus anuncios de subir los aranceles de productos de importación a la
mayoría de los países, incluidos los de la Unión Europea (UE), deportar
migrantes, comprar Groenlandia, despojar de sus tierras a los palestinos,
apoderarse del Canal de Panamá, y hasta cambiarle el nombre al Golfo de México
por el de América.
Por cierto, la UE no ha reaccionado con dignidad frente a las recientes agresiones de EE.UU. a Panamá y México, ni tampoco a las crecientes injerencias en los asuntos internos de Venezuela y Nicaragua, y a la intensificación del bloqueo a Cuba.
La
reacción europea a las medidas y decisiones imperiales ha sido la esperada, de
acatamiento y encubrimiento a Washington, como siempre ha hecho, pese a que
también dañan a la mayoría de sus miembros.
Una
vez más el llamado viejo continente ha demostrado no tener una política
independiente, al preferir arrodillarse ante un “aliado” que nunca ha dejado de
sopapearlo y que ahora amenaza con castigarlo.
La
postura de “palanganero” hacia EE.UU. ha provocado además que la UE enfrente en
estos momentos una de las peores crisis política y económica de su historia por
decidir apoyar la guerra de Ucrania contra Rusia, y aplicar sanciones a Moscú
ordenadas por la Casa Blanca que le han sido contraproducentes.
Al
respecto, analistas internacionales coinciden en que Europa es ya en realidad
la gran derrotada de ese conflicto, que de no frenarse podría extenderse
peligrosamente por todo su territorio con consecuencias dramáticas.
Añaden
que Washington utiliza a la UE como punta de lanza para sus intereses
hegemónicos en la guerra fría que arrecia contra China y Rusia, y a la vez la
castiga para que se mantenga bajo sus pies.
Asimismo,
la obliga a adoptar una posición ambivalente sobre el genocidio israelí del
pueblo palestino, y su expulsión de los territorios ocupados por el régimen
sionista de Tel Aviv, que ahora Trump insiste en comprar, en otra de sus tantas
locuras como hacerse igual de Groenlandia, del Canal de Panamá, y cambiarle el
nombre al Golfo de México.
Está
claro que con esos truenos difícilmente se podrá contar con el grupo de los 27
para lograr un mundo mejor dado que la mayoría de sus miembros actúan como
verdaderas repúblicas bananeras de Washington.
No hay comentarios:
Publicar un comentario