DONALD TRUMP Y ADOLF
HITLER
POR RAMÓN SORIANO
Creo
que tras el primer mandato de Trump y sus primeros pasos en el segundo mandato
como presidente de Estados Unidos, tenemos suficientes datos para intentar un
análisis comparativo de ambos líderes, que representan a la ultraderecha en la
Alemania de los años treinta y en los actuales Estados Unidos. Un análisis con
cautela evidentemente, porque disponemos del perfil completo de Hitler, pero no
de Trump, que es todavía un líder con una figura política en gestación, aun
cuando sea ya posible señalar algunos caracteres de su perfil. Escojo algunas
facetas para indagar las semejanzas entre ambos.
La expansión territorial del imperio
HITLER
Comenzó con la apropiación de los Sudetes y de Austria y ya ven hasta dónde llegó su ambición territorial: hasta toda Europa y partes del mundo no europeas bajo el control del poder nazi, el nuevo orden mundial. Como buen agresor nunca Hitler ocultó la razón de su expansión territorial: el ajuste de cuentas, el resarcimiento de la humillación y el daño producido a Alemania por el tratado de Versalles, en el que las potencias se repartieron el mundo a costa de Alemania.
TRUMP
En
los años ochenta, con ocasión del plan del presidente George Bush de derrocar
tiranías para poner en su lugar regímenes democráticos, que abarcaba a Irak,
Irán y Corea del Norte, se suscitó una viva polémica sobre qué clase de imperio
era Estados Unidos. La teoría dominante en aquellas fechas, la teoría
neoconservadora, partidaria de extender los valores de Estados Unidos -la
democracia y las libertades- por el planeta, consideraba que realmente no era
Estados Unidos un imperio, porque no tenía “hambre de territorio”, sino una
hegemonía benevolente. Trump ha descartado esta interpretación al manifestarse
con “hambre de expansión territorial”, amenazando con apropiarse de Groenlandia
y el canal de Panamá, además de insinuar que Canadá debiera de ser el Estado 51
de Estados Unidos. No solo eso, sino que además Trump se ha convertido en
agresor territorial cómplice para los intereses expansivos de terceros y en su
propio beneficio. Pretende que su fiel amigo Israel se apropie de los
territorios de Gaza. “Limpiarla” (de palestinos, se entiende)-aseguraba- y que
estos se ubiquen en Jordania y Egipto. Estamos en los inicios de su mandato y
no sabemos hasta dónde llegarán las ansias expansionistas de Trump.
El ejercicio de la violencia
HITLER
Antes
de alcanzar el poder en enero de 1933 Hitler, el líder del partido político más
votado en las dos elecciones federales de 1932, había practicado la violencia
extrema sirviéndose de las fuerzas de asalto al mando de su amigo Ernst Röhm,
asesinando a disidentes, especialmente comunistas, y a judíos. Una vez
convertido en canciller de Alemania, el nuevo régimen nazi utilizó la violencia
sistemática como uno de los elementos de mantenimiento del poder, administrada
por fuerzas de seguridad de obediencia directa a Hitler.
TRUMP
Trump
practica la violencia verbal insultando a periodistas, adversarios, incluso a
quienes simplemente piensan de manera distinta a él. No olvidemos un hecho
real: el asalto al Capitolio de masas incontroladas causantes de muertes y
heridos de la policía, hecho en el que está demostrada la complicidad de Trump,
objeto de un pendiente recurso judicial.
El desprecio a la democracia y a las instituciones
públicas
HITLER
El
presidente de la república alemana Paul von Hindenburg no confiaba en Hitler y
se opuso durante 1932 a encargarle la formación de un Gobierno, a pesar de la insistencia
del líder conservador Franz von Papen, que le ofreció gobernar en coalición. No
confiaba porque le creía capaz de un golpe de Estado, como ya lo intentó en el putsch
de Múnich en 1923. El punto de inflexión contra la democracia fue la asunción de
plenos poderes concedidos por un temeroso Parlamento. En ese momento Hitler
subvirtió el sistema liberal de fuentes del derecho, colocando como primera
fuente el volkgeist (espíritu del pueblo), del que él, el Führer, el
Conductor, sería el único interprete. Con los plenos poderes murió la
democracia alemana
TRUMP
Son
ya muchos los signos y actos que ofrece Trump de desprecio a la democracia y a
las instituciones. Ha humillado al Congreso con centenares de decretos
ejecutivos sobre materias nuevas, que no han sido tratadas por las cámaras del
Congreso, y además está enmendando leyes del Congreso aprobadas con
anterioridad a su mandato (como la ley de ayudas exteriores o la ley de
regulación del canal Tik Tok), a las que no puede vetar, porque únicamente pudo
hacerlo su predecesor, Joe Biden. Y ha vulnerado nada menos que una enmienda
constitucional con uno de esos decretos. Al final de su primer mandato indujo a
sus secuaces a que tomaran por la fuerza el Capitolio, algunos de los cuales
han sido condenados por sedición. Muchos juristas y expertos en Derecho
consideran que el asalto al Capitolio es la expresión de un intento de golpe de
Estado. ¿Qué vendrá en el futuro?
El enemigo interior
HITLER
El
enemigo interior de la Alemania nazi fue el judío, al que se le adjudicaban
todos los males, que padecía Alemania. Es presentado con los más horribles
rasgos de la maldad y la criminalidad. La figura del enemigo interior siempre
está presente en los líderes populistas, porque es el factor necesario para que
triunfe el carismático salvador de la patria. El enemigo interior es el chivo
expiatorio de las sociedades frágiles, como la alemana de los años treinta. Es
señalado cínicamente por el líder salvador y amplios sectores de la sociedad le
cree.
TRUMP
También
el presidente estadounidense ha fabricado y señalado al enemigo interior
causante de los infortunios de su país, el inmigrante, que ha irrumpido en el
territorio, elevando la cifra de la criminalidad, y que debe ser deportado
esposado de pies y manos a su país de origen. La ultraderecha europea ha
acogido al enemigo interior de su líder incontestable, el presidente Trump.
También en los Estados europeos los inmigrantes deben ser deportados, porque
son criminales, incluso los menores de edad no acompañados.
La desintegración de la sociedad
HITLER
Pocos
líderes políticos han alcanzado tal cota de respaldo social e incluso fervor
popular como Hitler. Sin embargo, a Hitler lo único que le interesó fue cumplir
con las aspiraciones de su incontenible e ilimitada prepotencia, el dominio de
Europa, a costa incluso de la vida de sus conciudadanos, que para él no tenía
otro valor que asistirle en su ansia de grandeza. Primero desintegró a la
sociedad alemana, poniéndose de parte de un sector de la misma y practicando la
violencia contra la otra parte disidente. Después, cuando el destino se le
volvió en contra, aniquilando a toda la sociedad alemana, inclusive jóvenes y
niños, en batallas imposibles de ganar.
TRUMP
Los
presidentes estadounidenses después de ganar la presidencia se dirigen en su
discurso a la nación aduciendo que en su ánimo está conseguir la unión de
todos/as, corrigiendo las heridas del enfrentamiento de la campaña electoral.
Trump, no. Todo lo contrario. Es el presidente de una parte de la nación, la que
le ha votado, y la otra parte que asuma una política que va a ir dirigida
contra sus intereses y aspiraciones. En su discurso se nota unos tics de
venganza, que ya está ejecutando contra quienes se opusieron a él durante su
primer mandato.
Pero
no solo determinados sectores de la población van a sufrir los embates de la
política del presidente de la nación, sino toda la población del país. La
retirada de Estados Unidos de la OMS dejará desprotegidos a millones de
estadounidenses que no tienen seguro médico y que ahora no podrán recabar la
ayuda de la OMS. Trump revocó la extensión de los seguros médicos que Obama
había concedido a millones de estadounidenses. Por otro lado, la retirada de
Estados Unidos de los Acuerdos de París hará que todos los estadounidenses/as
se vean abocados a sufrir las inclemencias del clima en primera fila, ya que
junto a ellos no pararán de funcionar las perforaciones de petróleo y gas, que
Trump ironizaba con la expresión drill, baby, drill (perfora, niña, perfora),
que sus irresponsables acólitos coreaban en los mítines.
La
película no ha acabado. Probablemente el final nos depare una semejanza mayor
de ambos líderes políticos.
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