HECHOS Y MENTIRAS SOBRE EL SMI
Y EL IRPF
Durante el último año, hemos visto muchas veces como el PSOE y Sumar se han
dado disparos en el pie, pero este disparo parece más bien en el estómago
DIARIO RED
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, y el secretario general de UGT, Pepe Álvarez— Alejandro Martínez Vélez / Europa Press / ContactoPhoto
El pasado
martes, Yolanda Díaz anunciaba desde la rueda de prensa habitual, después de
los consejos de ministros, la subida aprobada por el gobierno para el Salario
Mínimo Interprofesional en 2025. El día anterior, el lunes, la vicepresidenta
ya había hecho el mismo anuncio en un acto público junto a los dos líderes de
los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO. La subida de 1.134 euros a
1.184 euros en 14 pagas supone un 4,4%. Aunque está muy por debajo de
las primeras subidas que consiguió arrancar Podemos después de la moción de
censura, supone un aumento ligeramente superior a la inflación promedio de
2024, manteniendo así nominalmente el poder adquisitivo de los salarios más
bajos.
Algo que tendría que haber servido para emitir una pequeña buena noticia por parte de un gobierno que prácticamente no está consiguiendo aprobar ninguna medida social en la nueva legislatura se convertía rápidamente, sin embargo, en una noticia no tan buena. Poco antes de la rueda de prensa del consejo de ministros en la que Yolanda Díaz anunciaba por segunda vez la subida del SMI, el ministerio de Hacienda de María Jesús Montero filtraba a los medios de comunicación que, por primera vez en la historia, no tenía pensado aumentar el mínimo exento del IRPF para evitar la tributación de las personas que ganan el SMI. Es decir, que los impuestos a los rendimientos del trabajo se iban a comer más del 40% de la subida de 50 euros. Esto provocó una confrontación pública en la misma rueda de prensa entre Yolanda Díaz y la ministra portavoz del PSOE, Pilar Alegría, en la que la primera afirmó que se había enterado de la decisión por los medios de comunicación, y la segunda le dijo en voz baja, aunque los micrófonos capturaron perfectamente la frase: "Eso no es así."
En estos
momentos, el PSOE sigue manteniendo que no tiene pensado aumentar el mínimo
exento y está poniendo en circulación, para justificarlo, un argumentario en el
que sostiene que el SMI, a diferencia de lo que ocurría en 2018, "ya no es
un salario de subsistencia". Más allá del insulto que supone para los
trabajadores con salarios más bajos, que el mismo partido que ha pactado con el
PNV y Junts, y con Repsol, tumbar el impuesto extraordinario a las grandes
energéticas diga ahora que quitarle a la gente que gana el SMI un 40% de la
subida es algo lógico y que hace falta hacer "pedagogía fiscal", más
allá de la desconexión completa con la realidad social que exhibe el PSOE
cuando dicen que 1.184 euros en 14 pagas —menos los algo más de 20 euros que se
va a llevar ahora el IRPF— no es "de subsistencia" cuando eso es
prácticamente lo que cuesta el alquiler de un piso medio normal en Madrid, más
allá de la cantidad de votantes de extrema derecha que genera, primero, la
injusta decisión y, después, la torpísima comunicación, conviene apuntar
también una serie de hechos al respecto.
El
primero, que Yolanda Díaz no se enteró por los medios de comunicación
de que el SMI iba a tributar por IRPF por primera vez en la historia. Como
mínimo, lo sabía desde principios de enero, porque así estaba recogido en el informe
que elaboraron los expertos de su propio ministerio.
Tanto ella como los líderes de UGT y CCOO, Pepe Álvarez y Unai Sordo, sabían
perfectamente que la subida que estaban anunciando juntos el lunes iba
acompañada de una retención del 40% por primera vez desde que existe el propio
SMI. Ahora estamos viendo una dinámica comunicativa en la que tanto Yolanda
Díaz como los sindicatos pretenden estar haciendo una oposición contundente a
la decisión del PSOE de no aumentar el mínimo exento, pero hay que recordar que
eran conocedores de este hecho y no dijeron nada al respecto cuando anunciaron
la "buena noticia".
En
segundo lugar, es importante explicar también que esto no va a acabar bien para
el gobierno. Inmediatamente después de conocerse la trampa, Podemos fue el
primer partido que registró en el Congreso una
modificación legal para que, como ha pasado siempre hasta ahora, el SMI no
tribute nunca de ahora en adelante por estar siempre por debajo del mínimo
exento. Después de que los morados registrasen su proposición de ley, hicieron
lo mismo el PP y Sumar. A partir de aquí, entramos en trayectoria de
colisión, ya que hay únicamente dos desenlaces posibles. O bien el gobierno
decide ejercer su potestad de veto presupuestario para impedir la calificación
de todas estas reformas normativas en la mesa de la cámara y Sumar se alinea
con el PSOE en dicho órgano para tener la mayoría suficiente que se necesita
para respaldar el veto, o bien Sumar suma los votos de sus miembros de la mesa
a los votos del PP para calificar las normas y permitir que estas avancen hacia
su debate en el pleno. En el primero de los casos, el desgaste político del
gobierno de cara a la ciudadanía sería mayor que el que ya están sufriendo, y
este desgaste sería todavía muchísimo peor para Sumar, toda vez que han
proferido contundentes quejas públicas en contra de la situación. La segunda
opción, sin embargo, sería también enormemente negativa. Al existir, en estos
momentos, una mayoría parlamentaria suficiente como para aprobar la exención
del SMI, cualquiera de las normas registradas sería admitida a trámite
y contaría con los votos suficientes como para ser aprobada definitivamente.
Es decir, el PSOE no solamente se quedaría solo defendiendo el cobro de IRPF a
los salarios más bajos, sino que, además, sufriría una contundente derrota en
el Congreso. Aunque habría quien intentaría comunicar esto como una victoria de
Yolanda Díaz, lo cierto es que ni siquiera eso estaría claro. Con una
trayectoria de descenso constante en las encuestas y con una dependencia
absoluta del PSOE para tener acceso a cargos públicos y a una cobertura
mediática benévola, Sumar no tiene la autonomía suficiente como para colocar a
los de Sánchez en una situación tan difícil y poner, así, en peligro esos
apoyos. Mientras Podemos ya ha demostrado que no necesita ni formar parte del
gobierno ni contar con el apoyo del PSOE para tener consistencia política y
electoral, los de Yolanda Díaz se podrían estar enfrentando perfectamente a su
desaparición definitiva si Pedro Sánchez les baja el pulgar.
Esta es
la explosiva y absurda situación en la que se ha metido el gobierno con una
medida que debería haber sido sencilla y positiva para ambos socios. Durante el
último año, hemos visto muchas veces como el PSOE y Sumar se han dado disparos
en el pie, pero, como decía estos días Javier Aroca en una tertulia, este
disparo parece más bien en el estómago. Y eso a lo mejor ya no tiene cura.
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