lunes, 10 de febrero de 2025

LA VISITA(NARRATIVA) 6

LA VISITA(NARRATIVA) 6

DUNIA SÁNCHEZ

Con la destreza que envuelve lo misterioso, lo oscuro, lo absolutamente quebradizo abre ese paquete, esa carta sin remitente. Sus ojos se posan en una foto en su primera impresión. Intenta averiguar donde es ese lugar, ese sitio tan ramificado en sus raíces. Su tentación se despierta y sabe de donde se trata, son las montañas sagradas por los ancestros de la isla…de la isla. Un viaje la separa por un instante de esa imagen y sus ojos vuelan en el pasado, en ese pasado remoto de miles de años. Un viaje que la ampara en las antiguas civilizaciones de la islas…de las islas. Y tras ella una pequeña carta. “ Hola Enma, te escribo porque me es necesaria tu ayuda en el estudio de estos monumentos naturales de nuestros antiguos pobladoras, de esos aborígenes venido supongo que en emigración en las huidas de las batallas del norte de Africa o posiblemente abandonados como castigo en este pedazo de tierra en medio del Atlántico. No se bien, por ello te envío esta foto del Risco Caído con sus montañas sagradas de antaño. Tu sabes bien que soy compulsivo con lo que desconozco. Se aproxima el equinoccio de primavera y quisiera saber, ser contundente con mis ideas, con mis investigaciones. Sabes mucho de esos temas y espero contar con tu ayuda” Ella cierra los ojos, respira profundamente. Y se marcha donde las costumbres antiguas abogaban en la isla. Dibujo un cielo límpido, sin secuelas lumínicas por la polución. Dibuja aborígenes que no sabe muy bien de donde vinieron. Pero lo seguro por ese mar que nos protege,

 ese mar donde en las precoces horas de la jornada fue a nadar y entabló conversación con los cetáceos. Observa esa foto y se desplaza donde los cantos, los gritos, la suplica, la oración era todo cómplice con el firmamento. Se yerta y se erige a su habitación, saca algunas cosas necesarias sobre todo de abrigo. La visita le espera, se elonga en la memoria de los aborígenes y comienza a divagar como pudieron con tanta exactitud averiguar los equinoccios, los solsticios para continuar, para amparar sus vidas en los siglos de los siglos. Se llevará una mochila, sabe que cuando se acerca uno de estos fenómenos astronómicos se desencadena una febril creencia en el presente por las gentes. Algunas supersticiones que nos lleva a la absoluto absurdo. Le es pesado abandonar por días su techo, estas paredes que la ilimitan en sus sueños, pero la causa es tentadora, lo desconocido se atreve a llamarla para investigar que hubo detrás de esas estructuras que en el día de hoy se conserva. Se traslada a otras civilizaciones y todo es semejante, unas más avanzadas, otras menos. Y es que se confirma que algo detrás y ese algo que ahora no estás , que nos ha dejado vencidos por los miedos y la carencia de empatía y humanidad de los terrestres o marcianos , porque todo indica que nuestra existencia se expande más allá de los confines de este mundo.  Introduce piezas en su mochila. Revisa la casa cautelosamente, apaga la música esa solemne aria que no deja y deja de rotar y sale. Sale con el acero de un invierno que llega a su final, le azota en su rostro una brisa gélida, una brisa que cuenta de un cielo claro y puro. Es hora de partir, ahora que es temprano. Y a la sombra de una ciudad despierta espera en la parada, tendrá que cruzar toda la ciudad para llegar a la estación y continuar su ruta a la cumbre. Su visita será un aliciente que con el pellizco de una sonrisa la llevé tal vez, a un emocionante recorrido del ayer.

 

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