jueves, 6 de febrero de 2025

LOS SEÑORES DE LA REAL FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL

LOS SEÑORES DE LA REAL FEDERACIÓN 

ESPAÑOLA DE FÚTBOL

El “piquito” de Rubiales no iba de sexo, iba de poder, y del entramado de señores poderosos que durante siglos han pensado que todo era suyo: el dinero, los chanchullos, el cuerpo de las mujeres

DIARIO RED

El expresidente de la RFEF, Luís Rubiales, a la salida de la Audiencia Nacional — Eduardo Parra / Europa Press 

El juicio contra Luis Rubiales por agresión sexual y coacciones contra la futbolista y campeona del mundo Jennifer Hermoso nos está brindando toda una clase práctica y en tiempo real sobre feminismo, violencia sexual y poder y el concepto que lo triangula: el consentimiento.

El lunes, durante la primera jornada del juicio, Hermoso dio una lección de claridad y pedagogía al plantear los elementos de su denuncia frente al juez y con una enorme presión mediática sobre ella. Aun así, la deportista fue capaz de explicar con enorme claridad el hecho de que fuera un beso no consentido, de narrar el cuestionamiento al que fue sometida por no cumplir el papel de “buena víctima”, y de explicar como afectaba a los hechos la situación de jerarquía y superioridad en la relación con su jefe, así como las presiones que operaron para que no siguiera adelante señalando la agresión. También fue didáctica y clara la Fiscal a cargo del caso, que desgranó la declaración planteando unas preguntas respetuosas, centradas y con conocimiento sobre el tema que se iba a enjuiciar: todo lo contrario a lo que vimos la pasada semana en el esperpento de la toma de declaración a la que fue sometida Elisa Mouliaá por parte del juez Carretero. Menos mal que hay juristas que se toman su trabajo en serio, ya que de él dependen los derechos de todas.

Las declaraciones de los directivos de la Real Federación Española de Fútbol frente al magistrado demuestran el Leviatán machista al qué se han enfrentado durante décadas las deportistas de este país

Sin embargo, la segunda jornada del proceso ha sido todavía más ilustrativa para poner frente a la sociedad una realidad inherente a la violencia sexual que a menudo pasa a un segundo plano: la cuestión del poder. Las declaraciones de los directivos de la Real Federación Española de Fútbol frente al magistrado demuestran el Leviatán machista al qué se han enfrentado durante décadas las deportistas de este país. Una caterva de empresarios del deporte —y de lo que surgiera— chulescos, corruptos y misóginos que desplegaron toda una operativa para silenciar a Hermoso y salvar a Rubiales. Y lo que no sabemos.

Esa forma de operar como grupo de poder que se cree invencible se ha demostrado, por ejemplo, en la actitud desafiante de Luis de la Fuente, actual seleccionador, que llegó a ser increpado por el juez tras decir que él no estaba en sede judicial para hablar de ese tema: "Uno no elige de lo que va a hablar, viene a responder a lo que se le pregunte..." le decía el magistrado. Del mismo modo, la forma en la que hablan de la jugadora personajes como García Cuervo, entonces responsable de comunicación de la entidad, dan fe del ambiente de impunidad y de despotismo en el seno de esta institución.  De hecho, el juez ha reprendido a García Cuervo en su papel como testigo, para que se expresara “con claridad, no con chulería” después de que el ex directivo de la RFEF le recriminase a la abogada de la AFE, María José López, que le estaba interrogando que no se hubiera preparado «el juicio».

Si se bucea en los intestinos de la Federación, encontrará allí un entramado de pelotazos, —como el de Rubiales y Piqué en Arabia Saudí—, machismo —como las fiestas con menores en los pisos de Salobreña—, o corrupción -como casos los protagonizados por Pablo Porta, por José Luis Roca, o Ángel María Villar, los antecesores de Rubiales que acabaron todos compareciendo ante un juez. Y si se sigue desmadejando el hilo de poder de la máxima autoridad del fútbol español, (con permiso de la Liga del falangista Javier Tebas), se descubre las ramificaciones que conectan con el bipartidismo, con el mundo empresarial y con los contratos públicos. Y en ese caldo de cultivo, las mujeres tuvieron que abrirse camino profesional, siempre condenadas a ser secundarias, unas intrusas. Pero todo el mundo era conocedor de que es una institución podrida hasta la médula. Y eso incluye a ministros de Deportes, directivos de clubes de fútbol y por supuesto, al poder mediático que alimenta el negocio del fútbol moderno y que las disciplinó durante décadas a través de Chiringuitos, Marcas y Largueros.

El “piquito” de Rubiales no iba de sexo, iba de poder, y del entramado de señores poderosos que durante siglos han pensado que todo era suyo: el dinero, los chanchullos, el cuerpo de las mujeres

La violencia machista, la violencia laboral, la precariedad y el maltrato al que se sometió durante décadas a las jugadoras de la Selección —primero con Quereda, luego con Vilda, y siempre con esta manada de directivos— salió a la luz junto al beso de Rubiales. Por eso a Hermoso y a quienes la acuerpan estos días les debemos no sólo el mérito de haber explicado el consentimiento y de haber conectado con la experiencia de violencia de millones de mujeres que nos vimos reflejadas en aquel beso no consentido; también se le debe el coraje de haber puesto en jaque a una organización poderosísima como es la Federación sin que le temblara el pulso. Porque el “piquito” de Rubiales no iba de sexo, iba de poder, y del entramado de señores poderosos que durante siglos han pensado que todo era suyo: el dinero, los chanchullos, el cuerpo de las mujeres. Los mismos señores poderosos que cuando tuvieron al feminismo en frente, se resistieron con uñas y dientes a que se les arrancara ni uno solo de sus privilegios, incluido el de agredir sexualmente a quien ellos consideren. Y en eso Rubiales, Errejón, Alves, Domingo, Depp, Vermut o tantos otros no son tan diferentes.

 

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