POLICÍA QUE DEJA
MORIR
LUCILA RODRÍGUEZ-ALARCÓN
Patrullas de la Policía
fronteriza de Bulgaria vigilan la frontera con Turquía, en una imagen de mayo
de 2024.Soeren Stache | DPA vía Europa
Press
El
27 de diciembre de 2024, tres jóvenes se perdieron en los bosques de
Bulgaria tras atravesar a pie la frontera que este país tiene con Turquía.
Estaba helando y el frío empezaba a ser insoportable. Los tres chavales
murieron abandonados en la nieve, congelados, porque la Policía búlgara
impidió a los equipos voluntarios de rescate acceder a la zona. No solo no
prestaron socorro a los chicos sino que no dejaron que otros equipos de rescate
les ayudaran.
En España nos vamos enterando más o menos de lo que sucede en nuestra frontera sur pero poco sabemos de lo que está sucediendo en otras fronteras europeas. Es curioso cómo en este mundo, donde la información es global, es más mediático lo que hace Trump que lo hacen los Gobiernos compañeros de la Unión Europea, que se rigen por los mismos marcos legales intracomunitarios que nosotras.
La
frontera este de la Unión Europea está llena de historias desgarradoras e
incomprensibles, a la altura de las que conocemos en
nuestra frontera sur. Las personas no se ahogan en el mar, sino en ríos y en
pozos de arenas movedizas, pero mueren igual, tratadas como si no fueran tan
humanas como el resto. Todo esto es el resultado de una narrativa perversa
que lleva a justificar lo inaceptable y hace pensar que los viajes
migratorios son el resultado de un proceso de decisión individual, en los que
quienes inician el viaje asumen el riesgo de muerte. Puesto que saben que
pueden morir y aceptan esa opción, la responsabilidad de su muerte es
exclusivamente suya. Este argumento es tan perverso como justificar que no se
le preste ayuda a un exfumador cuando tiene un enfisema pulmonar porque ya
sabía el riesgo que corría al fumar. O no dar asistencia a una persona herida
en un accidente de coche porque iba conduciendo con exceso de
velocidad. Ninguna de las personas que realiza un viaje migratorio cree
que va morir ni tiene presente antes de empezarlo los riesgos reales que
implica.
Abandonar
a personas a su suerte, negarles el derecho al rescate, en el mar, en el río, en un bosque helado, es
inmoral y constituye un homicidio. Y si no lo vemos así, entonces estamos
creando un modelo social destructivo que puede llevarnos a escenarios
extremadamente peligrosos y dañinos. Estarás pensando que hemos cruzado
muchas de las líneas rojas ya. Efectivamente, pero eso no quiere decir que no
debamos seguir luchando, denunciando y presionando para que se haga justicia, y
esta situación espantosa pare y se revierta. Se puede.
Como
decía al principio, el pasado 27 de diciembre por la mañana la organización No
Name Kitchen (NNK), que trabaja en puntos calientes de todo el espacio
fronterizo europeo, desde Ceuta a Gabar, donde pasa todo esto, recibió una
llamada de socorro. Durante tres días trabajaron con una organización local
búlgara intentando salvar a los chicos. Los equipos de NNK recibieron las
fotos de los chicos inconscientes en la nieve acompañadas de su localización.
Inmediatamente avisaron a las autoridades búlgaras por teléfono y se dirigieron
al sitio en el que supuestamente se encontraban. Sin embargo, en el camino
fueron interceptados por las patrullas fronterizas. Estas patrullas les
impidieron el paso y les obligaron a dar media vuelta. Pese a las súplicas
de los equipos de NNK, las patrullas tampoco se pusieron en contacto con el
hospital de la zona. Tras 24 horas presionando, el día 28 de madrugada, el
equipo de NNK consiguió encontrar el cuerpo sin vida del primer chaval. A su
alrededor había huellas de botas y patas de perros marcadas en la nieve. La
Policía búlgara había estado ahí pero no había recogido al chico cuando lo
hallaron, vivo o muerto. A media mañana de ese mismo día los voluntarios de NNK
encontraron al segundo chico. El tercer chico fue encontrado el día 29. El
relato de la dificultad a la que se enfrentaron para encontrar los cuerpos y cómo
la Policía maltrató a los equipos de rescate voluntarios de NNK es devastador.
NNK acaba de sacar un informe con todo lujo de detalles que es de una extrema
dureza. Está en inglés y puedes
leerlo aquí si te interesa, pero te advierto que las imágenes
son muy duras.
La
deriva que está tomando el control migratorio en la Unión Europea es
escalofriante. Cada día hay una noticia más cruda que
se suma a la lista de espantos que estamos permitiendo en nuestro territorio y
promoviendo en los países con los que hacemos frontera. Se está generando un
desprecio inasumible por las vidas humanas. Esto es una espada de Damocles
sobre nuestras sociedades, porque cuando se justifica la escasez de valor de
una vida se abre la espita para justificar la falta de valor de cualquier otra
vida. Los derechos solo se pueden asegurar si se construyen de forma universal.
Dicho esto, todos los días hay también más personas trabajando para revertir
esta situación. Algunas haciendo voluntariados como los de NNK, otras saliendo
a la calle a manifestarse, muchas informando y difundiendo. La mayoría estamos
cansadas de odio y sufrimiento. Y al final, si somos más, podemos cambiar las
cosas. Solo hay que seguir empujando y luchando contra la impunidad como
mejor podamos. Por eso te animo a compartir este artículo. Que lo que ha
pasado en Bulgaria se sepa es una buena forma de apoyar a la gente valiente de
NNK.
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