JOVEN FACHA
POR SATO
DÍAZ
Simpatizantes de Vox durante un acto de campaña el 6 de junio de 2024
en AlmeríaMarian
León / Europa Press
Si
tienes entre 18 y 24 años es muy probable que te estés planteando votar
a Vox. Según el CIS, la
fuerza política más apoyada entre personas de este rango de edad es la de
Santiago Abascal. Un 22,9% votaría a los ultras si mañana se celebraran
elecciones generales. Sin embargo, la extrema derecha española seduce de
distinta forma a chicos y chicas. Mientras que entre los primeros el apoyo sube
hasta el 29%, entre las segundas baja al 16,5%. Es decir, si eres un tío joven
español es fácil (casi un tercio de posibilidades) que seas también un
facha.
En comprender este comportamiento nos jugamos mucho como sociedad, es evidente. Cada vez más análisis intentan explicar el giro reaccionario de las generaciones jóvenes. El propio Alberto Garzón, exministro de Consumo y quien fuera líder de IU, lo hacía esta misma semana. Hoy lo punki es ser facha. Y se relaciona lo progresista con el orden, la élite, lo correcto y decoroso, lo aburrido. El mundo al revés. La izquierda se lo tiene que hacer mirar. Llegamos a algunas conclusiones de las causas de este comportamiento sociopolítico, pero todavía tenemos pocas claves sobre cómo actuar ante unos datos que demuestran que el reaccionarismo que ha llegado con tanta fuerza no tiene intención de marcharse mañana por la mañana. Vamos muy tarde.
El
pasado se acorta, el futuro parece que no llega, el presente se exprime cada
día. Si eres joven, puedes identificarte con alguna de estas afirmaciones. El
pasado lo conoces por referencias, tu background está cultivándose en
estos momentos. El conocimiento de la historia es un elemento imprescindible
como garantía de no repetición, es decir, una exigencia para que las
violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional
Humanitario no vuelvan a ocurrir. Si crees que no has estudiado lo suficiente o
no te han enseñado bien lo que pasó hace, por ejemplo, menos de un siglo, lee,
pregunta, ve al cine o al teatro. No te fíes, investiga. No seas cobarde y
lánzate a descubrir el año 1945.
Como
persona entre 18 y 25 años es posible que el sexo suponga un quebradero de
cabeza y un sinfín de inseguridades, que haya cuestiones que ni entiendas y que
estés aprendiendo por tu cuenta, ojalá reflexionando con amigas y amigos. La
revolución feminista de este siglo nos ha enseñado que la igualdad entre
mujeres y hombres está todavía muy alejada, pero que es el camino a seguir:
igualdad en lo laboral, pero también en las relaciones afectivo-sexuales, en
los roles sociales, en las tareas domésticas...
La
revolución LGTBIQ+ que está suponiendo este S.XXI también
nos demuestra lo diverso y complejo que es el ser humano y el mundo, y esto es
maravilloso. Si eres un tío cis y hetero y te ves amenazado por la diversidad,
lánzate, pide ayuda, disfruta. No seas cobarde, no intentes imponer tu modelo.
Olvida el victimismo. Negocia y juega. Tu generación está siendo un ejemplo en
todo esto para las personas más mayores, apúntate al plan.
El
binarismo éxito-fracaso, la crisis de la vivienda y las pocas opciones para la
juventud de emanciparse, los algoritmos que moldean las mentes... Las causas de
la desconfianza de una parte importante de las nuevas generaciones en el mundo
son diversas. La solución facilona es apostar por opciones políticas que
señalan al más débil y no quien de verdad ostenta el poder, que miran hacia
abajo y no buscan responsabilidades hacia arriba.
No
solo en España se da esta situación, es una circunstancia generalizada en toda
Europa. Si comparamos el voto ultra de los jóvenes en los principales países de
la UE en los pasados comicios europeos de junio 2024 con lo sucedido cinco años
antes, en las votaciones de 2019, el resultado es también desolador. En
Francia, en 2019, solo el 12% de los jóvenes de entre 18 a 25 años votaron
por Le Pen, el año pasado esta cifra llegó al 29%. En Alemania, por su
parte, un 19% de la juventud votó en las europeas a AfD en 2024, 11 puntos
más que hace cinco años.
En
Polonia, la formación más escorada a la derecha es Confederación de Libertad e
Independencia, que ha adelantado en radicalidad al PiS. En los comicios al
Parlamento Europeo del pasado 9J, un 30% de los menores de 29 años apoyó a la
Confederación por delante del PiS (16,2%). Ya hemos hablado de España, y si
cruzamos el Atlántico vemos que un patrón similar se repite. En las elecciones
de Estados Unidos del pasado noviembre, Donald Trump aumentó en 11 puntos su
apoyo entre los menores de 29 años con respecto a hace cuatro años.
El
auge de la ultraderecha no es un fenómeno pasajero. Si hacemos caso a estos
números, hay un caladero de voto ultra para décadas, lo cual nos permite
divisar una buena temporada regresiva en materia de derechos y libertades y de
justicia social. Podemos analizar las causas de este giro en la juventud,
intuimos las consecuencias que esto puede generar y, como en este artículo, dar
algunos consejos seguramente poco convincentes... Lo que parece evidente ante
tanta incerteza es que hay un nuevo paradigma global y que no sabemos cómo
frenarlo, ni darle la vuelta.
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