LA VISITA 5(NARRATIVA)5
DUNIA SÁNCHEZ
Uhm, ese beso. Esa caricia. Sumergida en un pensamiento casi obsesivo la llamo. Voy a ese cajón de la mesilla de noche y saco sus cartas, su aliento. Respiro hondo, un inspirar y espirar que culmina como relámpago en la madrugada de los sentidos. Recuerdo aquel jardín , aquella plaza donde nos conocimos. Ya anquilosado en el abandono por el paso del tiempo. Recuerdo como se desbordó en mi un temblor ramificándose por la espalda hasta ese saludo. Hasta ese hola que nos fundió en un iceberg en el más absoluto aislamiento en el cuchicheo de las miradas. Y nos miramos…uhm, aquí en mis manos débiles conservo aun sus garabatos sobre papel. Una letra distraída, natural , nacida de la sombra del pasado. El pasado, ahí queda, en el remoto camino sin retorno que solo contemplaremos cuando la memoria acecha así, en estos momentos de soledad y silencio. Uhm, pero esas cartas, me dan pereza romperlas, tirarlas al viento. Fue hermoso, pero cada uno tiene que seguir su senda como los destinos no convocados por el mecer del oleaje. Y la olvido. Y la guardo. Y soy gravitar donde las luces de este invierno encienden mi nuevo latir. Vamos cambiando a lo largo de los años, no totalmente, pero los años nos marca cada paso continuo a dar. Una cierta mezcolanza la desvía de ese propósito de abrir la carta llegada. La mira. …
Sí, la mira, ahora que es otra, ahora que
la mañana avanza embelesada en ese ayer. Suspira. Un suspirar profundo que la
contiene en la entereza, en la fragilidad de sus pisadas. Su desánimo , su
falta de ilusión se las arregla para dejar esa carta. El túnel se desfasa y
entra en la oquedad de su carácter. Una mujer testaruda. Una mujer de si misma.
Una mujer en los vuelos de los mirlos cuando se enciende el día. Una mujer
causante de esa armadura que la ayuda para ser ella misma. Que más…Sí, ser uno
mismo en cualquiera de las condiciones que tome las líneas de la existencia.
Por ello en las vivencias no vale todo. No, no vale todo. Cabalgar donde las
constelaciones marcan rigurosamente tu singularidad. Una singularidad no
particular sino un baúl de secretos que van focalizándose a medida que los años
nos envuelve en madurez. Se frota los ojos y despierta, se despereza como si
hoy quisiera conquistar algún sueño perdido, algún sueño estropeado que se
embellece con solo el cántico de sus alas. Se aproxima a la carta.
Cuidadosamente la abre. Cuidadosamente vuelve a saber del aroma de su brisa
pero no contesta, permanece callada como callan los que después en los
columpios ofuscados por guerras perpetuas. Y es que así es el ser humano
querida. Sí, es así, hagas bien , hagas mal siempre incordiando hasta los más
frágiles, más delicado. Y dónde está esa delicadeza. Unos buenos días, un
sombrero que nos proteja de todo mal como esta atmósfera terráquea. Y dónde
está esa delicadeza. Somos sobornados por la hipocresía, una mentira que
mantiene al mundo….sí, al mundo, que no son todos sino algunos en vilo ,
apartados de lo real, de la verdad. Y es que cuesta tanto ser verdad, ser
natural como las alas de mariposas frágiles…muy frágiles.
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