ESPERANDO A FEIJÓO
POR ANA PARDO DE VERA
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, llega a una reunión del Comité Ejecutivo
de su partido.Europa Press/Diego Radamés
El
presidente del PP es incapaz de criticar a Donald Trump y, al
mismo tiempo, es capaz de reprochar a Vox su buena relación con el presidente
de EEUU; un Vox que sostiene a varios gobiernos autonómicos del PP en minoría y
que cogobierna en muchos municipios. Alberto Núñez Feijóo
quiere, como Isabel Díaz Ayuso, hablar de tú a tú a Trump,
aunque tampoco se pronuncia sobre los elogios entusiastas de la presidenta
madrileña al inquilino de la Casa Blanca.
Desconocemos, pues, cuál es la posición del principal partido de la oposición sobre las amenazas de Trump a Europa si ésta no acepta sus condiciones para una relación novedosa con la administración estadounidense: una relación de sumisión plena, o conmigo o contra mí. La situación es muy delicada para la Unión Europea, con una Ucrania -frontera europea- invadida por Rusia y unos Estados Unidos -sin frontera europea- dispuestos a negociar con el invasor sin la presencia del invadido y a cambio de la explotación de las tierras raras ucranianas, muy codiciadas por sus materiales necesarios para fabricar tecnología. La política de Trump es la misma que aplicó en sus oscuros negocios: sacar tajada del mundo entero sin escrúpulos ni legalidad, caiga quien caiga y regalando el alma de otros a los varios diablos que pueblan el mundo, llámense Netanyahu o Putin.
El
problema de Feijóo es que pretende estar en misa y repicando: quiere hablar con
Trump de tú a tú y apurar la diplomacia pero critica a sus socios de
ultraderecha que se codeen con el presidente USA... aunque él quiere hacer lo
mismo. No obstante, es compresible este carajal de opiniones que se trae el PP
sobre Trump, desde Esteban González Pons, que es quien
mejor conoce en el partido la política internacional y llamó a Trump "macho alfa de una manada de gorilas",
hasta Ayuso, que adora a Trump y le va a aclarar lo
buena que sería España si Pedro Sánchez se fuera de La Moncloa.
La cabeza del líder del PP debe de estar a punto de explotar tratando de
conciliar todo esto y posicionarse claramente a favor o en contra de las
maniobras trumpistas en Ucrania y, no digamos, en Gaza, aunque el PP
haya sido incapaz de hacer una declaración de condena al genocidio de Netanyahu
en todo este tiempo.
Con
estos mimbres y su "no" sistemático e indiscriminado a las políticas
del Gobierno, el principal partido de la oposición parece incapaz de participar
en lo que sería una cuestión prioritaria de su posición parlamentaria: incluir
al PP en una posición común de España contra las agresiones y amenazas de la
Casa Blanca a la Unión Europea. Una posición común, claro, que, como en el
Pacto de Estado contra la Violencia de Género que se pretende actualizar, no
contará con Vox, que babea la bota de Trump desde que la ultraderecha
española emergió o, mejor dicho, desde que salió de las cavernas.
Los
ciudadanos/as tenemos derecho a conocer la posición del PP sobre Trump y sus
actuaciones salvajes; de todos los partidos del arco parlamentario, pero sobre
todo, del primero de ellos en la oposición. Ya está tardando Sánchez en
convocar a Feijóo a La Moncloa para conocer su posición, a ver si se
aclara, y celebrar un Pleno extraordinario en el Congreso sobre este asunto,
para que se retraten hasta los leones. Es la normalidad democrática
cuyo asesinato criticamos en Trump, ni más ni menos.
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