FASCISTAS SIN EUFEMISMOS
Isabel Díaz Ayuso y José María Aznar — X
Parece ser que este mensaje de que el fascismo es el lado bueno de la historia está calando en la sociedad y, particularmente, en la juventud. Isabel Díaz Ayuso tiene alma de influencer
Hace ya
más de 30 años, José María Aznar sustentó su campaña para alcanzar la Moncloa
proclamando al Partido Popular como “la derecha sin complejos”. No era un lema
azaroso, improvisado ni sin carga de profundidad. En aquellos tiempos (se
mediaban los 90 y La Movida ya solo era una mancha de rímel lagrimeado), casi
nadie de derechas reconocía ser de derechas. De hecho, identificabas a la gente
de derechas porque lo primero que te decían era que no eran de derechas, pero.
Aquel pero era
importantísimo, porque se quedaba para siempre en el aire con su abrupto e
indigesto punto final.
Los fascistas, nazis y franquistas de toda la vida tampoco se significaban demasiado antes de la cuarta copa, según mi extensa observancia tabernera en aquellos 90 demediados. Pero los reconocías enseguida cuando se identificaban como juancarlistas. “Yo no soy ni de izquierdas ni de derechas, yo soy juancarlista”. Y sonaba el Cara al Sol. Cuando se emborrachaban, cantaban el Cara al Sol diciendo que no significaba nada, que solo era una canción poética. A mí me enternecían. Ciertamente eran graciosos. El fascismo español había sido muy feroz contra Juan Carlos hasta que el rey montó un golpe de Estado contra sí mismo. Pero muchos fascistas, quizá por falta de afición a la lectura y al entendimiento, tardaron más de una década en comprender que el Borbón era su aliado, el heredero, el portador del anillo único de Francisco Franco Saurón, el renacido caudillo que iba a proteger sus intereses y su fe.
Eran
tiempos de eufemismos. Los socialistas del PSOE, como habían renunciado al
marxismo, podían permitirse el lujo de gritar soy socialista en
el bareto y en el Íbex 35. Como todo el mundo sabía que mentían, no les
comportaba ningún riesgo.
Los más
estudiados incluso añadían que pertenecían al socialismo reformista, dos
palabras que solo se pueden entender juntas en el campo semántico de la
albañilería. Me explico. El reformismo es un muy noble izquierdismo inútil que
aspira a gobernar sin molestar a los que no permiten cambiar nada. Su reforma
consiste en tomar el Palacio de Invierno solo para repintarlo y arreglarle las
goteras al zar. Albañilería.
Todos
tenían miedo a decir quienes eran, porque todos eran lo mismo. Los que tenían
miedo y los que metían miedo aprendieron a convivir. Algunos de los que antes
tenían miedo fueron ascendidos al grupo de los que metían miedo, y eso culminó
la modélica transición.
No es que hayamos normalizado
a la ultraderecha, es que la ultraderecha nos ha anormalizado a nosotros
Parece
ser que se han acabado los tiempos del eufemismo. La derecha sin complejos de
Aznar es nenúfar dialéctico comparado con el ruido nazi de esta nueva derecha
que no para de cizañear y seca los ríos del diálogo. Isabel Díaz Ayuso puede
decir algo que, en aquellos tiempos, no se atrevería a pronunciar ni el
franquista Manuel Fraga, fundador del PP: “Cuando te llaman fascista sabes que
lo estás haciendo bien, que estás en el lado bueno de la historia”, largó la
presidenta madrileña. Repasa uno la historia del fascismo y no acaba de verle
el lado bueno.
No es que
hayamos normalizado a la ultraderecha, es que la ultraderecha nos ha
anormalizado a nosotros. Estamos tan acostumbrados a los desvaríos de la
ilustre dama del ático que nadie se escandalizó ni la llevaron presa por
apología del fascismo, como poco. Pobre Arnaldo Otegi si dice que “cuando te
llaman etarra sabes que lo estás haciendo bien, que estás en el lado bueno de
la historia”. Con mucho terror a parecer demagógico, malicio que las
consecuencias no serían las mismas, y hoy Otegi estaría encarcelado o
atravesando la muga disfrazado de cabrero.
Parece
ser que este mensaje de que el fascismo es el lado bueno de la historia está
calando en la sociedad y, particularmente, en la juventud. Isabel Díaz Ayuso
tiene alma de influencer. El otro martes, dos neofascistas
agredieron en un aula al portavoz del Sindicato de Estudiantes de Castilla y
León. Supongo que inspirados por el lado bueno de la historia de Isabel Díaz
Ayuso. Dicen que tenían antecedentes por exhibir simbología nazi en el
instituto y por portar armas blancas. Ahora también las Nuevas
Juventudes pasan a la acción. Se acabaron los eufemismos.
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