MAZÓN AÚN ESTÁ
ESCONDIDO EN EL VENTORRO
IÑIGO SÁENZ DE UGARTE
Las versiones sucesivas y contradictorias que Mazón ha dado
sobre su comida de tres horas el día de la tragedia de Valencia hacen sospechar
que mentirá todo lo que sea necesario para salvar el cuello
Reportaje - La basura del diluvio dos
meses después
Carlos Mazón lo ha intentado todo en los
dos meses que han pasado desde la DANA de Valencia que se cobró la vida de 223
personas. En primer lugar, establecer una cronología de los acontecimientos que
le favoreciera políticamente, es decir, que obviara sus ausencias en el día de
la tragedia. Luego, una promesa vaga de que sólo se presentará a la reelección
si la reconstrucción es un éxito. Después, exigir al Gobierno central una
cantidad gigantesca de dinero mientras él restringía al mínimo las cantidades
aportadas por la Administración autonómica. Finalmente, dejar claro a su
partido que está atado a su destino. Si él se hunde, todos se hundirán con él.
Mazón no ha conseguido ni siquiera dar una versión completa e inalterable sobre lo que hizo el 29 de octubre. Va retocando las versiones para poder encajar las críticas recibidas. En los últimos días del año, volvió a perseguirle la comida de al menos tres horas con la periodista a la que ofreció sin éxito la presidenta de la radiotelevisión autonómica. Con motivo de la factura del restaurante El Ventorro, repitió una versión poco creíble improvisando una respuesta que no había dado hasta ahora y que resultaba incluso más ridícula que lo dicho anteriormente. Para no tener que enseñar el comprobante de pago, dijo que no se había abonado con fondos públicos. La excusa fue decir que acudió a la comida “como presidente del PP”, un truco que no le iba a funcionar.
Aparentemente, Mazón se quitó la gorra
de presidente de la Generalitat y se puso la de presidente de su partido al
entrar en el restaurante. Pero no podía decir que era un acto privado que no
formaba parte de su agenda de trabajo, aunque en realidad eso fue lo que llegó
a sostener inicialmente su Gobierno.
La conclusión, incluso si se acepta la versión de Mazón,
continúa siendo muy negativa para su imagen. Lo que está diciendo es que, en el
día más importante en su trayectoria como presidente de la comunidad, él estaba
ocupado en teoría en asuntos de su partido. De ahí que haya dicho que la
factura se incluirá en la documentación que el PP envíe en su momento al
Tribunal de Cuentas. Puede pasar mucho tiempo hasta que se conozca. Ese
tribunal no se caracteriza por la rapidez en realizar su trabajo.
Su actitud hace sospechar que esa factura esconde algo que Mazón
no quiere que se conozca. No tanto el precio, sino la hora en que se registró
el pago o el número de comensales.
Lo peor es cuando el político aludido da por hecho que los
políticos y periodistas son idiotas. Después de preguntarle en infinidad de
ocasiones sobre el almuerzo de El Ventorro, Mazón salió la semana pasada con
una frase que dejó a todos boquiabiertos o preguntándose hasta dónde llega la
cara del presidente: “No dije antes que fue una comida del PP porque nadie
preguntó”. Se lo habían preguntado tantas veces y de tantas formas diferentes
que semanas atrás, poniendo cara de hastío, había afirmado que no tenía nada
más que decir sobre esa cita porque ya lo había contado todo.
En público, el Partido Popular ha decidido prestar un apoyo
total a Mazón. Lo ha hecho Alberto Núñez Feijóo: “El único político que ha
seguido gestionando”. Algunos tienen tantas ganas de complacer al líder que
caen en una retórica irreal. Cuca Gamarra definió la gestión del presidente
valenciano hace unos días como “un ejercicio de altísima honestidad política”. Hay
que ver lo que tiene que hacer esta mujer para mantener el puesto.
En privado, el PP valenciano es consciente de hasta qué punto ha
caído la reputación de su presidente y del daño que hace a su partido, como ha
quedado probado por varias encuestas. Es lo que se ha escrito en el diario
conservador Las Provincias después de la última manifestación: “La DANA ha dibujado un nuevo
escenario en la derecha valenciana. La velocidad
de crucero de la que disfrutaban los populares hasta esa fatídica fecha ha
desaparecido”.
Sobre la “altísima honestidad política” que elogiaba Gamarra,
sus compañeros de partido tienen en privado algo más que dudas. “Todo el mundo sospecha que está
mintiendo”, ha dicho una fuente del PP valenciano
a El País.
Casi es mejor no pedirle más versiones sobre lo que hizo en el
restaurante, además de su conducta en el resto del día. Escucharle otro relato
con más mentiras sería demasiado doloroso para los familiares de los 223
muertos. No contar la verdad es a corto plazo la única estrategia que tiene
sentido para Mazón.
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