ES EL FASCISMO,
ESTÚPIDOS
ROSA MARÍA ARTAL
Es la mala gente, los rastreros sin
escrúpulos, los fulleros magistrales. Donald Trump firma decretos contra
personas y derechos como quien aprieta el gatillo. Y hasta la rata más
miserable de cualquier charca en cualquier país se siente parte de los vientos
que impulsan los nuevos gerifaltes. Hasta ahora nunca les ha salido bien
Cada cierto tiempo lo intentan y ahora
están recogiendo la cosecha de una preparada siembra en ignorancia y egoísmo.
Esto ya lo sabemos. Hasta ahora, nunca les ha salido bien plenamente. Se han
erigido sobre millones de muertos y destrucción, sobre el dolor y la angustia
de multitud de personas, pero no han logrado todavía volvernos a las cavernas
de esa máquina del tiempo que ideara H.G.Wells con aquel futuro de bobos
Elois alimento de los malvados y torvos Morlocks.
No saldrá bien, ni para ellos... si todavía funciona algo la lógica. Lo esencial cae por su propio peso. La cooperación funciona mejor en los grupos sociales, siquiera la teoría de juegos de Nash, el equilibrio de Nash, en donde al menos ninguno pierde si juega sus cartas. Claro que a los tiranos de esta época -y ahora son muchos y con cómplices entre las víctimas- no les importa lo más mínimo el dolor que causan. Nada. Ni Trump, ni Musk, ni nadie de su gobierno o sus votantes sienten la menor pena por los emigrantes tratados ahora como alimañas a abatir y perseguir hasta por iglesias y hospitales en ese reinado del terror, en el que Trump llama a la delación de los funcionarios que no secunden sus órdenes inhumanas. Es un delincuente convicto, tampoco es tan raro. Mucho más lo sería en el caso de sus embobecidos votantes.
O como aquí. Las derechas le dan una bofetada al Gobierno a ver
si de una vez lo tumban… en la cara de millones de pensionistas, de usuarios
del transporte público o de los bonos energéticos y de otras muchas medidas
sociales que duelen especialmente a las derechas. Ni a PP, ni a Vox, ni a Junts
les importan un comino los ancianos. Véase a Ayuso , novia de Alberto Quirón,
el comisionista, el que tiene una jueza que parece su agente de viajes. No
dejaré de insistir en que su mayoría absoluta tras el protocolo de la vergüenza
en las residencias define la calaña de la sociedad madrileña. No de todos,
claro, en el fondo solo fueron millón y medio sus votantes.
Cierto que el revuelo por el rechazo al decreto ómnibus ha hecho
reaccionar a las derechas y salir despavoridos a poner excusas porque hasta sus
fieles votantes se han sobresaltado. Ahora dan marcha atrás de la forma torpe
que suelen emplear: mintiendo sobre contenidos que no están en el decreto,
en lo más peregrino como Feijóo o Ayuso, exigiendo como Gamarra un Consejo de
Ministros extraordinario “a la carta” para votar las pensiones, porque, aunque
no gobiernen, ellos creen que deben elegir cómo se gobierna, e incluso
anunciando recogida de firmas. Lo tremendo es que se han apresurado a ponerla
en marcha de inmediato y de la mano de una muy sonriente Cuca Gamarra, quién no
ha tenido empacho en llamar “a los sindicatos” para que pidan a Sánchez “ que muevan el culo
con las pensiones”. Es patético. Una auténtica
política sucia para llamar idiotas a los ciudadanos. Sus medios presentan el
montaje con claridad: “El PP lanza una recogida de firmas para exigir a Sánchez
que suba las pensiones”, titula El Confidencial. Y añade: “Génova pasa a la ofensiva en la batalla por el relato con el Gobierno
tras tumbar el decreto ómnibus y activa una movilización ”parlamentaria y
social“ para inculpar al Ejecutivo”. Es de suponer que
el resto del clan mediático seguirá esa línea que ya había iniciado en portada
ABC.
Es más de lo soportable. Quisieron dar un puntapié al Gobierno y
se lo han dado ellos mismos en el trasero. Ése era el objetivo de tumbar el
decreto y no otro. Incluía parar desahucios, aumento del SMI y seguir con el
bono eléctrico y es demasiada tela para las derechas pero el principal objetivo
era el Gobierno y el globo les ha estallado en la cara… y en la de
millones de españoles que siguen muy preocupados. Doblemente si reflexionan a
fondo y ven a qué extremos puede llegar el Partido Popular por hacerse con el
poder a cualquier precio.
Si no queremos vagar como Elois a la espera de las dentelladas
de los Morlocks, habrá al menos que recordar a los usuarios de este planeta y
explicar a los jóvenes adeptos a los fascismos -en particular- por qué no es
buena idea ir de hampones por la vida pisoteando al personal. Un excelente
informe de Ángel Munarriz, ahora en El País, señalaba la fuerte implantación de la ultraderecha como ideología de los varones
entre 16 y 24 años. Ha descendido en ese tramo el
número de los que ven el cambio climático como un problema. Ha subido su
“inquietud” por la inmigración.
Por mucho que el fascismo deje morir a ancianos enfermos sin
asistencia médica -como Isabel 'Quirón' Ayuso- o deje de financiar la
quimioterapia a los pacientes de cáncer, como el argentino Milei, etc… no
lograréis servicios o dinero para pagar tratamientos caros que hagan frente a
dolencias realmente graves. Milei ya previó la venta de órganos para costearse
la vida o lo que haga falta. Tiene un límite para la supervivencia que a la
cuadrilla de sátrapas del clan no les importa. No se sabe cómo acabará todo
esto. Los servicios públicos son necesarios para vivir en sociedad. Las selvas
para ricos de los Trump de turno tienen muchas lagunas. No caben todos sus
seguidores, especialmente los más estúpidos, y hay que serlo para tragarse sus
cuentos.
Salud, trabajo, medios de vida, vivienda, educación,
transportes… no funcionan por la ley de la selva, que por algo se abandonó hace
muchos siglos. A nadie se le ocurre seriamente que cada uno se fabrique sus
propias aceras para caminar y equivalentes. Pensiones ya ni las nombro, ved el
programa de Vox y la práctica de Ayuso, y el resto en otros países. Se exprime
a las personas en su vida laboral y cuando dejan de ser productivos y solo
“gastan” ya no sirven. ¿Se entiende?
Los estudios dicen que una de las principales causas que citan
en la involución fascista es el feminismo y la diversidad sexual. Creen los
machitos que las mujeres han ido demasiado lejos al
pensar que son iguales que los hombres y con los mismos derechos. Que
están bien para refocilarse con ellas -de común acuerdo o a la brava- pero no
al punto de pensar en una equivalencia total.
No somos iguales, como tampoco lo son las mujeres y los hombres
entre sí. Nosotras tenemos un privilegio excepcional del que carecen ellos y
que es de libre aceptación. Personalmente, en una vida de muchos
esfuerzos, he tenido varios privilegios envidiables, lo sé. Trabajar en
periodismo como servicio público esencial antes de que la codicia lo
envileciera en ciertos sectores, siendo testigo directo de momentos cumbre de
la historia, haber conocido a personas excepcionales y, por encima de todo,
haber sido madre de un hijo que me llena de orgullo. Qué suerte tener la
capacidad de gestar y alumbrar una vida. Cómo de mal deben sentirse las madres
de machistas, de fascistas, de quienes retuercen la verdad y envenenan de
mentiras la vida pública, de seres malvados e indignos. Espero que no sea
demasiado tarde cuando lo sepan los ya adscritos a toda esta bazofia.
Este tiempo de tinieblas en el que se persigue la ciencia, la
justicia, la empatía, la generosidad, la pobreza o la vulnerabilidad, pasará.
No sabemos qué rescoldos van a quedar, pero sí que frente a la cobardía de los
aposentados que son parte del problema -ay, esta UE tan comprensiva y
militarista- hay gente que se va a resistir. Hay alcaldes demócratas en Estados
Unidos que no perseguirán a los emigrantes, dicen, y que si hay que ir a la
cárcel, irán. Un juez ha bloqueado cautelarmente el decreto de Trump que pone fin a la
ciudadanía por nacimiento en EEUU. No descartemos el
choque de egos y de odios -ya ha comenzado-. La justicia poética… o en prosa.
Vi hace poco la película El 47. La lucha vecinal con resultados…
y con riesgos que vence la valentía y la suma de voluntades. En este país hemos
sacado muchas cosas adelante, también cuando mandaba la chusma que ahora busca
el poder a toda costa y hay millones de jóvenes que no son fascistas y quieren
cambiar las cosas y mejorar sus vidas y las de los demás.
“La dignidad es la lucha por el agua, la lucha por la luz,
la lucha por correos, la lucha por la sanidad y la educación públicas, eso es
la dignidad”, dicen en la película. Es la lucha por la democracia, por los
Derechos Humanos. El fascismo que combate todo esto es una pésima idea.
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