PÁJAROS DE ALAS NEGRAS
DUNIA SÁNCHEZ
Esta sola, una sociedad con axiomas machistas la hacen febril huida al silencio. Loca, usted está loca. Le dice el psiquiatra de la seguridad social. Loca, usted está loca. Y ella sigue con su historia, con sus vivencias de poemas rotos, de metáforas escritas de carne y hueso. Y es que abusaron de mi doctor, le dice. Loca, usted está loca, ello no es verdad. Los años pasan, las cicatrices amparan sus ojos, la soledad es sonido que se cuelga de su garganta, de sus hombros. Y es que abuso de mi doctor, insiste. No, no es verdad, son creencias suyas. No doctor, yo no estoy loca solo que he sido maltratada por lo abominable de la existencia. Me han robado, me han acosado, me han violado y esa fantasía de contárselo a usted , doctor. Loca, usted está loca ¡Loca¡ se evanesce su confianza, su seguridad, su verticalidad. Sus ojos clavados desechos, con el vagar podrido de su vida. Su vida, secuencia de gente malévola que invoca al olvido de su aliento. Loca, usted está loca. Se envuelve en túnicas de irrealidad, una manzana podrida resbala por su espalda, sus piernas son presa del tembló enraizado en la nada, en un vacío que la hace un contingente gélido de esperanza. Loca, te llamas loca.
Cierra los ojos, la memoria bajo su techo la ensucian y bebe agua, mucha agua. Necesita pulgar todo el mar encerrado en su vientre. Se siente débil. Se siente frágil. Se siente caer y por un instante vuela donde un halito de paz converse con sus labios blancos, con su sed. Manos rajadas. Pasos rotos. Cuerpo sentido en el grávido sonido de los tambores. Loca, usted está loca , le dice el doctor. Es un día de invierno. Es un día de sol estridente. Es un día donde los pájaros de alas negras revolotean en su callar. Es un día donde lo valiente se vuelve amargo, desalentado, fatigoso hasta caer en las profundidades de la mudez. Se va. Loca, usted está loca, dice el doctor. No , no, la realidad alcanza un firmamento frío, metálico y como existencia maldita es absorbida por los vapores de la atmósfera que le rodea. Está loca, una lágrima se despereza en sus fosas nasales . Una lágrima observa la realidad de este pueblo, de muchos pueblos. Y todo se vuelve oscuro. Y todo se vuelve brumas por donde ha de andar. Un silencio demoledor oprime sus tendones. Una lágrima vomita todo ese despecho, ese desdén , ese rechazo a su palabra. Y calla la mujer. Y calla la niña. Y calla la humana. Y calla los pájaros de alas negras. Y calla el día, la noche, los soles, las lunas. En fin , las estaciones. Se vuelve y tiene sed, bebe agua. Se erige a su habitación, se mira frente a un espejo. Su rostro desmigajado con los años se ha recompuesto. Su reconditez busca la mano amiga y en el tremor acechante huye, sola. Donde las piedras son desiertos que cuentan del ayer. Ya, mayor, remite esos recuerdos. Mira desde lo lejos todo malestar de su tiempo ido, de su pasado. Deja de mirarse en el espejo y sale a la calle, sola, con la sombra de sus pensamientos. Un arco iris olisquea sus sensaciones. Los pájaros de alas negras cantan…cantan.
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