MONETIZADORES DE LA ESTUPIDEZ
Ser un chalado anticiencia puede llevar a pasearte por radios, televisiones
y streamings porque eres rentable para gente sin un mínimo de ética
periodística.
Imagen del programa 'El Partidazo' de Juanma Castaño.
Si
hace poco escribí sobre lo rentable y la de puertas en medios de comunicación
que te abre ser una persona asquerosa
y esparcidora de odio, hoy me veo obligado a escribir sobre el fenómeno que
hemos presenciado esta semana con ese terraplanista que se pasea por platós
diciendo estupideces que son amplificadas por personas con muy poco amor por el
periodismo y la ciencia, y mucho por el dinero y la visibilidad.
Podría
citar el nombre de este tipo, su carrera, las absurdas barbaridades que ha
dicho, escribir su nombre en el titular, en la url y poner su careto en la foto
que ilustra este artículo, lo cual seguro que provocaría muchos más clicks de
los que va a tener este artículo al no hacerlo. Pero no escribo para señalar a
un tonto, sino a aquellos que ganan dinero dando voz a sus tonterías.
Los antivacunas, terraplanistas y demás personajes han encontrado su lugar en el mundo y frente a las cámaras gracias a lo que voy a llamar los monetizadores de la estupidez
Viendo
como este tipo se pasea por los platós, no he podido evitar el maravilloso
vídeo de nuestros amigos de Cuellilargo sobre los Monetizadores de odio. Ese tipo de
contenidos que polariza a la población, se aprovecha y esparce ese odio
polarizador para obtener un rendimiento económico es uno de los principales
problemas a nivel social que tenemos ahora en todo el planeta. Uno del que los
amos y señores tecnofeudales dueños de las redes sociales de Silicon Valley se
están aprovechando. Lo hacen en lo económico,
pero también en lo político, como hemos visto con el triunfo de Donald Trump.
El problema es que esa misma técnica se expande al mundo de los antivacunas,
terraplanistas y demás personajes que han encontrado su lugar en el mundo y
frente a las cámaras gracias a lo que voy a llamar los monetizadores de la
estupidez.
A
los imbéciles se les tiene que tratar como tal. No se les tiene que preguntar
una y otra vez para que den su show y podamos reírnos. Ni tenemos que ponerlos
delante de científicos a debatir porque los consensos científicos tan lógicos
no son debatibles. Tal y como ocurre con aquellos que esparcen bulos, debatir
con un terraplanista es como jugar al ajedrez con una paloma. Tirará las fichas
con su aleteo, se cagará en el tablero y se paseará con el pecho hinchado como
si hubiera ganado la partida. Lo malo es que, en este mundo inundado de
noticias falsas y odio, es bastante probable que alguien vea a la paloma sacar
pecho mientras tú limpias la mierda del tablero y piense que es la paloma quien
realmente ha ganado el debate. Dejar que las palomas se caguen en nuestros
tableros en programas de máxima audiencia no es periodismo. Eso es utilizar a
un estúpido para ganar dinero.
Jordi Wild sabe de sobra que el odio se monetiza muy
bien y monetizar la estupidez es abrir nuevos nichos de mercado que le
generarán más visitas y, por lo tanto, más dinero
Que
un tipo como Jordi Wild entreviste tomándose en serio a un zumbao con teorías
conspiranoicas que recuerda más al Carlos Jesús aquel al que entrevistaba
Cárdenas es algo que podríamos considerar normal. Porque Wild no es periodista
ni lo pretende ser. De hecho, Wild es al periodismo lo que Cárdenas es al
periodismo. El youtuber es lo que se llama una creador de contenido y su
cometido es sacar el máximo dinero posible de aquellos vídeos que hace. Wild
sabe de sobra que el odio se monetiza muy bien y monetizar la estupidez es
abrir nuevos nichos de mercado que le generarán más visitas y, por lo tanto,
más dinero.
Pero
que haya programas del mainstream de las principales cadenas de
televisión, como Espejo Público de Antena3 o el programa de Ana Rosa en
Telecinco, entrevistando a semejante mamarracho es una vergüenza de primer
grado. Y no me refiero a la vergüenza de escuchar al tipo este, sino de ver
cómo hay canales de televisión que se prestan a dar voz a un mononeuronal por
rascar un poquito de rating de audiencia, unas interacciones en redes de
los cortes extraídos o visitas en su web. No tengo pruebas, pero tampoco dudas,
de que el equipo de Pablo Motos ya habrá contactado con el susodicho para
invitarle a divertirse a El Hormiguero.
Sacar la “polémica” que ha tenido el tonto este con un
tertuliano en el programa de Ana Rosa es carne de click en una sociedad más
interesada por gilipolleces conspiranoicas y beefs absurdos que por los
problemas de la vida real
Igual
de vergonzoso es que el principal medio deportivo de este país, Marca,
propiedad de Unidad Editorial (El Mundo, Expansión), se dedique a publicar
artículos cazaclicks sobre los movimientos televisivos del personajete. Pero
claro, de esos clicks viven estos medios. Con esas “audiencias” tenemos que
competir a la hora de buscar anunciantes, como por ejemplo los institucionales,
los medios que nos dedicamos a hacer buen periodismo. Sacar la “polémica” que
ha tenido el tonto este con un tertuliano en el programa de Ana Rosa es carne
de click en una sociedad más interesada por gilipolleces conspiranoicas y beefs
absurdos que por los problemas de la vida real.
Para
hacer un simple ejercicio de números, he entrado al canal de Youtube del
programa El Partidazo de Cope donde Juanma Castaño entrevistó al
susodicho y abrió la veda de esta semana. Sus últimos programas raramente pasan
de 60.000 visualizaciones, algunos se quedan sobre las 40.000. Muchas de las
entrevistas de su programa que sacan como clip, la categoría de vídeos donde
está la de este señor, no pasan de las 5.000 vistas. El vídeo al que nos
referimos lleva 80.000 visitas (y subiendo) en cinco días. En los últimos dos
meses, el único que vídeo que ha superado al del terraplanista ha sido una
entrevista al campeón del mundo de MMA, Ilia Topuria, en la que insulta a
Cristiano Ronaldo. Todas las demás están por debajo. ¿Entendéis ahora por qué
se le da voz a un imbécil? Luego habría que ver el alcance de sus post y clips
extraídos para redes que se han viralizado, algo que no pienso hacer porque
creo que ha quedado claro con este ejemplo y porque no tengo estómago para
ello.
Los grandes medios están siendo cómplices de este
momento de involución social, científica y humana que estamos viviendo
Todo
este tour mediático es una maldita vergüenza que explica muy bien el momento
anticiencia y antiverdad en el que se encuentra ahora mismo la humanidad. Los
grandes medios están siendo cómplices de este momento de involución social,
científica y humana que estamos viviendo. Todo ello por lo rentable que les
resulta dar voz a este tipo de estúpidos y así, monetizar su estupidez.
Los
que dan voz a chalados y sus discursos anticiencia o no han leído a Goebbels o,
por el contrario, lo han leído mucho y saben (y desean) perfectamente los
efectos que puede tener que este tipo de discursos se extiendan. Si yo tuviera
una gran empresa de esas que se anuncian en estos programas, retiraría de
inmediato mis anuncios para que mi marca no se relacionara con discursos de
chalados. A no ser, claro, que igual que los que entienden perfectamente a
Goebbels, los dueños de esas empresas prefieran consumidores idiotas, idea que
no debemos descartar.
Por
último, y aquí viene la parte autocrítica, creo que nosotros también debemos
dejar de reaccionar e interactuar con este tipo de contenidos. De la misma
forma que a los monetizadores del odio les funciona cabrearnos para que
interactuemos con sus publicaciones y levantar absurdas polémicas, también les
funciona que nosotros nos enzarzemos cada vez que ellos dicen o dan voz a
gilipolleces. Podríais decir que yo mismo estoy pecando de ello con este
artículo. Pero en mi defensa diré que yo estoy señalando a aquellos que ganan
dinero con todo este proceso y no estoy rebatiendo nada a alguien cree que la
Tierra es plana. Porque con un terraplanista no hay nada que hablar ni debatir,
a no ser que seas estúpido o un monetizador de la estupidez.
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