EN ADELANTE, SEÑOR
QUIRÓN
ESTHER PALOMERA
No le llame “defraudador confeso” que
recibirá usted un burofax previo a una querella, llámele como le identifica en
su móvil MAR, que por algo será. Sigan esa pista porque hay quien hoy está
fuera de la política madrileña por preguntar, investigar, averiguar e intentar
parar el chorreo de dinero público que se transfería al gigante de la sanidad
privada sin orden ni concierto. Y aún así han preferido mirar hacia otro lado y
callar.
Si hubiera un mínimo de dignidad y de
decencia, no habría tanto silencio cómplice ni tanta impostura en el PP.
Hay quien hoy está fuera de la política
madrileña por preguntar, investigar, averiguar e intentar parar el chorreo de
dinero público que se transfería a la sanidad privada sin orden ni concierto. Y
aun así han preferido en unos casos mirar hacia otro lado y callar ante el
temor a más represalias y en otros, convertirse en valedores de las
inconfesables conexiones entre políticos, medios y empresarios de la sanidad
privada.
“Alberto Quirón” es como MAR tiene en su móvil guardado el contacto del novio de Ayuso y la anotación mucho más que una mera asociación de ideas es señal de la dimensión del caso que nos ocupa y por el que el Fiscal General del Estado ha acabado siendo investigado por el Supremo.
Por tanto, estimado lector, no le llame
“defraudador confeso” porque aunque el fraude fiscal ha sido reconocido por el
propio defraudador en escrito al Ministerio Público y acreditado por la Agencia
Tributaria, usted puede recibir un burofax del abogado del novio de la
presidenta convocándole a un acto de conciliación previo a una querella.
Ya ha enviado en torno a una veintena a ministros, periodistas y
politólogos.
En adelante, señor Quirón. Así no podrá demandar a nadie porque
si lo hace tendría que llevar también a MAR ante los tribunales de justicia y
no parece que esté por la labor. El jefe del gabinete de su pareja está haciendo más por su defensa que su
propio abogado. Desde un cargo, por cierto,
pagado con los impuestos de los madrileños.
Lo de “Alberto Quirón” es también la constatación de que ahí
está el quid de la cuestión y la pista que el periodismo debería seguir porque
hablamos de miles de millones pagados a este grupo desde la administración regional
durante los últimos tres lustros. Y no sólo desde
la Comunidad de Madrid, porque ahora parece que también el Ayuntamiento de la
capital -cuyo alcalde, José Luis Martínez Almeida, quedaría retratado para los
restos si se hicieran públicos los mensajes que envió a Pablo Casado el día que
denunció el pelotazo del hermano de Ayuso con el cobro de comisiones en la
venta de mascarillas- también está bajo sospecha por beneficiar supuestamente a
la misma empresa.
Lo ha denunciado Más Madrid tras pedir el acceso “a todos
los expedientes de contratación” del Ayuntamiento de Madrid con las empresas
del grupo Quirón, cuyo vínculo con González Amador, investigan desde el pasado
marzo los tribunales. El mismo grupo ya había pedido también en la Asamblea de
Madrid la comparecencia del novio de Ayuso en sede parlamentaria. Y es
que, según Rita Maestre, en un primer análisis sus concejales han encontrado
hasta 17 contratos del Ayuntamiento y sus empresas públicas con el grupo
sanitario por valor de 250.000 euros, “la mayoría de ellos, contratos menores,
sin concurrencia”. Pero la portavoz de Más Madrid ha apuntado a la posible
existencia de más contratos, y “algunos con objetos o contenidos bastante
dudosos”. Sigan esa pista porque la clave de todo está ahí, como demuestra la
última exclusiva de Antonio M. Vélez en elDiario.es en la que destapa que la pareja de Ayuso pagó 77.000 euros a directivos de la empresa que su
jefe en Quirón creó en Panamá.
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