EL VIAJE
DUNIA
SANCHEZ
Estoy aquí, en la nube de Oort , una supernova se expande en mis ojos inconclusos y su creación de un agujero negro me hipnotiza, me atrae como ese saber del más allá de nuestro horizonte, el sistema solar. Voy a viajar a través de él. La sensación es extraña, es como si la presión , la gravedad, la temperatura y mi masa en lo absoluto se comprimiera a punto de estallar, a punto de fulminase en la mortandad. Pero no, lo atravieso, como atraviesan esas vidas desesperadas, angustiadas en el precipicio de un océano desconocido y misterioso que les puede arrebatar la respiración. Estoy aquí, en otro mundo, en otra galaxia, en otra dimensión donde la oscuridad y la luz me apresa. Este mundo es distinto, es mayor que el nuestro, el planeta tierra. Me siento ligera, algo más joven tal vez, con mis huesos repuestos después del tortuoso viaje. Estoy aquí, en la nada, hay vegetación, hay mares. No obstante, ningún indicio de existencia. Miro su cielo, tres lunas coronan su bóveda. Tres lunas que edifican el destino de este planeta vacío. Cuidadosamente y lenta , me integro en él. Camino donde una brisa con olor extraño me lleva. No hallo la vida como me la figuro en mi mente, mi reloj se ha parado, no marca la hora, se quedo en las cinco de la tarde de un invierno del planeta tierra. Me siento , la cura de todas mis emociones viene. Oigo pasos, pero no avisto nada.
Me estarán observando, examinando, estudiando los seres que pueblen este mundo de tres lunas. Me levanto, avanzo y descubro una especie de templo, una edificación cuya estructura concluye que las gentes de este lugar son de una estructura de vida avanzada. Y sigo sintiendo que me observan, que me examinan, que me estudian. Quieta, medito, me entrego a mi yo y razono de no me van a decir nada, que no tornaran alguna forma de comunicarse conmigo. Yo, que he viajado a través de un agujero negro hasta aquí, viviré en soledad, como un animal primitivo que lo sueltan después de estar enjaulado. No se me acercan y lo comprendo. No me aproximaré a sus edificios, a sus construcciones, a sus costumbres, a su forma de ver la vida. Seré , apartada , despechada como hija de un mundo que no más que es polvo estelar y que no avanza. Si, no avanza, el colapso ha llegado a la tierra, no hay combustible y con ello no hay electricidad, las mareas arrasan ciudades enteras, la salud se ha ramificado en la debilidad y es que somos tan frágiles. Y así me quedaré, como náufraga de una isla perdida en la amplitud de las mareas, en esta ocasión del universo, de este eterno universo, donde la eternidad quizá exista aquí. Seré no más que un bicho suelto en medio de este bello lugar y, entonces, una cierta tristeza me embarga. Sí, soy más joven, soy más ágil y no sirve de nada. Los pobladores de esta tierra extraña se apartan, siento alejarse sus pisadas, me dejan. Tendré que subsistir con el agua que corre por sus manantiales, con las raíces y frutos que prenden ante mí, sola. Me pregunto, si ellos sabrán de la existencia de mi planeta, supongo que sí, supongo que no. Pero por mis movimientos y mi fisionomía imaginaran que soy de un arcaico lugar. Estoy aquí, en un sitio extraño, donde la alegría puede verse en sus aguas, cristalinas. Me dejan, ya no escucho nada, quizás, he aterrizado en el lugar equivocado, donde la comunicación se hace esferas insostenibles, enrarecidas por el lugar de donde provengo. Miro sus tres lunas, miro su mañana , me da la impresión de que aquí no oscurece. Amparados por una bella y magnifica vegetación su clima es templado, agradable. La soledad será mi centro. Y si enfermo, qué será de mí. Como cualquier animal seré alarido hasta sanar o fallecer, quien sabe.
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