jueves, 16 de enero de 2025

EL JUEZ AGUIRRE SE JUBILA SIN HONOR

EL JUEZ AGUIRRE SE JUBILA SIN HONOR

Después de que la Audiencia Provincial le haya obligado a cerrar el 'caso Voloh' y a la espera de un posible juicio por prevaricación, Aguirre será recordado como uno de los mejores representantes del lawfare

DIARIO RED

 

El juez Joaquín Aguirre — YouTube 

El Boletín Oficial del Estado ha publicado este miércoles la jubilación del magistrado Joaquín Aguirre, titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona desde 1988. Aunque Aguirre era conocido en la profesión por sus larguísimas instrucciones durante las cuales se dedicaba a abrir incontables ramificaciones basadas en débiles indicios o incluso en elucubraciones —13 años de instrucción en el caso Gran Tibidabo con una cosecha enormemente escasa en condenas o 10 años de instrucción en el caso Macedonia con la absolución final de los principales acusados—, su nombre ha saltado a la arena mediática en los últimos años fundamentalmente por el caso Negreira y por el caso Voloh, también conocido como el caso de 'la trama rusa del procés'.

En el primero de ellos, en el que se investiga un supuesto cohecho que implicaría al Barça y al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, Aguirre cometió varios errores procesales y recibió apercibimientos por parte de sus superiores jerárquicos de la Audiencia Provincial de Barcelona. Después de la cuarta prórroga, la instrucción del caso sigue abierta y tendrá que ser continuada por el juez que lo suceda.

En el caso de la supuesta ' trama rusa del procés', la cosa ha sido todavía peor. En julio de 2024, publicábamos en exclusiva en Diario Red unos audios grabados en sede judicial en los que se escucha al juez Aguirre jactarse de haber provocado la caída de la Ley de Amnistía en su primera votación en el Congreso el día 30 de enero de ese mismo año. "Me dice que ayer lo de la ley de amnistía se tumbó por mí", afirma el juez ante su interlocutor. Efectivamente, el día anterior a la votación parlamentaria Aguirre había hecho público un auto con el que prorrogaba durante seis meses la instrucción de la pieza separada de la 'trama rusa' —a pesar de los repetidos apercibimientos por parte de la Audiencia Provincial conminándole a cerrar la instrucción por no existir indicios nuevos desde hacía más de un año— y abría por primera vez la puerta a la posibilidad de imputar por el delito de traición a Carles Puigdemont y otros líderes independentistas. La clave de la votación fracasada en la carrera de San Jerónimo había sido precisamente el rechazo por parte del PSOE de dos enmiendas de Junts que pretendían incluir los delitos de terrorismo y de traición bajo el paraguas de la amnistía. Al no aceptar los socialistas esta modificación, Junts votó en contra del conjunto de la norma y la hizo caer. El segundo audio que publicamos se grabó en abril de 2024, un par de meses antes de que el juez Aguirre publicara, el 21 de junio de ese mismo año, un nuevo y polémico auto. En él, Aguirre intenta esquivar la orden directa de la Audiencia de Barcelona de cerrar la instrucción de la 'trama rusa' abriendo una nueva pieza separada de la causa Voloh y —ahora sí— ya dando el paso y pidiendo al Tribunal Supremo que impute por un presunto delito de traición a Carles Puigdemont y a otras personas relevantes relacionadas con los acontecimientos en torno al punto álgido del proceso independentista en 2017. Al no estar cubierto el delito de traición en la versión ya definitiva y aprobada de la Ley de Amnistía, si el Supremo decidía finalmente aceptar la petición de Aguirre, las personas imputadas —muy singularmente Carles Puigdemont— no podrían acogerse a la misma y el apoyo de los siete escaños de Junts al gobierno de Sánchez quedaría en el aire. A esto se refiere con toda claridad el juez en el segundo audio publicado por Diario Red: "Claro, es que será la tumba. Si lo será. Al Gobierno le quedan dos telediarios alemanes. Dos. Y ya está. A tomar por culo. Entonces, hay gente que se está situando ya. Ha tomado partido, y el partido soy yo." Aunque, finalmente, la obstrucción para la aplicación de la amnistía a Carles Puigdemont se ha originado como consecuencia de la interpretación particular que ha hecho el Supremo —en contra del espíritu de la ley— sobre los diferentes supuestos del delito de malversación, es un hecho comprobado que Aguirre intentó previamente provocar el mismo resultado utilizando el delito de traición.

Si los audios revelados por Diario Red indican con toda claridad la voluntad política del juez de retorcer el derecho todo lo que haga falta para cumplir con sus objetivos ideológicos, el final del caso no fue menos estruendoso

Si el desarrollo de la larga instrucción que hizo Aguirre del caso Voloh fue especialmente bizarro, llegando a barajar la posibilidad de que los independentistas hubiesen acordado con el gobierno de Putin la llegada de 10.000 soldados rusos para defender la independencia de Catalunya, si los audios revelados indican con toda claridad la voluntad política del juez de retorcer el derecho todo lo que haga falta para cumplir con sus objetivos ideológicos, el final del caso no fue menos estruendoso. Después de no haber encontrado absolutamente ninguna prueba que sustentase sus gravísimas acusaciones, Aguirre fue obligado a cerrar la instrucción con un durísimo auto de la Audiencia Provincial en la que el órgano superior expresa explícitamente que el juez instructor habría incurrido en "fraude de ley" al seguir investigando el caso cuando ya se lo habían prohibido, llevando a cabo una "irregular maniobra procesal".

En estos días, el PSOE no solamente ha planteado limitar las capacidades de la acusación popular durante la instrucción —cuando es evidente que quien toma las principales decisiones es mucho más el juez que Abogados Cristianos o Hazte Oír— sino que, además, ha puesto encima de la mesa la posibilidad de arrebatar la fase de instrucción a los magistrados para entregársela a la fiscalía, como ocurre en muchos países homologables al nuestro. Cuando ya hasta el PSOE tiene que reconocer que los jueces de instrucción en España tienen un poder prácticamente absoluto, no solo porque —a pesar de que no pueden dictar sentencia— sí pueden pasarse décadas enteras obligando a la gente a contestar a sus preguntas aunque no hayan cometido ningún delito u ordenar la incautación de documentos privados y comunicaciones, sino que además lo hacen siendo perfectamente conscientes de que todo ello tiene un impacto mediático que arroja irreparables dudas sobre la reputación pública de las personas y los partidos, cuando hasta el partido alfa del régimen del 78 tiene que reconocer que esto es así e incluso proponer reformas legislativas para reducir la capacidad de maniobra de los todopoderosos instructores, conviene repasar la trayectoria de Aguirre y prestar especial atención a su triste final.

Después de tantísimos ejemplos de jueces activistas que retuercen el derecho para hacer política, no podemos evitar preguntarnos cuál es su motivación

Después de tantísimos ejemplos de jueces activistas que retuercen el derecho para hacer política, no podemos evitar preguntarnos cuál es su motivación. Por supuesto, es posible que algunos de ellos, como por ejemplo Juan José Escalonilla, esperen ser ascendidos después de los servicios prestados. En el caso del instructor del infame 'caso Neurona', el ascenso se ha producido a la Audiencia Provincial de Madrid. También cabe imaginar que algunos de ellos estén esperando los beneficios económicos que se puedan derivar de su colaboración con la agenda de determinados sectores políticos, bien en forma de cursos y conferencias muy bien pagadas, bien en forma de destinos con altísima remuneración como los que disfrutó durante años el juez García Castellón en Roma y en París. Pero tampoco es del todo descartable que algunas de estas personas actúen así por un motivo mucho más prosaico: para alimentar su ego, para dejar a la posteridad un relato de su operativa que los dibuje como luchadores implacables, como héroes sin capa, ante un determinado sector de la población. Si uno atiende a los panegíricos que la derecha mediática muchas veces dedica a elogiarlos y uno comprende mínimamente cómo funciona la vanidad humana, esta motivación entra desde luego dentro de lo posible. En el caso del juez Aguirre, además, sabemos que proporcionó una entrevista a Jordi Évole en la que enseñó varias cajas de uno de los casos que estaba instruyendo, o que dio varias entrevistas a la televisión alemana precisamente para hablar del caso Voloh.

Tras su jubilación, todavía pesa sobre él la amenaza de ser juzgado por prevaricación precisamente por su operativa en esta última instrucción. Somos perfectamente conscientes de que es enormemente improbable que un magistrado sea condenado por prevaricación por sus colegas incluso aunque haya llevado al cabo todos los hechos que se incluyen en la tipificación del delito. Pero, si la 'justicia' judicial no llega, al menos nos podemos consolar con la justicia poética. Si Aguirre pretendía que lo recordasen como un magistrado riguroso, eficaz y valiente, tendrá que vivir sus últimos años en el deshonor. Como nosotros sí somos buenas personas, esperamos que, a pesar de todo el daño hecho, pueda vivir una jubilación relativamente feliz, algo que solamente será posible si se abstiene de buscar su nombre en Google.

 

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