lunes, 31 de agosto de 2015

LA MATANZA PARA-ESTATAL EN MAPIRIPAN: “ESTO NO SE LO DESEO A NADIE”



LA MATANZA PARA-ESTATAL EN MAPIRIPAN: “ESTO NO SE LO DESEO A NADIE”
ANNACOL

La Alianza Para-Estatal asesinó más de 50 civiles en Mapiripan.

Entre el 14 y el 20 de julio de 1997 cerca de 120 hombres de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu, asesinaron a cerca de medio centenar de personas en el municipio de Mapiripán, Meta. Durante una semana los paramilitares amedrentaron a la comunidad  con torturas, asesinatos e intimidaciones  que terminaron  desplazando a cerca del 70 por ciento de los pobladores. La esposa de una de las víctimas cuenta cómo vivió estos atroces hechos y su desplazamiento luego de la masacre.
“Yo llegué a Mapiripán en el año 86. En el pueblo se movía mucho la coca en ese tiempo, pero a mi esposo no le gustaba trabajar con eso, entonces cultivábamos maíz en las fincas vecinas. A él le gustaba mucho la agricultura, pero nos fue mal y  luego de unos años se consiguió un puesto en el aeropuerto. Después, se convirtió en el fotógrafo del pueblo y en nuestra vereda lo empezaron a ver como un líder, orientaba a las personas en que tenían qué hacer, a dónde tenían que ir y así.

Yo tenía una miscelánea en la casa donde vivíamos, estábamos bien, teníamos cinco hijos y nunca nos faltó nada. Mientras vivimos en el pueblo nunca nos amenazaron, Mapiripán era un sitio controlado por la guerrilla, entonces uno evitaba meterse en problemas.

En la madrugada del 15 de julio, un martes del año 97, llegaron unos tipos armados al pueblo y digamos que secuestraron a toda la comunidad porque eran ellos quienes mandaban, quienes nos daban las órdenes para salir o para hacer cualquier cosa. La luz la apagaban a las ocho de la noche y la gente dejó de salir por el miedo.

Por esos días, mi esposo salía a trabajar como de costumbre y cuando volvía le preguntaba si había llegado el Ejército pero nadie sabía nada. Luego, nos enteramos que los tipos armados eran paramilitares de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá y el pueblo entró en  pánico.

A mi esposo lo mataron el 19 de julio cuando los paramilitares seguían controlando todo. La gente dice que ellos llegaron con lista en mano, pero igual me dijeron que mi esposo no estaba en ninguna lista, que eso lo ordenaron el mismo día en que lo mataron. Llegaron a las 9:15 de la noche, tocaron la puerta, esculcaron toda mi casa y de ahí se lo llevaron amarrado. Desde ese momento no supe más nada sobre él hasta el otro día que me dijeron que lo habían asesinado. Esa noche no pude dormir, eso no se lo deseo a nadie.

El 20 de julio lo enterramos como pudimos, no hubo quien hiciera el levantamiento. Al otro día nos recogió la Cruz Roja y nos botó en el aeropuerto como quien dice: ‘defiéndanse como puedan’. Eso fue un éxodo, más o menos salimos como 60 familias y de ahí para acá comenzó mi odisea.

En ese momento llegué a la casa de unos conocidos míos de Villavicencio con tres familias más, vivíamos apretados. Empezamos a asistir a la Pastoral Social y ellos nos trabajaron sicológicamente, nos hicieron capacitaciones, nos dijeron cuáles eran nuestros derechos como desplazados, cómo protegernos y cómo cuidarnos, porque vivíamos como en zozobra. Me tocó empezar a trabajar y a dejar a mis hijos solos. Nos dividimos, me tocó mandar a dos de mis hijas para otro pueblo y quedarme con los otros acá. Desde entonces nada ha podido encajar y mi familia, se destruyó completamente.

Me tocó lo que nunca me había tocado hacer. Empecé a vender empanadas en la calle, a lavar ropa, a trabajar en casas de familia y terminé trabajando en una fábrica de arepas. Como mi casa había quedado abandonada caí en la trampa y me apuré a venderla, y ahorita ese es el problema que tengo con la restitución de tierras. Ellos dicen que las vendimos y no podemos recuperarlas, pero ellos no tienen en cuenta el contexto y el por qué la persona la vendió. “Usted vendió porque quiso” le dicen a uno, pero no, cuando yo la vendí no tenía con qué comer y mi hijo, que estaba enfermo de meningitis, necesitaba medicinas.

A mí la Red de Solidaridad me dio una plata y con eso compré un lote, lo arreglé como pude pero no me alcanzó para terminarlo, solo le puse techo y lo encerré y ahí me metí con mis hijos. Después de eso demandamos  al Estado pero fue por la Corte Interamericana que nos llegó una indemnización.

Toda la comunidad fue perjudicada, hubo personas que se quedaron allá, yo no sé cómo hacen, son tremendos, yo por eso los admiro. Porque no solo fue eso, después sucedieron otras cosas.

Después de la masacre he ido a Mapiripán dos veces, una fue entrada  por salida hace mucho tiempo y el año pasado regresé. En este momento dos de mis hijas están casadas, la otra vive conmigo y está estudiando contabilidad. De mis hijos uno está estudiando sistemas en el Sena y el niño que estaba enfermo falleció a la edad de 17 años. Abrí un local y volví a colocar mi miscelánea, con eso me defiendo. Compré una casa con lo que me dio el Estado y ahora estoy terminando el bachillerato”.

La victima que sobrevivió a esta masacre, relató su historia al proyecto Rutas del Conflicto en agosto de 2014. No se publica el nombre de la protagonista de la historia por razones de seguridad.

Yo sobreviví al conflicto es un proyecto de periodismo testimonial y participativo que le da continuidad a las Rutas del Conflicto, proyecto de Verdad Abierta y el Centro Nacional de Memoria Histórica, y que busca que las víctimas cuenten su propia historia sobre hechos poco visibles. Usted puede mandar su testimonio a Tu memoria cuenta www.rutasdelconflicto.com o al correo Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.”verdadabierta@gmail.com>

Haga clic para conocer más de esta masacre
 

CANSADA.....por DUNIA SÁNCHEZ



CANSADA.....
DUNIA SÁNCHEZ


Cansada. Sí, estar cansada bajo la insolencia de tu mirada. Con el coqueteo de agujas ardientes en tus manos. Es que no ves. Hoy visto de rojo. Sí, de ese carmín intenso que se escapa por mi barbilla cuando tu, con tu puño de navajas, atraviesa mis carnes. Cansada, de volar bajo la influencia de una luna desconocida solo lo que tú digas. Sí, tú, amo y señor del miedo. Cansadas, decrecimiento de la persona, de su esencia. Y por fin la muerte. Mírame. Estoy muerta. Mi rostro ensangrentado sin ojos, mis manos impotentes. Ahora si….ahora me dejas ir. Gracias por esta vida mierda. Elevaré anclas y navegaré por el inmenso océano hasta no que no quede nada de mí, hasta que no haya rastros de ti. Adiós…y me embarco…ahí está ese velero que me llevará lejos, muy lejos ¡Que serena está la mar¡ Ahora yazco aquí en esta barca moribunda, sedienta, rota, sumergida en un mundo de algas y caracolas. Aquí, con mi vestido rojo, cansada. Que es lo que se ve en el horizonte…una especie de isla. Delfines y ballenas me acompañan me llevan….me llevan hasta allí. Hola mujer caída de las rompientes noches del pánico, aquí estás, en este islote de cristal donde nada más podrá dañarte. Vienes de un mundo raro, de una tierra donde los hombres son arma letales cuando su crecer y crecer es aberrante. Ahora estás aquí, con nosotras. Podrás reponerte y trepar donde los sueños azules, verdes den armonía a tu vida. Mira, mira tras el cristal. Allá, a lo lejos, las secuelas de la maldad, de la violencia. Si lo tocas sentirás el temblor, el temblor de un ser autodestructivo, destructivo…un infeliz. Pero olvidémonos ahora de eso. Deja su rostro en el tras esa barrera. Aquí no puede llegar  ¿Quiénes sois? ¿Por qué estoy aquí? Debería estar bajo tierra, si bajo tierra con mi traje rojo, con mi rostro ensangrentado. No, no mujer. Luce tu lado más bello y arrímate a esta hoguera que te dará calor. Un calor que te devolverá a la vida, a la vida…Esa otra vida que te pertenece, en que tu eres vertical y dominio de tus sentidos, de tu ser ¡Arriba mujer¡ Cantemos y bailemos en honor de las que se han ido. Nosotras. Sí, nosotras. Cantemos y bailemos por aquellas que aún quedan. Ellas. Sí, ellas. Que la valentía se asome y huyan…huyan donde la maza de la muerte, del dolor no pueda alcanzarlas ¡Arriba mujer¡ Cantemos y bailemos por aquellas que están por llegar, ni una más.
 

SI EVITA VIVIERA




SI EVITA VIVIERA
POR: EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO RIOPLATENSE


El irresponsable y degradante comentario del candidato oficialista, Daniel Scioli, intentando torpemente (su habitual estilo), minimizar un acto de barbarie evidente, silenciar la represión que sufrieron, los ciudadanos tucumanos el 24 de agosto de 2015, en la Plaza Independencia, declarando su indignación, ante un presunto fraude en las elecciones celebradas dicho día, en Tucumán, deja en claro la nula vocación democrática del candidato y del gobierno que representa.

“Si Evita viviera”, frase que según pasaron los años, se sigue escribiendo en muros y paredes de las más diversas regiones de Argentina, una frase que proyectada en “acto de vida”, de esta mujer-personaje, que supera, su mera relación con los hechos históricos, taparía la boca del motonauta y lo llamaría a reflexionar, acerca de renunciar a su candidatura a presidente de la Argentina… sin dudarlo lo haría extensivo a los “otros” candidatos, los del discurso homónimo, ¿o es que algo ha muerto?.

Candidatura, para que la cual no está capacitado, ni en bagaje de idoneidad-conocimiento-responsabilidad, ni en la sensibilidad, que lo haría sentir y pensar al pueblo, no como algo lejano e intangible, sino como la voz que clama, sin ser oída, ni tenida en cuenta… solo el imaginario popular, un relato casi imaginario, para este inocultable oportunista y funcional a los intereses, de vaya a saber quién… conforma el guión de un film que se está escribiendo, del cual somos actores y espectadores.

“Argentina, hoy llora”, por una historia perdida, en su carácter de ciencia objetiva, comprobable, para adquirir el carácter de discurso: un nuevo tipo de relato cercano a la escritura de ficciones, aplicable a las oportunistas informaciones del aparato de medios, que opera dibujando una realidad inversa.

Frente a la imposición del olvido y a la reconciliación amnésica del relato del poder, muchas de los mejores escritos de los últimos años, en Argentina, ejercieron una obstinada interrogación sobre la historia nacional y una polémica, en ciernes, cuando se silenciaba la voz de quienes clamaban con el relato histórico, no ficcionalizado: los memoriosos.

Juicios y parcialidades, víctimas a cada instante de sus repugnancias y fantasmas, a los que convocan, estos candidatos-actores-funcionarios, arriesgan a torcer la proa de una historia, la argentina, ya de por si degradada, en su ficcionalización, en “la sombra de una grotesca representación”, donde “ellos”, asumen roles de virtuosidad, simulada, deplorando toda señal de dar sitial de honor a la ética y la virtud.

Tendrán alguna idea, estos candidatos, que, el núcleo sustancial y esencial del“drama argentino”, es construir desde la educación una cultura de excelencia, desde la universidad, los colegios públicos y centros culturales, reflejados en un profesorado que garantice idoneidad, capacidad y rigurosidad, ante la emergencia del instante, a un estudiantado dinámico y con ánimos de sentar las bases de una política de autodeterminación y emancipación cultural.

¿Con qué finalidad nos presentan a estos candidatos, enviados del olimpo financiero? Deviene lo anterior en una cobarde y oportunista intolerancia frente a cualquier manifestación original, en todas las expresiones que conforman la cultura o del disentimiento crítico sustentable, con apoyo teórico idóneo que representa el “peligro” de una discusión seria al volver a poner en juego algunos valores, revolucionando, en giro de 180º, al estado de las cosas.

La revolución no es únicamente una transformación de las estructuras sociales, de las instituciones del régimen, cómo se proclama a diario por la maquinaria oficial propagandística del gobierno y del slogan “cambiemos”, del “otro” candidato; es además una profunda y radical transformación de los hombres, de su conciencia, costumbres, valores y hábitos, de sus relaciones sociales.

La base fundamental del Hombre Nuevo, meditada por el heroico “Che Guevara, es la educación. Es allí, donde se va a lograr el cambio de conciencia, ideológicamente hablando. De esta manera, se irá formando esa nueva generación, que crecerá, con un amor ferviente característico de un buen revolucionario; encontrando la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana una actitud heroica-solidaria y fraterna…  Un frente “hasta la victoria siempre”, se logrará con genuinos revolucionarios, con muy definidos fines y precisos sentimientos; para así realizar un caudal de acciones y hechos concretos orientados hacia un solo objetivo, lograr modificar el estado de las cosas del sistema imperante, que ha convertido las revoluciones en un sueño, sin revolucionarios.