UNA CUESTIÓN
INQUIETANTE
ÁNGELES MAESTRO.
En
el marco de una gran crisis general del capitalismo la economía de la UE se
está hundiendo, sobre todo la de los países centrales, Francia y Alemania. La
debacle afecta sobre todo a la industria, columna vertebral de su poder
económico y comercial.
Además
de la crisis, han existido factores políticos; es decir, decisiones tomadas por
los gobiernos europeos que han precipitado su desplome. Tales son:
- La primera en el tiempo y más trascendental fue
la voladura del gasoducto Nord Stream, que les privó del acceso al gas
ruso, barato y de gran calidad, y les obligó a comprar el de EE.UU
procedente del fracking, 40% más caro y con muchas impurezas. No se sabe
quien realizó el sabotaje, pero no cabe duda de que la orden salió de los
despachos de la OTAN. A ello se sumaron las sanciones contra Rusia y
China, que estos países supieron superar, pero que han actuado como un
boomerang contra la UE.
- La políticas “verdes” que han hundido a la
pequeña y mediana empresa, incapaz de aplicarlas y competir. Estas
políticas se han desmoronado como un castillo de naipes y han durado lo
que el festín de los fondos Next Generation, dinero público que pagamos
como deuda, y que ha ido a parar a manos de las grandes multinacionales de
la energía.
- Los altos tipos de interés aplicados por el BCE,
para combatir la inflación, dicen. Una inflación creada por sus políticas
monetarias.
Estas
políticas fueron impulsadas desde EE.UU por el Partido Demócrata y los
intereses económicos a los que representa, y ejecutadas con docilidad y
entusiasmo por los gobiernos europeos, brazos ejecutores del asesinato
económico de sus países.
Sin
que sepamos si estos servicios se han prestado gratis o no, se puede concluir
que EE.UU ha culminado su estrategia política con respecto a Europa diseñada
después de la II Guerra Mundial y llevada a cabo mediante el Plan Marshall y la
OTAN: su sometimiento económico y militar y su desconexión con Rusia.
La
administración republicana llega, pues, a la Casa Blanca con las tareas
cumplidas, de forma que Trump, enfrentado a su propia crisis económica, define
sus objetivos imperialistas en el continente americano, para a continuación
plantear que Europa y la OTAN no le interesan gran cosa y que si la UE quiere
una guerra con Rusia, que se la pague.
Desde
hace un tiempo es evidente que la Comisión Europea está intentando gobernar el
desastre económico y la descomposición política con la amenaza de guerra con
Rusia y la ingente financiación de la industria armamentística europea, también
en manos de Black Rock y otros fondos de EE.UU. Los grandes medios repiten como
loros las declaraciones del secretario general de la OTAN, llamando a destinar fondos
de sanidad y pensiones a armamento, de la ministra Robles exhortando a la
economía de guerra o de Van der Leyen proponiendo emitir 500.000 millones de
euros de deuda pública en 10 años para financiar la industria militar.
La
cuestión inquietante es la siguiente. La devastación económica de la UE, sin
horizonte alguno de salida; la ausencia de proyecto político; el hundimiento de
su sistema colonial, la expulsión de Francia de África es el mejor ejemplo; la
carencia de materias primas y recursos naturales; y, sobre todo, el
empobrecimiento masivo de sus pueblos y el riesgo siempre acechante de
revolución; ¿no colocan a las élites imperialistas europeas ante una situación
semejante a la de la Alemania de entreguerras, y les avoca a apostar como única
opción por la economía de guerra, y en definitiva, a la guerra?.
No
aludo al desarrollo del fascismo, por evidente, y por falta de espacio.
La
única respuesta positiva al enigma es también otra pregunta: ¿lograremos saber
que quienes hunden nuestras condiciones de vida y quienes están detrás de todas
las guerras – nuestros verdaderos enemigos – no están a miles de
kilómetros, sino que se sientan en los consejos de ministros y en los lujosos
despachos de los fondos de inversión, de los bancos y de las multinacionales?.
- Articulo escrito para NHU Latina, Carabanchel,
Embajadores.
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