AUSCHWITZ Y GAZA
POR PABLO JOFRÉ LEAL
La
influencia de la comunidad sionista internacional, y donde la chilena no es la
excepción, referida a los medios de información es permanente, fundamentalmente
para dar cuenta de su particular y totalitaria visión de mundo.
Su narrativa, desinformadora y manipuladora suele ser su impronta más relevante y que en el aniversario número 80 de la liberación de Auschwitz a manos del ejército rojo soviético, ha servido para destacar sus muy peculiares perspectivas y ocultar aquellas que la condenan. Un sionismo que continuamente apela a ciertos conceptos con que suele encubrir la historia, la de su amada entidad israelí y con ello tratar de acallar las voces de denuncia frente a los crímenes que comete el régimen nacionalsionista contra los pueblos de Asia occidental en general y que, en forma más específica, lleva a cabo hace 77 años contra el pueblo palestino a quien ocupa, coloniza y extermina.
El
tema del holocausto le ha servido al sionismo para consolidar su estructura
como entidad internacional, en 80 años ya, como también a sus franquicias
denominadas comunidades en gran parte del mundo. No sólo para generar un punto
de vista de victimismo perpetuo, sino también para eludir sus propias
responsabilidades en el ámbito de los crímenes que ese ente israelí ha cometido
desde el momento mismo de su nacimiento en mayo del año 1948 y que en muchos
aspectos se asimila a los crímenes llevados a cabo por el Tercer Reich alemán.
Desde
mi parte no existe «pero» alguno, ni menos oposición, para condenar los
crímenes del nacionalsocialismo alemán llevados a cabo contra millones de seres
humanos: soviéticos, gitanos europeos de creencia judía, personas con diversas
discapacidades y diversidades, prisioneros de guerra y políticos, entre otros.
No existe justificación alguna en la condena más firme contra esa ideología
racista, segregacionista, genocida y donde parte de sus responsables políticos
y militares fueron condenados a diversas penas en el llamado Juicio de
Nuremberg. Es lo que correspondía, el combate frontal contra una entidad cuya
misión fundacional era ampliar su “espacio vital” arrasar países y exterminar a
la población considerada inferior.
La
voz del sionismo en Chile
La
Sra. Ariela Agosin, presidenta de la Comunidad Judía de Chile (CJCH) nos dice
en un inserto publicado en la página de la radio Cooperativa respecto a la
importante conmemoración de la liberación de aquel campo de exterminio
nazi, “El 80 aniversario de la liberación de Auschwitz, no sólo es
un recordatorio de los horrores del Holocausto, sino también
una oportunidad para reflexionar sobre cómo construimos una sociedad que
erradique el odio y promueva la inclusión. Es vital que esta conmemoración sea
más que un ejercicio de memoria; debe ser un llamado a la acción, un
compromiso real con las políticas públicas que prevengan la discriminación en
todas sus formas” (1)
Como
no voy a estar de acuerdo con estas ideas expresadas por la presidenta de la
comunidad de intereses israelíes en Chile, claro que sí. Las tomo como propias,
pues el recordar los horrores del nazismo debe movernos al respeto por la vida
humana y a exigir que prácticas criminales como las ejercidas por el Tercer
Reich no sean repetidas, que no exista razón alguna para considerar a otros
como subhumanos, bestias, ratas, que deben ser exterminadas ya sea porque lo
avala cierta visión de mundo o la interpretación de determinada creencia
religiosa.
Incluyendo
a ciertos sectores extremistas de una sociedad que avala e incitan el genocidio
con la idea de concretar determinados objetivos geopolíticos, como es el
denominado Gran Israel, por ejemplo. Esto, a través de las voces de ministros
del gobierno israelí como Itamar Ben Gvir, Bezalel Smotrich, militares como el
ex ministro de defensa Yoav Gallant sobre quien se ha emitido, junto al primer
ministro Benjamín Netanyahu, una orden internacional de captura por parte de la
Corte Penal internacional. O las palabras de la ex diputada y ex ministra del
interior y de justicia Ayelet Shaked, que llamaba a asesinar a las madres de
palestinos y aquellas embarazadas por llevar serpientes en su vientre (2)
Los
80 años de la liberación de Auschwitz nos presenta un acontecimiento
absolutamente impresentable como es el hecho que, para conmemorar este hecho,
donde tantos seres humanos sufrieron el horror de los que denominaban la raza,
no fue invitado el gobierno ruso que, con su antecedente, el ejército rojo
permitió que no se siguiera martirizando a miles de seres humanos. No estuvo
presente porque el odio también tiene su expresión en ese occidente que ha
hecho de la rusofobia, la islamofobia entre otras aversiones su leit motiv en
materia de relaciones internacionales. La memoria es perenne y ella nos dice
que no se puede conmemorar algo dejando fuera a parte importante de quienes
sirvieron a una causa justa.
La
Sra. Agosin y sus palabras del recuerdo nos dice que “Auschwitz fue
el mayor campo de concentración y exterminio nazi durante la Segunda Guerra
Mundial, ubicado en la Polonia ocupada por los alemanes. Entre 1940 y 1945, más
de 1,1 millones de personas fueron asesinadas en este lugar, la gran mayoría
judíos, pero también gitanos, prisioneros políticos, personas con
discapacidades y otros grupos perseguidos por el régimen nazi. Auschwitz
simboliza el extremo del odio institucionalizado, pero también cómo la
indiferencia y el silencio de muchos contribuyeron a esta tragedia sin
precedentes en la historia”.
Así
es Sra. Agosín, el campo de concentración de Auschwitz es un símbolo de
oprobio, el distintivo del horror expresado en un Estado como el alemán y su
gobierno nacionalsocialista donde, además, la indiferencia de la sociedad
alemana y su silencio cómplice permitió la consolidación del espanto. No puedo
estar más de acuerdo con la presidenta de la CHCH: Auschwitz es un símbolo de
un régimen genocida.
Gaza
tomó el relevo
Auschwitz
es el emblema, la creación distintiva de un ente criminal como el Tercer Reich,
como lo es hoy el régimen nacionalsionista presidido por Benjamín Netanyahu,
que junto a su gabinete de extremistas ha convertido a la Franja de Gaza en un
enclave de desolación y muerte. En el cementerio y campo de concentración a
cielo abierto más grande, principalmente para mujeres y niños.
Un
campo de concentración de 360 kilómetros cuadrados donde las formas más
horrendas de exterminio se han dado cita: bombardeos indiscriminados,
destrucción de escuelas, universidades, hospitales, casas, infraestructura,
mezquitas, iglesias cristianas. Incluso campamentos improvisados, todo ha sido
blanco de bombas proporcionadas por sus aliados estadounidenses y alemanes. Uso
de fósforo blanco que quema hasta llegar a los huesos. 47 mil asesinados, 125
mil heridos, miles de mutilados, miles de palestinos que yacen bajo los
escombros. Si consideramos las cifras dadas por la revista Médica británica The
Lancet, los muertos se elevan a 200 mil (3) lo que
significa que el 8% de la población de Gaza ha sido exterminada por la expresión
del neonazismo del siglo XXI.
Un
campo de exterminio donde el pueblo palestino es considerado como bestias,
subhumanos, a los cuales se les considera como seres desprovistos de derechos,
a los cuales se les asesina impunemente. Un campo de experimentación de armas,
que sirve para la industria de exportación de instrumentos de guerra por parte
del ente israelí. Un territorio como Gaza donde se denigra hombres y mujeres,
donde se les desnuda y hasta sodomizaba a prisioneros por sus captores. Una región
donde los francotiradores sionistas juegan al tiro al blanco, donde gozan
subiendo a las redes sociales la destrucción de viviendas o exhibiendo a los
combatientes palestinos muertos encima de los vehículos militares, donde lanzan
desde las alturas a los asesinados. Un escenario de escarnio y brutalidad. El
odio institucionalizado y avalado por la sociedad israelí y las comunidades
judías del mundo.
La
Sra. Agosín en su escrito nos vuelve a sombrar con su claridad argumentativa y
afirma que, “El Holocausto no comenzó con las cámaras de gas, sino
con propaganda escrita y visual, mentiras, prejuicios y discursos que
deshumanizaron a una comunidad entera. La indiferencia de las personas y
la inacción de los gobiernos jugaron un rol clave en permitir que esas
imágenes caricaturescas y palabras se transformaran en políticas de exterminio.
Hoy, 80 años después, nos enfrentamos a una pregunta urgente: ¿hemos aprendido
lo suficiente para que esto nunca más vuelva a suceder? Lamentablemente la
respuesta es no”.
Qué
puedo refutarle Sra. Agosin frente a tanta iluminación narrativa. Nuevamente
concordamos y tomo sus palabras para sostener que el genocidio del pueblo
palestino no comenzó el 7 de octubre del año 2023 tras la operación de
resistencia justa, necesaria y legal de los combatientes palestinos. Su
antecedente se pierde incluso antes que su admirada entidad israelí hubiese
nacido el 14 de mayo de 1948. Con el Plan Dalet, por ejemplo, destinado a
implementar la conjugación de expulsión y exterminio, falsificación e
invisibilización de la historia palestina. Cuando aún no se llamaban Israel, el
sionismo y sus grupos terroristas asesinaban a diestra y siniestra a hombres y
mujeres palestinos, sembrando el terror.
En
Deir Yassim, el odio se expresó en toda su dimensión. Al Nakba (catástrofe en
árabe), representó el incremento de la destrucción de aldeas y pueblos
palestinos, en la ocupación de sus territorios, en el despojo de sus riquezas
naturales. Un proceso de expolio y crimen que no ha cesado en siete décadas, con
la consolidación de la ocupación y creación de asentamientos en Cisjordania, en
el bloqueo brutal de Gaza desde el año 2006. En las decenas de miles de
asesinatos en las Intifadas y las agresiones contra el territorio palestino,
tanto en gaza como en Cisjordania.
Años
de deshumanización del pueblo palestino a manos de la sociedad israelí con
imágenes caricaturescas, con la banalización de su forma de vida y creencias,
con el incremento del racismo y la inacción de la mal llamada comunidad
internacional, que ha permitido que la sociedad sionista y sus líderes
políticos y militares lleven décadas de genocidio. Después de 77 años de
crímenes contra palestina nos enfrentamos, efectivamente, a una pregunta
urgente: ¿Hemos aprendido lo suficiente para que los crímenes contra el pueblo
palestino no vuelvan a suceder?
Lamentablemente
Sra. Agosín su interrogante tiene una respuesta única: No, no hemos aprendido
nada. Y menos ustedes, los defensores del régimen israelí, que a pesar de tener
en la memoria esos crímenes del Tercer Reich y utilizarlos profusamente, su
Israel lo repite día a día contra el pueblo palestino. Ustedes como CJCh suelen
hacer llamados al gobierno chileno para impulsar sus intereses. Permítame hacer
uno: llamo al gobierno del presidente Gabriel Boric a promover la defensa del
pueblo palestino, a luchar por concretar el camino de su autodeterminación, al
mismo tiempo de exigir justicia y reparación. Castigo a los culpables políticos
y militares, a los que han incitado el odio y los llamados a genocidio. Romper
relaciones con la entidad genocida israelí, expulsar al embajador de Israel en
Chile. Suspender todo tipo de acuerdos económicos, militares, de asistencia
policial, de seguridad, de impedir que chilenos sirvan en el ejército sionista
y por tanto se hagan cómplices activos de crímenes de guerra y lesa humanidad.
Igualmente
hago un llamado para castigar en forma simbólica a quienes de alguna forma osan
sostener y defender, por ejemplo, ideas pronunciadas por la ucraniana Golda
Mabovich – conocida como Golda Meir – al justificar los crímenes contra el
pueblo palestino del cual sostiene que no existe un país llamado así. Una idea
despreciable de Mabovich replicada por la periodista chilena, declarada
ferviente sionista, Patricia Politzer Kerekes: “Podemos perdonar a
los árabes por matar a nuestros hijos. No podemos perdonarlos por obligarnos a
matar a sus hijos. Solo tendremos paz con los árabes cuando amen a sus hijos
más de lo que nos odian a nosotros”. (4)
Idea
que al ser mencionada en una columna de opinión señalé que no deseaba comentar
esta cita vulgar que muestra la irracionalidad y la estupidez del sionismo, el
oído parido y enajenado que sienten contra los Goyim – los no judíos – y en
especial contra el pueblo semita palestino. Al leer la columna de la Sra. Politzer
Kerekes no siento tristeza, ni pena, ni me asombra lo que dice esta mujer
defensora del régimen criminal nacionalsionista israelí. Lo que siento es
un profundo desprecio, como lo siento con todos aquellos (as) que justifican
los crímenes cometidos por Israel, bajo el intríngulis argumentativo aprendido
en su curso de Hasbará.
Efectivamente
hay que avanzar en sancionar los discursos de incitación al odio, como afirma
la Sra. Agosin, siempre tan llana a declarar su amor por el diálogo y condenar
las expresiones que le parecen un peligro para la convivencia; pero no decir
absolutamente nada frente a los cientos de miles de asesinatos cometidos por el
gobierno israelí al que tanto defiende. Esa conducta nos lleva a dar piso en
manifestar nuestro absoluto rechazo a quienes “creen que
deshumanizar, insultar y actuar en base a prejuicios es aceptable”.
Notas:
2. «Tienen que morir y sus casas deben
ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar
manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas
fallecidos…Detrás de cada terrorista hay decenas de hombres y mujeres sin los
cuales no podría atentar. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá
sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al
infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos…”
Refiriéndose a las mujeres palestinas Shaked añadió: «Deberían desaparecer
junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario,
criarán más pequeñas serpientes». https://www.huffingtonpost.es/2015/05/09/ministra-israeli-madres-palestinas_n_7248828.html
3. https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(24)01169-3/fulltext
4. https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/columnas/2024/10/07/sin-palabras/
Articulo
para Hispantv. Permitida su reproducción citando la fuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario