BACANAL 'TRUMPISTA'
CON ABASCAL AL FONDO
POR ANA
PARDO DE VERA
El presidente
electo de EE.UU., Donald Trump (d), y el líder de Vox,
Santiago Abascal, en una imagen de archivo.VOX
Se
empeñan los simpatizantes de Trump en España -siempre demasiados- en señalar a Pedro
Sánchez como un pobre hombre (en gallego decimos un miñaxoia) al que
el presidente reelecto de EEUU no ha invitado a su toma de posesión.
Efectivamente, todo es cuestión de perspectiva, y aunque el homólogo de
Trump en España es el rey y jefe de Estado, Felipe VI, a este nadie le echa
en cara que el republicano (o lo que sea) no cuente con él en sus fastos para
volver a la Casa Blanca.
Para una pobre defensora de la democracia, como esta plumilla, en realidad, el mérito reside en que Trump no te invite a su toma de posesión seguido del rechazo a asistir pese a disponer de esa especie de pase VIP para antidemocrátas. Si Santiago Abascal, presidente del ultraderechista Vox, está que no duerme de ilusión con su invitación a Washington, ¿por qué razón habrían de querer Sánchez o, incluso, Felipe VI; Gustavo Petro, presidente de Colombia, o Claudia Sheinbaum, ídem de México, recibir semejante encomienda, la cual tampoco les ha llegado? ¿Compartir bancada con Abascal -que encima acude como presidente del grupo europeo de extrema derecha Patriots for Europe-, Meloni, Orbán, Bukele o Milei es ahora un privilegio?
Hasta
el presidente chino Xi Jinping, que de demócrata no tiene un pelo pero
de tonto tampoco, ha declinado la invitación. También lo ha hecho el genocida Netanyahu,
es verdad, pero por razones distintas, pues el primer ministro de Israel sigue
rascándose la ropa para limpiar las costras de sangre de tantos inocentes
masacrados por él con una apariencia de alto el fuego que nadie se cree.
¿De
verdad cree la ultraderecha que la asistencia a una bacanal trumpista es el
colmo del reconocimiento para cualquier político que se precie? No, la bacanal
trumpista es exactamente lo que parece, porque, en la línea que le es propia, el
presidente electo de EE.UU. no se ha molestado en disimular cómo va a ser el
ejercicio de su poder y de sus excesos, ahora, con un grupo de invitados
que hace sangrar los ojos y la democracia: autoritarismo, fuerza bruta,
machismo explícito (¿Han escuchado a Zuckerberg?),
desinformación y dinero, mucho dinero, para comprar todo lo anterior. Si a eso
sumamos los delirios imperialistas de Trump y la motivación de los delitos
por los que ha sido condenado o imputado, incluido el asalto al Capitolio,
el resultado de la ecuación de la lista de invitados a la toma de posesión de
Trump es la constatación de que nos zambullimos en un futuro siniestro al que
sí hemos sido invitadas todas. Aunque no queramos.
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