MILEI, EL CAOS Y LA BATALLA CULTURAL: UN ANÁLISIS
El análisis de Eduardo
Sanguinetti sobre cómo el país parece estar marcado por la exclusión: el futuro
de Argentina en juego.
"¡Estamos aquí todos nosotros! con
un pasado que no cesa, un futuro que no empieza, un presente que no acaba ¿El
presente? El presente es una condición imaginaria, un estado de sueño, un
soluterionte. Esta última palabra es para vos., te la obsequio puedes hacer lo
que desees con ella...", (fragmento de mi novela Morbi Dei, Ediciones
Corregidor, 1985).
En mi día de cumpleaños me celebro,
afirmando que nuestra libertad es una vía única, no hay otra vía, pues ella nos
arranca de nuestra sombra para hacernos participar de lo que somos… Se hace
destino, en tiempo de héroes.
Nuestra libertad nos obliga a cada instante a comprometerse con valentía y dignidad en ser y saber, de la irremediable lucha contra las fuerzas del odio, de la mentira, de la cobardía y de la avidez: de un pasado abolido, que se presenta una y otra vez ante nosotros en juego especular y trágico.
Me ha permitido permanecer en
sobrevivencia, conocer a seres que se acuestan sin comer y se levantan sin
saber si comerán en el día que deben enfrentar.
No lo ignoro, pues veo, siento y
experimento las necesidades de la mayoría de hombres y mujeres que luchan o
mueren en el intento de permanecer en mi tierra: Argentina.
Los sensibles humanistas, tenemos la
mediana certeza, que esta vida es «algo» inasible, digna de ser experimentada
en disfrute y placer, jamás una condena con fecha de vencimiento… Sólo me
interesa saber que la vida debe experimentarse como un milagro, no como un
castigo.
Ante la lógica de los ‘justos’, la
‘benevolencia’ impasible de los generosos y los ‘virtuosos’, junto con la
seriedad de los ‘teóricos’, se promueve la indigencia de millones de seres
humanos y se perpetra el despojo de derechos, la expoliación de la vida, la
degradación de la salud, el hambre como regla y norma, las horas muertas, la
vida espantosa, sin visión de modificar el horizonte pintado a mano, paisaje
siniestro y verídico, al que asistimos.
Argentina, mi país, donde la exclusión y
la miseria, visible y creciente, son norma de vida, aplicada por un gobierno pautado
por asesores contratados en tiendas de accesorios… Argentina, mi país, donde su
ridículo presidente, se jacta a diario de su éxito, devenido en fracaso,
cocinada en usinas de inteligencia del poder de Sión, mintiendo en nombre de la
verdad, sumando atroces desaciertos cotidianos, a los que la comunidad se
asimila susurrando en las sombras, en este milenio de boatos fúnebres…
Argentina, mi país, donde se ha deteriorado día a día sin cesar los servicios
de salud pública, educación, el sistema jubilatorio, el gasto público, la deuda
externa y sobre todo se eliminó la libertad y la alegría de un pueblo ya de por
sí temeroso y avaro de sus placeres… Argentina, mi país, donde la eliminación
de derechos y garantías, devienen en represión e intimidación del ciudadano que
sale a manifestarse pacíficamente, ante los atropellos atroces de los que son
víctimas propiciatorias, del poder de turno, en manos de funestos personeros
del odio y el resentimiento, del parasitismo y la ignorancia… En Argentina, mi
país, debe librarse la Batalla Cultural, en el espacio del humanismo
revolucionario, que fue dejado de lado por el progresismo burgués.
El cerdo capón Milei,
usurpó, mutando la idea y concepto de la batalla cultural, disputada por
conservadoras de vetustas ideologías, asimilando contenidos de sus vacuos y
plagiados discursos neofascistas 100% económicos, ignorando, por ignorancia
supina, las nefastas consecuencias socio-culturales que ocasionará su proceder
distópico y oportunista, siempre al margen de lo que debe ser.
El sentido popular, asimilado en
sensibilidad y ética, no ignora que la aldea global está envilecida tras el
lucro, en cuyas manos se concentra la riqueza y el poder de decidir sobre la
vida de comunidades enteras. Lejos de promover la armonía y el bienestar de
hombres y mujeres, solo ha provocado ha despertado los bajos instintos en un
mundo que expulsa a los valientes poseedores de ideales e ideas y premia a los
mercenarios, los cobardes, traidores y simuladores.
El hombre que se interroga sobre su destino
está siempre solo, a cada instante él pierde o gana sin que haya ninguna
referencia a alguna ley común. Todo destino tiene su ritmo, una ley de
compensación equilibra los desastres.
Las cosas se posaron dulcemente delante
de aquellos que no podían verlas. El sol es un juguete para ciegos. No es
necesario prever, no es necesario ver. Es necesario enterrarse en el corazón de
la tierra: el diálogo nunca terminará…poder contentarse con una verdad más
humilde, saber que para obtener antes hay que olvidar. El azar es así la
expresión del destino, o de esa parte del destino a la cual se está consagrado
absolutamente y que se reencuentra después de la desesperación.
«Es necesario renunciar absolutamente
para ser absolutamente». Es necesario también perseverar sin esperanza de
victoria. El destino otorga su chance después de un largo periplo cercano a la
muerte.
Eso que pedimos con la mayor insistencia
al destino, al final nos lo acuerda (el precepto queda verificado) pero nos lo
acuerda más que cuando no lo esperamos más. Hay que desconfiar de las ventajas
fáciles que nos ofrece un mundo que simuladamente abre sus puertas a todos los
que obedecen… Pero alcancemos un estado de extrema felicidad que suprime por un
tiempo la memoria de lo que jamás ocurrió.
Nada se compara con el encanto de un
hombre que no esconde ninguna de sus ideas y puede expresarlas sin la menor
necesidad de ofensa, sino con naturalidad y gracia ‘suma’, este rol intento
asimilarlo siempre, con la espontaneidad de la emergencia, en este fin de año,
donde mi cumpleaños tiene espacio y lugar.
Y es una saludable costumbre desearle a
los dignos, éticos y libres una ¡Feliz sobrevida! y ¡Feliz vida!… ¡Un 2025, en
equidad, solidaridad, armonía, paz y amor!…
(*) Filósofo (Cambridge, Inglaterra), poeta, performer,
ecologista, artista y periodista argentino. Pionero en el arte performativo.
Precursor del minimalismo en América Latina y del Land Art según Jean
Baudrillard. Autor del "Manifiesto de los indignados contra el
neoliberalismo'' año 2011. Miembro-asesor de The World Literary Academy
(Cambridge, Inglaterra), "Biography of the year Award" Historical
Preservation of America (1986), "Man of the Year" IBC Cambridge 2004,
Honoris Universidad de Bologna, Nominado en dos ocasiones a la Beca Guggenheim.
Miembro activo de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE)
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