YA ES OFICIAL: BARRA LIBRE PARA
LA DESVERGÜENZA
ROSA MARÍA ARTAL
El asunto de Ayuso, el novio, MAR y el
fiscal general, se estudiará como el golpe más chusco que sufrió este país. Y
es que con el triunfo de Trump y en la España de siempre ya ha entrado en una
total normalidad que se pueda mentir, avasallar, robar, incluso dejar morir y
reírse de las víctimas, sin que tenga la menor consecuencia
El matonismo está de moda. Y España es
un país aventajado en la práctica. La derecha golpista que nunca se recicló
–porque nunca se le castigó, ni siquiera se le exigió– estrena encantada las
nuevas costumbres acreditadas ya de forma prácticamente oficial. La
desvergüenza no enmascara nada bueno, ni lo necesita, siendo origen o parte de
una cadena cuyo fin último es el daño para provecho propio. No hay mentira que
no acarree un mal para otros –ya saben de la repugnante y famosa mal
llamada picaresca española–. Es la fuerza bruta con un leve barniz.
La derecha española ya no necesita ocultar sus trampas. El complejo del que dispone ha sembrado de frivolidad y desconcierto, de gruesas trolas que pasan por verdades personales volitivas, un escenario en el que las víctimas van derechas al abismo, felices de su autonomía para hacerlo. Quienes así obran no son solo cretinos, han adquirido sobre todo el egoísmo que también preconiza la nueva Era. Cuando Trump, queriendo dañar a China, daña a Estados Unidos, piensa que con tal de que el otro no logre sus objetivos le basta. Es lo opuesto a la Teoría de Juegos del Premio Nobel John Nash que funcionó en otras épocas.
A los egoístas de a pie lo que les importa es el yo
primero. Mil veces me he preguntado cómo –al margen de la inacción de la
justicia– millón y medio de votantes volvieron a elegir a Isabel Díaz Ayuso
tras sus protocolos de la vergüenza. Le han comprado que se iban a morir igual,
quieren creerlo, pero en el fondo no les importa lo más mínimo, mientras pueden
ir a la barra libre del insulto con cerveza.
Nunca sabremos a ciencia cierta por qué tantos millones de
personas se embarcan en el odio cerril que les inculcan y en elecciones de vida
que les perjudican a la larga. Pero seguramente es el egoísmo con el
consiguiente desprecio a los demás el principal motor de ese profundo desarreglo
humano y social. Optar a ojos ciegas por la maldad pensando también en el
propio beneficio tiene consecuencias, sin embargo.
Perplejos estamos ante el espectáculo que ofreció el Partido
Popular este fin de semana aplaudiendo a rabiar a Mazón, el presidente de la
Comunidad Valenciana. Todos, con Feijóo y Ayuso en cabeza, dándole su apoyo
explícito, felicitándole por su gestión de la DANA. No damos crédito: estuvo
desaparecido en las horas cruciales, su gobierno no se movió tampoco, no
avisaron de las previsiones que sí tenían, se ha dedicado ahora a repartir el
dinero de la reconstrucción entre empresas amigas, y todavía no sabemos dónde
estuvo, ni con quién realmente, sí gozando lo suyo por el tono de la llamada a
aquel alcalde… Mientras sus conciudadanos se ahogaban y tantos otros lo perdían
prácticamente todo.
Que haya conseguido repartir culpas con el Gobierno de Sánchez
se debe a toda esa labor previa de adoctrinamiento y al dinero –público–que dan
a los medios que en lugar de informar están a su servicio, pero que no hayan
salido miles de personas en toda España a correr a gorrazos al PP al completo
por semejante mascarada, no es comprensible. Porque era una auténtica burla a
las víctimas y es demasiado grave, demasiado insensible e inhumano.
No nos asombremos, no es la primera, ni la última similar. Está
claro que en el PP truncan más carreras las cremas robadas que verdaderas
tragedias mucho mayores. Y todo esto sucedía mientras está en marcha lo que
parece un golpe para derribar al Gobierno. A algunos les hace felices, esperan
los mismos parabienes que los inmigrantes en el país de Trump, que creen que a
ellos no les alcanzará nada malo.
El que pueda hacer que haga,
dijo Aznar –el de la guerra de Irak, las mentiras del 11M o el inflado de la burbuja
inmobiliaria que arruinó a tantos ciudadanos– y vaya si han hecho y dejado de
hacer. Y a nadie se le ha ocurrido ni inculparle por golpista. Santa inocencia
mencionarlo, ¿verdad?, con tanto gran daño impune que atesora el PP en su
gestión.
Lo que está ocurriendo con el novio –encausado por fraude fiscal
y falsedad documental– de la presidenta de los 7.291 ancianos muertos sin
asistencia médica se estudiará en las universidades como el golpe más chusco
que sufrió un país llamado España. Quizás se estudie –si un día la humanidad
recupera la cordura–; de otro modo, el futuro es bien complicado. Que esa poco
ejemplar parejita, con sus pisos y negocios, se haya propuesto encarcelar al
fiscal general de un Estado de derecho, por los emails enviados por un condenado
por conducir en estado de embriaguez, bravucón y amenazante que ella usa de
jefe de gabinete o viceversa, clama. Y que este sujeto que textualmente volvía
a amenazar con un “p'adentro” al fiscal, como si fuera uña y carne con ese juez
que solo le cree a él –aunque mienta– y a todos los interesados en el mismo
objetivo… es más de lo que puede idear la imaginación más calenturienta.
Decía Rafael del Rosal –un hombre dedicado
durante toda su vida a la deontología profesional de los abogados– que “lo peor
del Régimen de Terror Judicial desatado es cómo le gusta hacer ostentación de
su poder arbitrario: quieren que sepamos que las sentencias están dictadas de antemano
y sin celebrar el juicio. Y que MAR es su portavoz”.
El punto de partida es si cabe lo más asombroso: esa justicia
amiga y la prensa subvencionada por el PP presentan como algo crucial, casi un
entramado terrorista, los emails desmintiendo un bulo de MAR –o de quien sean,
que fueron de muchos–, que defraudar al erario de todos los españoles una
notable cantidad de dinero. Es de lo que está acusado el novio de Ayuso y lo
que asumió como real en los emails. Los que por cierto publicaron El
Mundo y otros medios sin confirmar, porque era falso, un bulo.
Gran cuestión de Estado para esta justicia, vamos, ¡por favor!
¿Qué pretenden? ¿Librarle de los 10 años de cárcel que podrían caerle dada la
cuantía de lo detraído a los ciudadanos? Ayuso sigue en olor de micrófonos
asegurando que es un complot del Gobierno contra ella. El dinero defraudado
pasó a la historia. Todo es posible en España, el país –se diría– con las más
grandes tragaderas para la corrupción de todo el planeta, el que jamás recicló
a los franquistas, el que consiente que políticos sucios rieguen con el dinero
de los ciudadanos a medios que les engañen. Nada de todo esto sería posible sin
esos seres que se tragan todo, soñando no se sabe qué futuro. O solo por el
placer de hacer daño. La Asociación de la Prensa de Madrid ha elegido como
mejor periodista del año a Vicente Vallés y a Fernando Ónega por toda una vida
periodística, que tuvo sus cosas y, en la sección de Madrid, a Ana del Barrio
de El
Mundo, el medio que más dinero (nuestro) recibe de Ayuso, y a Irene
Dorta de El Independiente, nada menos. Creo que con eso está
dicho todo respecto a cómo funciona el periodismo oficial.
Ahora bien, Ayuso y su entorno de complicidad nos están
mostrando lo que sería un gobierno de ella u otro del PP, ya vemos cómo
funciona en su órbita la justicia y el periodismo. Lo que ya se avanza en los
Estados Unidos de Trump, a la española. Y según muestra la experiencia, ese
futuro con la derecha será sin sanidad pública suficiente o con el problema de
la vivienda agravado. Pero, por favor, ¿es que no saben cuál es la política de
vivienda del PP de toda la vida? La especulación. La burbuja inmobiliaria de
Aznar y Rato –hoy condenado de nuevo por corrupto por cierto, este sí–. O los
pisos de protección oficial que Ana Botella, como alcaldesa, regaló a fondos
buitres donde trabajaba uno de sus hijos y que terminó por enriquecer a toda la
familia. ¿Y de la invasión de la derecha latinoamericana en el Madrid de Ayuso
y Almeida qué me dicen? ¿Quién ha subido los precios en Madrid?, un angelito
que volaba por ahí, ¿no? El Gobierno ha presentado un plan, que ha de mejorar
más para que funcione. Pero no tiene color con el especulativo neto del PP.
Estamos atónitos viendo lo que ocurre a ojos de todo el mundo,
sin que quienes pueden hacerlo intervengan. Sí lo ha hecho la Asociación
Progresista de Fiscales que atribuye al Supremo una “caza de
brujas” en la causa contra el fiscal general “y denuncia que el juez Hurtado no
presenta ”ningún indicio incriminatorio“ para imputar a García Ortiz.
Hay silencios clamorosos al más alto nivel. Y es por eso, porque la mentira es
la nueva normalidad con barra libre para la desvergüenza. Pero es imposible que
no se pueda hacer nada, sino acatar y dejar que se vaya la democracia por un
sumidero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario