miércoles, 29 de enero de 2025

ERIC CANTONA CONTRA EL TERRAPLANISMO

ERIC CANTONA CONTRA EL TERRAPLANISMO

POR DAVID TORRES

 

Eric Cantona propinándole una patada a un aficionado que lo insultó.X

La semana pasada se cumplieron treinta años de la espectacular patada voladora con la que Eric Cantona respondió a los insultos racistas de un espectador que, además, estaba haciendo el saludo nazi. Por las redes sociales circulan estos días montajes donde la demostración de kung fu de Cantona se estampa en la jeta de Elon Musk en el momento de alzar el brazo derecho llamando a un taxi. El gesto levantó cierta polémica, en primer lugar, porque no había taxis cerca y, en segundo lugar, porque parecía que Elon Musk también estaba haciendo el saludo nazi. El gesto venía a decir, más o menos, que el hombre más rico del mundo y flamante asesor presidencial se estaba cagando simbólicamente en las tumbas de los cientos de miles de soldados estadounidenses muertos en Sicilia, en Anzio, en Normandía y en las Ardenas durante la Segunda Guerra Mundial.  

Numerosos expertos en protocolo histórico y anatomía gesticular analizaron el saludo de Musk, calculando cuánto había alzado realmente el brazo, el ángulo de torsión en el que estaba inclinado, el arrebato de entusiasmo que embargaba a su propietario, sus alarmantes vínculos ideológicos con la extrema derecha, así como su posible déficit mental. Se comentó que Musk simplemente había hecho el saludo romano, concretamente el saludo romano de Mussolini al llegar al poder en 1922, ya que los emperadores, tribunos, centuriones y patricios romanos no tenían la costumbre de airear el sobaco de un modo tan cerril.

Afortunadamente, la Liga Antidifamación, una organización judía creada con el fin de luchar contra el antisemitismo, revisó atentamente el video de Elon Musk saludando al tendido y declaró que ahí no veía nazismo por ningún lado, que el nazismo hoy día está en la kufiya palestina y en las manifestaciones en contra del genocidio de niños en Gaza. Para corroborar su afirmación, Musk participó el sábado por videoconferencia en un mitin del AfD alemán, un partido que, aparte de utilizar ocasionalmente eslóganes nazis y símbolos nazis, y de defender una ideología abiertamente nazi, no se considera neonazi ni por asomo. En una de sus mejores novelas, El hombre en el castillo, Philip K. Dick imaginó una ucronía donde el Eje ha ganado la Segunda Guerra Mundial, dividiendo los Estados Unidos en dos zonas de influencia: la occidental bajo la égida del imperio nipón, la oriental a cargo de los sucesores del Führer. Cada día que pasa, los grandes libros de Dick se van convirtiendo sin querer en inquietantes profecías de Nostradamus.

Aquella patada voladora le costó a Cantona nueve meses sin pisar un estadio de fútbol y una condena de dos meses de prisión, que fue conmutada por 120 horas de servicios comunitarios. Cuando le preguntaron si se arrepentía de lo que había hecho, Cantona confesó: “Sí, me arrepiento de no haberle dado más fuerte”. Muchos años después, en 2009, protagonizó una comedia deliciosa de Ken Loach, Looking for Eric, donde emergía del póster que tenía colgado en su dormitorio un pobre cartero de Manchester para ayudarle a encarrilar su vida. No me hagan mucho caso, porque no tengo ni idea de fútbol, pero sospecho que hoy día no hay muchos futbolistas capaces de inspirar a un cineasta una película y al resto del mundo lo que hay que hacer ante un idiota repelente que repite el saludo fascista.

De hecho, en fascinante contrapunto con el recuerdo de aquel incidente mitológico de Selhurst Park, estos días media España comenta las descacharrantes declaraciones de Javi Poves, presidente y entrenador del Colonia Moscardó, en las que dijo, entre otras memeces, que el hombre nunca ha pisado la Luna, que la Tierra es plana sin ningún género de dudas, que el Vaticano es el dueño del planeta y que las dos guerras mundiales en realidad nunca sucedieron. También es verdad que en un programa llamado El Partidazo de COPE no iban a entrevistar a Neil deGrasse Tyson, por eso Poves hizo la pregunta del millón: “¿Quién te dice a ti que yo no soy más listo que Kepler?” Te lo dice cualquiera con un dedo de frente, incluso un niño de diez años que haya estudiado un poco, cualquiera excepto un periodista deportivo. Por lo general, y salvo honrosas excepciones, a un futbolista es mejor juzgarlo por su trabajo con los pies dentro y fuera del campo. Pero ya les digo que yo no tengo mucha idea de fútbol.

 

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