DONALD TRUMP Y LA
CIVILIZACIÓN
DE LA MUERTE
La
reciente asunción de Donald Trump como presidente de Estados Unidos por segunda
vez, no dejó indiferente a nadie, luego de realizar distintos anuncios, que van
desde la expulsión de millones de migrantes, imponer el binarismo de género
constitucionalmente, retirarse del acuerdo de París, apropiarse del canal de
Panamá, profundizar la explotación petrolera y colonizar Marte.
Pero
no fue su discurso negacionista, cruel y anti derechos lo que más llamó la
atención, sino la icónica imagen de apoyo de dueños y representantes de las más
grandes plataformas digitales del mundo, como lo son X, Meta, Google y Amazon,
a través de la asistencia de personajes como Elon Musk, Mark Zuckerberg, Sunder
Pichai y Jeff Bezos.
Un apoyo que marca un antes y un después, que no sólo pone fin a la idea de un proyecto liberal, plural y democrático en Estados Unidos, sino también a un escenario distópico a nivel civilizatorio, en donde la brutal concentración económica del capitalismo digital, se vuelve un peligro cada vez más acelerado para nuestra supervivencia en el planeta.
De
ahí que lo que pudo ser una oportunidad de cambio de rumbo después de la
pandemia, en tanto reflexionar la forma como la civilización ha colonizado
prácticamente todo lo existente, como el daño que nuestros modelos productivos
le han realizado al planeta, terminó siendo un retroceso que nos tiene al borde
de un colapso socioambiental
Ante
esto, que alguien como Donald Trump llegue nuevamente como presidente, teniendo
el control de ambas cámaras del congreso en un país como Estados Unidos, se
vuelve una amenaza mucho mayor que la primera vez que llegó como un outsider a
la Casa Blanca, haciendo que el discurso de la ultraderecha negacionista deje
de ser algo de unos pocos y marginal, pasando a ser aceptado y tolerado por
muchos sectores actualmente.
Más
aún en un contexto digital algorítmico, en donde las grandes plataformas
digitales hacen lo que quieren realmente, sin tener ningún tipo de regulación
estatal ni social, lo que hace que la desinformación y la instalación de
ciertos discursos negacionistas en distintos ámbitos se viralizan mucho más
rápido que antes y que no tengan contrapeso alguno.
Frente
a este escenario distópico se ve difícil ver un futuro esperanzador, más aún en
un contexto global en donde se ven por un lado izquierdas sin proyectos claros,
llenas de contradicciones, y por otro lado, se ven izquierdas llenas de rabia y
certezas, apoyando a gobiernos autoritarios y tiránicos como China, Rusia,
Venezuela o Irán.
No
obstante, me parece que lo que está de fondo es mucho más profundo que una mera
crítica a estas nuevas derechas negacionistas, articuladas en un marco de
capitalismo digital, en donde personajes como Trump lideran un discurso de
carácter fascista libertario contra lo políticamente correcto, acompañado de
personajes como Elon Musk que no tienen complejos en hacer un saludo nazi.
El
tema tiene que ver a mi parecer con la continuidad o no de un proyecto
civilizatorio, iniciado hace miles de años en Mesopotamia por los sumerios,
luego de la revolución neolítica, en donde si bien pudo traer un desarrollo
productivo, económico y tecnológico para la humanidad con el paso de los
siglos, sus bases mismas fueron contra los límites del planeta, ya que fue el
momento en que se construyeron estructuras patriarcales, una masculinidad de la
dominación y formas de vivir totalmente desconectadas a los ritmos de la
Tierra.
Por
eso que muchas izquierdas se pierden criticando solamente al capitalismo y a
Occidente, ya que no ven que el problema no se inicia con la conquista, la
modernidad o la revolución industrial, sino mucho antes que eso, con el
nacimiento de la agricultura, los Estados, la propiedad privada y la formación
de dominios de poder desapegados cada vez más del planeta, que fueron
imponiéndose en todo el mundo, y que se ven representados actualmente, ya no
por dioses o reyes como antes, sino por grandes potencias imperiales.
Dicho
lo anterior, la idea de conquistar Marte de Donald Trump, es la continuidad
directa de la carrera espacial iniciada en la guerra fría y la consecuencia de
lógicas civilizatorias previas de muchos siglos atrás, en donde el dominio
planetario fue extremándose cada vez más, sólo que ahora el desarrollo
tecnológico llegó a tal extremo y a tal nivel de destrucción, que pareciera que
tendremos que decidir en algún momento entre civilización o vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario