domingo, 26 de enero de 2025

BOLA VA

BOLA VA

JOSU AIZPURUA

La Casta, una vez convenció a los ciudadanos que “los judíos” eran los culpables de todos sus males. Ahora están de nuevo en el mismo sentido, pero son “los migrantes” los culpables.

¿Cómo es posible que los pobres entre los pobres sean culpables de algo?

La Casta peninsular destruyó la República, para conservar sus tierras y prebendas, creó la Dictadura con un militar fascista, y desvirtúo la Transición colocando a los fascistas en los puestos claves. Y ahora se suma al Movimiento de Trump para dominar el Mundo desde la óptica de los poderosos, la Oligarquía de siempre, hoy camuflada de tecnología.

El Espíritu Crítico debe resurgir inapelable. Nada que venga de esa ala podrida de la Humanidad merece ser aceptada y hay que echar el resto en su enfrentamiento. No deben quedar impunes sus mentiras.

Siguen siendo los ricos agarrados al Fascismo.

Y los pobres en su socialismo, no tienen sitio en el planeado Mundo de los Oligarcas.

Personas, grupos, etnias, hasta Estados, son anulados por el neofascista Trump si no pasan a ser lacayos del Nuevo Imperio USA, según el diseño de la Oligarquía.

No lo aceptamos, pero no somos capaces de ofrecerles alternativa pues nuestras izquierdas están llenas de submarinos y cobardes que hacen de la CORRUPCIÓN el dialecto de políticos. Y encima lo llaman diplomacia.

El mensaje de Trump, aplaudido a rabiar en el Capitolio es el brindis al sol, o quizás a Marte más ridículo que se ha pronunciado en la Tierra, en la que vivieron Darwin, Kant, Marx, Gandhi, Mandela.

Kennedy trajo esperanzas, pero Trump trae terror, y con ese mensaje el Mundo no avanza. Solo le queda su autodestrucción.

Saquemos del desván nuestros principios, nuestras tendencias y valores, y devolvámoslos a la vida, relucientes y actuales, para impedir que el HOMO no pierda su lugar en la Evolución y asuma la Democracia para conducir la Tierra a un camino de salvación entre un Orden Mundial sin farsantes ni endemoniados.

Impávido, el monstruo USAco sigue lanzando sus bolas, pero está calado.

Nos da lo mismo el Golfo de México o de América; el golfo es él.

El Golfo de América tiene cara de Donald.

 

 

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