EL HONOR PERDIDO DE CARLOS MAZÓN
(Y DE AYUSO Y SU NOVIO)
OPINIÓN DE ISAAC ROSA
Tras
la reparación acelerada que la derecha está haciendo del buen nombre de Carlos
Mazón, y la conversión de Ayuso y su novio en víctimas de una cacería, espero
que la máquina de rehabilitar del PP me señale el buen camino
Voy a hacer algo que no es nada habitual
en un columnista. Bueno, y tampoco en un no columnista, en general es algo
inusual en esta España polarizada. Voy a pedir perdón. Voy a disculparme. Voy a
reconocer públicamente que me equivoqué. Voy a intentar reparar mi falta, el
daño que haya podido cometer con mi error. Voy a intentar restituir el honor
perdido de quienes se vieron agraviados por mis equivocaciones.
Como la protagonista de aquella novela de Henrich Böll, El honor perdido de Katharina Blum, también Mazón ha sufrido una cruel campaña de difamación por parte de políticos y periodistas sin escrúpulos, ha sido acusado injustamente, se han retorcido sus hechos y palabras para mostrarlo como lo que no era. En realidad es una víctima. Y como tal, merece reparación. Todo aplauso es poco. Todo el mundo en pie a su paso.
Me quedo sin espacio, pero en una
próxima columna prometo hacer exactamente lo mismo con Díaz Ayuso y su novio:
pedir perdón. También con ellos me he equivocado, he sido injusto, he seguido
el juego a quienes lo acusaban a él de defraudar a Hacienda o cobrar comisiones
de un pelotazo, y a ella de beneficiarse de dos pisazos sospechosos. Ahora me
doy cuenta de que no es así. González Amador es un hombre ejemplar. Un ejecutivo brillante. No hay facturas
falsas. No hay empresas pantalla. Todo es una operación político-judicial por
ser el novio de Ayuso. La culpa es del fiscal. Es una cacería contra la
presidenta madrileña. Un Watergate.
Cuando acabe de reparar el honor perdido de Mazón, el de
Ayuso y el de su novio, estoy dispuesto a reconocer todos mis errores
anteriores y seguir reparando honores mancillados. Espero que la máquina de
rehabilitar del PP continúe su labor y me señale el buen camino. ¿M. Rajoy
(leáse “eme punto”), sobre el que tantas sospechas deslizamos cuando los
papeles de Bárcenas? ¡Repárese! ¿Cristina Cifuentes y su máster? ¡Reparada!
¿Ignacio González y toda una generación de políticos madrileños que triscaban
alrededor de Esperanza Aguirre? ¡Ya estamos tardando en repararlos, incluida la
pobre Aguirre! ¡Aznar y la foto de las Azores, ya es hora de enorgullecernos!
El propio Feijóo, aquella foto con un amigo contrabandista que todavía le
siguen sacando sus adversarios, exige reparación inmediata. Y si seguimos
remontándonos, no tardaremos en restituir el buen nombre de Francisco Franco,
que además de darnos los mejores años como país, nunca quiso hacer una guerra,
le obligaron la circunstancias, empezaron los otros. ¡Cuántos honores perdidos
siguen pendientes de reparación!
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