LO DEL REY
La CT está pajarito. Ya no aúna y condensa a todo el Estado, sino a sus
zonas menos sólidas. En el horizonte hay una revolución cultural, beligerante,
con un programa reaccionario efectivo, inaceptable
pasado 9 de enero. / Casa Real
1- El Gobierno decide conmemorar el 50 aniversario del fin de Franco. El primero de estos actos –punto de partida de más de un centenar de actos similares, que se irán prodigando a lo largo del 2025– se ha celebrado esta semana. Pero el caso de la cosa no ha sido su celebración, sino su aplazamiento: las ausencias, las huidas que se sucedieron, protagonizadas por diversas instancias que declinaron su asistencia. A saber: dos tipos de asociaciones –la patronal y un par de partidos, PP y Vox– y una institución del Estado. Concretamente, glups, su jefatura. Este artículo pretende valorar si la ausencia del rey en ese acto es, o no, importante, así como establecer su significado y consecuencias. Para todo ello, como en los concursos de La 2, habrá que contestar a una serie de preguntas. La primera de ellas es, claro, qué diablos era ese acto
.2-
El acto era un acto meramente cultural.
Es decir, respondía a una idea de cultura oficial –no hegemónica, pocha, no en
su mejor momento, visto lo visto–. Lo que dibuja el drama del asunto.
El
acto era un acto meramente cultural
3-
El drama del asunto. Es evidente que no
vivimos en el franquismo. Es más, si la democracia, como está sucediendo en
todo el planeta, se volatiliza por aquí abajo, lo más probable es que España no
volviera al franquismo en 3, 2, 1, sino a un régimen autoritario más familiar y
próximo, experimentado e intuido en democracia, ya después de 1975. Pero
también es evidente que el ordenamiento legal actual, implícitamente alejado
del franquismo, carece de ruptura oficial y explícita con el franquismo. La
democracia, al menos, no ha hecho con el franquismo lo que el franquismo hizo
con la democracia: anular, tan ricamente, sus sentencias judiciales –como hizo
con todas las sentencias de divorcio del periodo republicano–. Esa
imposibilidad para acometer lo que otras democracias europeas, con pasado
fascista, acometieron, explica que el Estado transporta en su disco duro esa
continuidad legal respecto al franquismo. En modo de recuerdo constante. De
confirmación de que en España hay cosas más importantes que su democracia. Por
lo que es posible la excepcionalidad. Como, tal vez, estamos viendo en la
justicia estos últimos años.
4-
Es más, la propia CE78 carece de
meditación, cita o referencia alguna al franquismo, que pasa a ser, así, algo
que, para el texto constitucional, nunca sucedió –lo que no suele acontecer en
las constituciones de Estados con pasado fascista, en las que se acostumbra a
recordar ese hecho, de manera operativa, en el preámbulo; no es el caso del
preámbulo, sumamente cutre, de la CE78–. La CE78, y ese fue su éxito, es una
Constitución más del occidente europeo, sin muchas originalidades. Pero esa
falta de originalidad es también su fracaso: tras 40 años de dictadura salvaje,
la CE78 carece de ningún acceso propio, de ningún matiz, de ninguna
compensación, de ninguna reparación. De ninguna referencia, siquiera, a la
barbarie. La metáfora de ello es visible –de manera no deseada; es decir,
ridícula, bizarra– en el volumen de la CE78 firmado por Juan Carlos I en 1978 y
expuesto en la biblioteca del Congreso –vayan a verlo; por la risa–, en el que
el escudo reproducido, a tutiplén, no es el constitucional, sino el de la
gallina.
En
el volumen de la CE78 firmado por Juan Carlos I en 1978, el escudo reproducido
no es el constitucional, sino el de la gallina
5-
El acto inicial del 50 aniversario,
convocado por el Gobierno, es así, lo dicho, algo meramente cultural, una
asociación de ideas no recogida en la CE78. Pero –y esto es sumamente
importante–, a su vez esa es la única posibilidad de conmemorar el fin del
franquismo en un Estado que no alude en su Constitución al franquismo.
6-
Eso de oficializar en la cultura lo que
no puede asumir, sin saltar por los aires a berrido limpio, ni la política ni
la ley, es una característica de la Cultura de la Transición / la CT. Lo que
explica que el acto convocado para la conmemoración era pura CT. Buen rollito,
otorgar a la cultura funciones que corresponderían a la ley, y que, por lo
tanto, impiden, suplen, la reforma de la ley. La novedad que prefiguró el acto
es que la CT, la cultura oficial, la cultura nacional española posterior a
1975, no se produjo en el acto. Zas. Esa herramienta para construir cohesión y
unidad social no pudo evitar las ausencias. Diversas asociaciones –entre ellas
el primer y el tercer partido– y una institución –la jefatura del Estado;
poca broma– estaban a otra cosa. Es decir, se ubicaban ya, de manera explícita,
fuera de la CT. Viven y emiten ya otra cultura. ¿Qué cultura?
7-
La metáfora de la nueva cultura es la
asociación Libres e iguales, que parece agrupar al grueso del Gotha de
los –casi caídos; el tiempo no perdona– intelectuales de la CT. Fundada cuando
el procés, en modo canto del cisne de la CT, el grupo integra a políticos y
autores que en sus tiempos mozos ya defendían la democracia española y la CE78
como sendos productos perfectos y concluidos, y ubicaban fuera de ese pack a
cualquier crítica política y cultural. Antes de 2011 hubieran sido los primeros
en asistir a actos como este. Iba en su sueldo. Alto. Pues bien, ahora su
sueldo y su oficio pasa por atacar actos CT como el aludido. Lo que es un
cambio radical, que explica la cultura que, paulatinamente, desde los 90, ha
estado fabricando la derecha española. Es la cultura que aspira a ser la nueva
cultura oficial del Estado. Se trata de una cultura beligerante, al punto de
que ya prescinde de la CT, esa balsa de aceite en la que todo encaja. Esto es,
la nueva cultura ya no precisa fabricar cohesión, emitir unidad social, sino
que su función es, básicamente, crear enfrentamiento, conflicto, olor a napalm.
Victoria.
8-
Y todo ello obedece a una lectura de la
democracia y de la CE78 que ya es, no ya hegemónica, sino claramente operativa
en el artista anteriormente conocido como centroderecha. Que ya es,
incluso, explícita en el tramo all-stars de la Justicia. Se trata de una
interpretación en la que valores de la I Restauración –nacionalismo unitarista,
antiizquieridismo, orden, catolicismo–, no presentes en la CE78, se confirman y
se desarrollan en esta II Restauración, hasta ser la esencia y el límite de la
democracia española. Se trata de un pensamiento reaccionario en el que las
derechas españolas, formuladas en el XIX, se abrazan a los descubrimientos de
las nuevas extremas derechas mundiales. Este contacto con el ámbito
internacional es lo que convierte a estas derechas locales, sumamente rancias,
en jóvenes otra vez, como les sucedió, también momentáneamente, en los años 30
del XX.
PP
y Vox pueden, culturalmente elidir a Franco, pero no pueden, les es imposible,
pronunciarse contra Franco
9-
Estas derechas –PP, Vox–, en efecto, no
tienen por qué conmemorar el fin de Franco, en tanto esa conmemoración es meramente
cultural y no está insertada en el marco legal español, no es parte explícita
de la CE78. Es más, no tienen por qué asistir a ningún acto cultural de Estado
si no lo organizan ellos, si ellos no vertebran en ese acto su propia cultura
de Estado. Culturalmente, por otra parte, pueden elidir a Franco, pero no
pueden, les es imposible, pronunciarse contra Franco, en tanto Franco es el
nexo entre la I Restauración y la II, el hacedor de un Estado constante y
uniforme desde 1874 hasta esta mañana a primera hora. Y, por último, y esto es
un fenómeno absolutamente moderno e internacional, no pueden pronunciarse
contra hechos reaccionarios del pasado –el franquismo, que en otras culturas
serían otros cacharros, como el Gobierno de Vichy, el de Saló, el de Richmond…–,
en tanto las nuevas extremas derechas suelen extender su ideal nacional, y en
ocasiones, su propio concepto de democracia nacional, hacia un pasado lejano y
contrapuesto a hechos y períodos liberales, progresistas, izquierdistas. El
franquismo en España, como el fascismo en Italia, y tal y como dicen que dijo
Augusto de Marsanich en el congreso fundacional del MSI italiano, en 1948, es
una construcción ubicada en el pasado, de la que es preciso “non rinnegare,
non restaurare”. Es decir, conservar ese pasado como se conserva la brasa,
la parte más preciada, laboriosa y longeva del fuego. De otro fuego que ya no
es el fascismo. Es otra cosa, también sumamente peligrosa y que aún carece de
nombre, si bien es la gran amenaza a la democracia desde el fascismo.
10-
Otra cosa y otra valoración y
descripción precisa la actitud del rey.
El
rey tenía entrega de credenciales de diversos embajadores. En tanto que se
trataba de un acto refrendado por un ministerio, hubiera sido fácil solucionar
esos “problemas de agenda”
11-
El rey ha argumentado, para justificar
su volatilización del acto, “problemas de agenda”. Es probable que, en efecto,
los hubiera. El rey, para el día y la hora del acto de conmemoración, tenía
entrega de credenciales de diversos embajadores. En todo caso, y en tanto que
se trataba de un acto refrendado por un ministerio –en este caso, el de
Exteriores–, no hubiera habido problema alguno en solucionar esos “problemas de
agenda”. Por lo visto, me dicen, los “problemas de agenda” de Casa Real para
este acto en concreto, han supuesto, de hecho, cierto malestar en el Gobierno,
signifique lo que signifique eso en el lenguaje y en la vida real. En todo
caso, Casa Real se ha vuelto a buscar problemas. El principal es haber emitido
un mensaje. Haber opinado. Concretamente, haber opinado que Casa Real no debe
posicionarse con el Estado en el trance de que el Estado se posicione
explícitamente contra el franquismo, en modo tan siquiera cultural y alejado,
por lo mismo, de lo netamente operativo. El rey, una persona que no debería
hablar por sí y desde sí, que no debería emitir opiniones, que todo aquello que
dice es tan poco personal y tan institucional que debe(ría) ser refrendado por
un miembro del Gobierno, ha vuelto a hacer lo contrario a su rol constitucional.
Ha emitido opiniones políticas. Por segunda vez. La primera fue a través de un
discurso agresivo, no solicitado por el Gobierno y, aún así, refrendado por el
Gobierno Rajoy, emitido el 3 de octubre de 2017, un discurso importante para la
nueva cultura de Estado. Sin ese discurso es muy posible que la situación
penal, tanto de diversos líderes catalanes, como del fiscal general, como del
entorno familiar de Sánchez, hoy sería otra. Opinar, ordenar, señalar, es
importante. Es una anomalía en las monarquías europeas.
Si
bien es sumamente interpretable la conducta del rey, esa conducta es parecida a
la de PP y Vox
12-
Si bien es sumamente interpretable la
conducta del rey, esa conducta es parecida a la de PP y Vox. Por lo que puede
responder a las mismas razones. O punto 9. Pero más allá de esa posibilidad,
cabe suponer que su decisión puede provenir de la voluntad de no distanciarse
del campo semántico de PP y Vox, los únicos partidos con una posicionamiento
monárquico explícito. Es decir, el rey, antes que priorizar sus funciones, sus
compromisos constitucionales –sus únicos compromisos posibles–, parece haber
priorizado, con su huida de la conmemoración, la continuidad de la institución.
De hecho, la monarquía española parece la única monarquía europea absolutamente
preocupada por su futuro, como así es desde el siglo XIX. La monarquía
española, en fin, posee más tiempo acumulado de ese estrés que de su rol
democrático. Lo que resulta sumamente inquietante.
13-
La priorización de la continuidad de la monarquía
por encima de su rol es un clásico familiar de la monarquía española. Solo en
el siglo XX, la monarquía confió, para su continuidad, no en ejercer un rol
neutral y constitucional, sino en, sucesivamente, el Ejército, una dictadura
militar, un golpe de Estado, una guerra, una dictadura fascista y, finalmente,
una democracia. En 1978, de hecho, no se instaura tanto una democracia como la
monarquía. La instauración de la democracia fue la consecuencia de la
instauración de la monarquía en una época determinada. Y hoy, glups, estamos en
otra.
La
priorización de la continuidad de la monarquía por encima de su rol es un
clásico familiar de la monarquía española
14-
La monarquía española es la única
monarquía europea que sobrevive y que, en su día, no se exilió en Londres. Lo
que es culturalmente importante. Habla de otras prioridades –la aludida
continuidad, antes que el cultivo de su función–. El resto de monarquías
europeas, en todo caso, pueden asistir al aniversario de la invasión de
Normandía. Pueden asistir a ceremonias de Estado en las que se vertebra cultura
oficialZzzzz, sí, pero también una idea de legalidad fundamentada en la
resistencia, aciaga, contrfa el fascismo en los años 20, 30 y 40 del XX. Algo
que aquí no se produjo. Y sigue sin producirse, visto lo visto.
15-
Ha trascendido, no obstante, que el rey
participará en otros actos que se producirán a lo largo del año. No para aludir
al franquismo, sino para aludirse a sí mismo. Es decir, el rey ha negociado con
el Gobierno, con mayor o menor ahínco, pero con cierto éxito, pasar de largo
ante la bicha/el franquismo. Se trataría, así, de dos tipos de actos. Por una
parte, actos que traten de la relación de la monarquía, no con el franquismo,
sino con la Transición. Está por ver qué se hará, en ese trance, con el
Emérito. Y actos de índole internacional, en los que la monarquía no se
posicionaría ante el franquismo, sino ante objetos más consensuados en el mundo
mundial, como el nazismo, a través de una visita solemne a un campo de
exterminio –se habla de Auschwitz y Mauthausen; esta última sería una visita
ciertamente muy forzada, desacertada, si consideramos que allí se masacraron a
varios miles de republicanos; se descarta, por cierto, Dachau, donde estuvo
internado el heredero carlista; sí, esa familia no puede viajar a muchos sitios
raros, y parece no querer abrirse puertas a nuevas salas–.
El
rey ha negociado con el Gobierno, con mayor o menor ahínco, pero con cierto
éxito, pasar de largo ante la bicha/el franquismo
16-
El acto cutre de esta semana, al que no
acudieron PP, Vox, la patronal y el rey, era una oportunidad del rey para
desligarse del pasado, poco edificante, de la institución que representa.
Finalmente ha sido una oportunidad para comunicar que la monarquía confía,
sigue confiando para su futuro y continuidad, en cosas ajenas a sí misma. Hoy,
en la simpatía y el apoyo de fuerzas políticas vinculadas a la reformulación de
la democracia, tal vez a su fin literal.
17-
La CT está pajarito. Ya no aúna y
condensa a todo el Estado, sino tan solo a sus zonas menos sólidas. En el
horizonte hay una revolución cultural, beligerante, con un programa
reaccionario efectivo. Y con hambre de gol. Es una cultura puesta de largo,
operativa tras la elección de Trump. El PSOE, el único partido del arco
parlamentario que aún cree operativos los valores, las costumbres, el marco, la
cultura del 78, parece satisfecho con el resultado del primer acto de
conmemoración del fin del Franco, en tanto ha ubicado fuera del marco
democracia al PP. Parece no observar que ese acto no es el centro del Estado,
sino su periferia. Que fuera del marco democracia hay una cultura, potente,
posdemocrática, con los resortes intelectuales y discursivos suficientes como
para llevar a Sánchez al trullo en un periquete. El rey, y esa es la señal más
grande producida en el acto conmemorativo organizado por Moncloa, parece ser
que no saldrá por la tele en ese trance, en modo 3 de octubre, para anunciar
una crisis de la democracia inaceptable, que es preciso detener por todos los medios.
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