EN EL NOMBRE DEL
PADRE
JAVIER AROCA
Si tu padre era así y así todo te llegó,
cómo te vas a desprender de tu padre biológico y de tu padre-abuelo político.
La monarquía tiene este defecto de fabricación, los expertos dirían que tiene
una defectuosa legitimidad de origen
El rey no asistirá al primer acto por el
aniversario de la muerte de Franco
Unos años después de aquello –Adolfo
Suárez reconoció más tarde que lo colaron porque no habría resistido un
referéndum– sin que aún fuéramos una democracia apareció el rey, en enero de
1977, en el texto de la ley de Reforma Política. Torcuato
Fernández-Miranda, hombre también del Movimiento, se había encargado de la
crianza política de Juan Carlos. Queriendo ser escrupuloso fue autor de la
célebre frase: “De la ley a la ley a través de la ley”. Querían que pareciera
un accidente legal pero no, desde el principio el rey ya venía en todos
los paquetes, atado y bien atado en el lote; como apareció en el momento
constituyente ya constituido per se y no per
accidens, así nos cuentan que votamos y aceptamos la monarquía.
De este rey que ha gustado últimamente de aparecer en el barro queda poco que esperar, sus apariciones tienen más de esperpénticas y coheteras tuiteras encomendadas a la comunicación imaginativa de su Casa
A don Torcuato, fino jurista, no se le
escaparía que el momento inicial fue rogado, lo tomas o lo dejas; la ley
citada, aunque sometida a referéndum, fue una ley fundamental del ordenamiento
franquista, con esa advertencia terminaba el redactado, y como tal fue
aprobada por los procuradores del régimen franquista y el máximo órgano del
partido único. Evidentemente, a pesar de lo obvio, para entonces los juristas
de la corte, con trienios o de la nueva corte orgánica pazguata, ya estaban
predispuestos a tragar lo que les echaran.
Si tu padre era así y así todo te llegó, cómo
te vas a desprender de tu padre biológico y de tu padre-abuelo político. La
monarquía tiene este defecto de fabricación, los expertos dirían que tiene una
defectuosa legitimidad de origen; las cadenas de legitimidades de las
monarquías se rompen, no obstante, pero solo cuando alguien, algún
monarca, adquiere una legitimidad de ejercicio robusta y no parece el caso. De
este rey que ha gustado últimamente de aparecer en el barro queda poco que
esperar, sus apariciones tienen más de esperpénticas y coheteras tuiteras
encomendadas a la comunicación imaginativa de su Casa que de la ejemplaridad y
austeridad de ideas de una monarquía moderna adaptada con pulcritud a los
tiempos democráticos; un esfuerzo enorme, hay que reconocerlo, en una
institución que no lo es. Pero en la medida en que el modo de reproducción de
la monarquía es la sucesión seminal, si no puede ir el padre a distanciarse de
la dictadura de Franco, que vaya la hija, que tres reinados bien deberían
bastar para alejarse del padre de tu padre, aunque se te aparezca por las
noches.
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