LOS REYES MAGOS, LOS REYES BORBONES
Y LA
GUARDIA CIVIL
DIARIO RED
Ustedes no se preocupen, acaben bien estas fiestas, empiecen un feliz 2025 y no "politicen" las cosas en exceso, que al final terminan viendo cosas donde no las hay
Suele decir la derecha y la extrema derecha que la gente de izquierdas tenemos la mala costumbre de politizarlo todo. Luego son ellos los que se dedican a buscar pruebas de la "infiltración del virus woke" en cualquier serie o película, pero, en fin, no esquivemos la acusación: efectivamente, nos gusta "politizarlo" todo. Primero, porque pensamos que no hay prácticamente ningún ámbito de la cultura, la comunicación, las relaciones humanas o la vida en general que no tenga que ver con lo común, con las dinámicas sociales y con la creación y el mantenimiento de determinadas estructuras de poder. Desde este punto de vista, la acusación de intentar "politizarlo" todo se disuelve, ya que todo sería político aunque uno no lo intente "politizar". Pero es que además, la martilleante insistencia por parte de las derechas de que nos abstengamos de señalar la componente política contenida en determinados fenómenos nos debería dar una pista de qué es exactamente lo que no quieren que hagamos. Porque, efectivamente, si todo es —en parte— político, entonces nos tenemos que preguntar cuál es la tendencia ideológica de ese contenido político que las derechas nos exigen que no mencionemos. Obviamente y teniendo en cuenta que la mayor parte de los dispositivos comunicativos y culturales, así como las diferentes herramientas institucionales, están en manos o bien de la oligarquía o bien de los poderes políticos conservadores —o de ambos—, lo lógico es pensar que, por una pura cuestión probabilística, detrás de la mayoría de fenómenos que se nos insiste que no tienen absolutamente ningún carácter político, esté precisamente la ideología de aquellos que nos están mandando callar. Como ya nos enseñó Slavoj Žižek, el hecho de que los portavoces del sistema señalen persistentemente como "ideológico" a todo aquello que se aparta de "lo normal" o del "sentido común" no es otra cosa que un mecanismo que funciona como un espejo y que sirve precisamente para proteger la ideología más fuerte de todas: la que se ha vuelto tan hegemónica y se ha convertido con tanta intensidad en "lo normal" que la mayor parte de la gente no la percibe ni siquiera como una ideología.
Desde que desobedecimos el mandato
divino y mordimos la manzana prohibida de la "politización", lo
cierto es que no podemos parar
Por eso no tenemos ningún problema en
reconocer la acusación de la derecha. Efectivamente, desde que nos dimos cuenta
que Pablo Motos, lejos de constituir un producto de entretenimiento familiar
neutro, era en realidad un dispositivo para difundir comportamientos machistas
y opiniones reaccionarias, desde que descubrimos que, a lo mejor, no es del
todo casualidad que los tuits del "radicalmente apolítico" Arturo
Pérez-Reverte sean profusamente difundidos en redes por los simpatizantes de
VOX, desde que empezamos a atar los cabos que unen la contratación de Mario
Vaquerizo por parte de Isabel Díaz Ayuso para hacer campañas de la comunidad de
Madrid y las opiniones de Alaska diciendo todas las semanas en los periódicos
que había más libertad en España en los años 80 del siglo pasado que ahora,
desde que desobedecimos el mandato divino y mordimos la manzana prohibida de la
"politización", lo cierto es que no podemos parar. Y no podemos parar
porque sabemos perfectamente que la batalla cultural es previa a la batalla
material. Porque sabemos que, cuanto más gente vea El Hormiguero —y encima
piense que está consumiendo un producto inofensivo y neutral—, más difícil va a
resultar volver a poner el consentimiento en el centro del código penal en lo
que respecta a las agresiones sexuales. Porque sabemos que, cuanta más gente
piense que las opiniones de un escritor que casi siempre coinciden con las de
VOX son "sentido común apolítico", más fácil va a ser violar los
derechos humanos de las personas migrantes en España. Porque sabemos que, si
consiguen convencer a la gente de que la libertad es no pagar impuestos, el
siguiente paso es quedarnos sin sanidad pública.
Por eso, y aunque a veces nos acusen de
ser un poco como el Grinch, no podemos evitar traer al debate determinados
elementos que se nos ofrecen como "sentido común" desde la mayoría de
los medios de comunicación en estas fechas.
No podemos evitar, por ejemplo, señalar
que, aunque está muy bien hacer felices a los niños y niñas, y seguramente un
poco de ficción y un poco de fantasía no vienen mal en la vida, esa
insistencia en que la felicidad tiene que ver con la adquisición de productos
materiales para hacer "regalos" nos hace tener un poco la mosca
detrás de la oreja. Seguramente es pura casualidad el hecho de que el
pasaje que se haya elegido para conmemorar por parte de los ayuntamientos, las
organizaciones de comerciantes y los medios de comunicación, entre todos los
pasajes que hay en la Biblia, sea uno que implica la compra de una gran
cantidad de bienes que muchas veces no necesitamos (y de Papá Noel, que cambió
su color de verde a rojo por una campaña de Coca-Cola, mejor ni hablamos).
Seguramente, que pensemos mal cuando escuchamos todo lo que se nos dice a este
respecto desde las pantallas tiene que ver con nuestra obsesión de
"politizarlo" todo y, efectivamente, la felicidad se halla al final
de un largo camino de cajas envueltas en papel de regalo.
La cobertura que se hace de los Reyes
Magos guarda grandes similitudes con la que se hace de los Reyes Borbones
De la misma manera, es muy probable que
sea una consecuencia de nuestras obsesiones izquierdistas que nos hayamos dado
cuenta, viendo el telediario estos días, de que la cobertura que se hace de los
Reyes Magos guarda grandes similitudes con la que se hace de los Reyes
Borbones. En ambos casos, parece que todo el mundo piensa lo mismo y solamente
piensa cosas positivas (esto es, si somos tan imprudentes como para pensar que
la opinión pública y la opinión publicada son la misma cosa; pero eso es precisamente
lo que intentan que pensemos). Si, en el primer caso, está prohibido hablar
desde las pantallas y las radios del consumismo capitalista, en el segundo está
prohibido recordar que Felipe VI pagó su luna de miel con medio millón de euros
de dinero turbio de su padre o que el artículo 56.3 de la Constitución —según
la interpretación actual por parte de la alta magistratura— establece que el
monarca puede cometer cualquier delito y no ser juzgado por ello. Si, en el
primer caso, es todo gominolas, cabalgatas y niños sonriendo, en el segundo es
todo elogios y aplausos a una jefatura del Estado que no quiere asistir al 50
aniversario de la muerte del dictador que la constituyó. O a lo mejor no. A lo
mejor no hay nada de eso y simplemente estamos "politizando" cosas
que son apolíticas.
A lo mejor, que la cuenta de la Guardia
Civil en X haya publicado en la víspera de Reyes un mensaje que decía "Si
esta noche entran en tu casa tres tipos disfrazados, puede que sean los
#ReyesMagos... Pero, ¿Y si son Malhechor, Mangar y Va-Saltar?" encima
de una ilustración en la que los tres Reyes Magos parecen tener la piel
negra es algo que no tiene absolutamente ningún contenido político y
que tenemos que tomar como uno más de los incontables acontecimientos "de
sentido común" que nos rodean. Que el tuit coincida en el tiempo con las
advertencias de la extrema derecha, que nos cuenta todos los días que las
personas migrantes vienen a cometer delitos a España, y con los anuncios de
Securitas Direct en la pausa publicitaria de las tertulias que hablan de una
epidemia de "okupación" es probablemente una casualidad sin
importancia. Es verdad que la propia Guardia Civil ha decidido borrar la
publicación después de haber recibido miles de críticas de los usuarios, pero eso
seguramente es porque la benemérita siempre ha pecado de prudencia
institucional incluso aunque se la señale injustamente desde la extrema
izquierda intolerante.
Ustedes no se preocupen, acaben bien
estas fiestas, empiecen un feliz 2025 y no "politicen" las cosas en
exceso, que al final terminan viendo cosas donde no las hay
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