“TENGO LAS MANOS
PARALIZADAS POR LA TORTURA”
Los gazatíes revelan los horrores del centro de detención israelí de Ofer:
desde palizas mortales y descargas eléctricas hasta el empleo constante de
esposas
OREN ZIV (+972
MAGAZINE)
Prisioneros palestinos detenidos en la prisión israelí
de Ofer, cerca de Jerusalén, en la Cisjordania ocupada, el 28 de agosto de
2024. / Chaim Goldberg/Flash90
En
febrero, Rami fue detenido por el ejército israelí en el hospital Al-Shifa de
Gaza. El palestino, de 42 años, fue trasladado al tristemente famoso centro de
detención de Sde Teiman donde, al igual que miles de gazatíes detenidos allí,
sufrió graves maltratos a manos de los guardias. Pero pronto lo trasladaron.
“Creía que me devolvían a Gaza, pero me encontré en otra prisión”, declaró a +972
y Local Call. Esa prisión era el centro de Ofer, una instalación militar
que, durante la actual guerra, Israel estableció para retener a los detenidos
en Gaza y que está situada entre Jerusalén y Ramala, en la Cisjordania ocupada.
Rami describió el centro como igual de brutal que Sde Teiman. “Me torturaron brutalmente”, dijo. “Nos obligaban a arrodillarnos con las manos atadas desde el amanecer hasta la medianoche. Los guardias nos golpeaban por todo el cuerpo. Me daban descargas eléctricas cada dos días”. Subrayó que ese trato no era excepcional: “Todos los detenidos en Ofer eran torturados, golpeados y humillados. [Todos] recibíamos comida sólo una vez al día”.
El
24 de marzo, tras semanas de detención en estas condiciones, Rami fue liberado
y devuelto a Gaza; no se presentaron cargos contra él.
Los
palestinos de Ofer afirman estar encadenados por los pies veinticuatro horas al
día, con la excepción de una breve ducha una vez a la semana
+972 y Local Call obtuvieron testimonios de
diecinueve palestinos, algunos de los cuales están detenidos actualmente, y
hablaron a través de sus abogados del grupo israelí de derechos humanos
HaMoked; otros estuvieron recluidos anteriormente en el centro de Ofer y fueron
liberados y devueltos a Gaza. Revelaron condiciones “similares, y en algunos
casos idénticas” a las de Sde Teiman, como explicó la abogada Nadine Abu
Arafeh, de HaMoked.
Los
palestinos de Ofer afirman estar esposados y, en algunos casos, encadenados por
los pies veinticuatro horas al día –incluso mientras duermen, comen o van al
baño–, con la excepción de una breve ducha que se les permite, como mucho, una
vez a la semana. También describen las palizas que les propinan los guardias
–en una ocasión, hasta la muerte–, las humillaciones constantes, el
hacinamiento extremo y la falta de higiene básica.
Los
gazatíes recluidos en el centro de Ofer, adyacente a la antigua prisión del
mismo nombre, forman parte de los detenidos palestinos que Israel clasifica
como “combatientes ilegales”. Como tales, pasan por un procedimiento legal muy
breve: normalmente, consiste en una audiencia de tres minutos llevada a cabo a
través de Zoom, en la que se les acusa de “apoyo al terrorismo” y tras la cual
se prorroga su detención otros seis meses o hasta “el final de la guerra”.
Según
HaMoked, en diciembre de 2024 había 1.772 “combatientes ilegales” recluidos en
cárceles israelíes bajo la jurisdicción del Sistema Penitenciario de Israel
(IPS, por sus siglas en inglés). Aunque el ejército no ha revelado el número
exacto de detenidos en el centro de Ofer, las estimaciones apuntan a que
actualmente hay cientos de reclusos.
En
un principio, los abogados de los detenidos palestinos esperaban que el centro
de Ofer sirviera como centro temporal de tránsito, en el que se recluyera a los
detenidos por un breve periodo de tiempo antes de trasladarlos a la prisión de
Ofer o a otras prisiones civiles supervisadas por el IPS. Y aunque el IPS se
jactaba recientemente de endurecer las condiciones de los detenidos palestinos,
los abogados esperaban que un mayor control de las prisiones civiles pudiera
derivar en unas condiciones de vida algo más humanas. Sin embargo, a pesar de
las afirmaciones del ejército israelí de que “está previsto trasladar a los
detenidos al IPS”, HaMoked sigue reuniéndose con los detenidos que permanecen
en el centro de Ofer desde mayo de 2024.
“Uno
de los jóvenes detenidos con nosotros fue asesinado”
En
mayo, tras las crecientes revelaciones de graves maltratos contra detenidos en
Sde Teiman –incluidos casos de muerte e incluso violación–, un grupo de cinco
organizaciones israelíes de derechos humanos presentó una petición ante el
Tribunal Superior de Justicia argumentando que las condiciones en el centro
violaban la legislación israelí vigente. Finalmente, el tribunal se puso de
parte de los peticionarios y en septiembre dictaminó que “la detención de
personas en el centro de Sde Teiman, o en cualquier centro de detención, debe
cumplir con los requisitos legales”.
Aunque
el tribunal no llegó a ordenar el cierre de Sde Teiman, gradualmente, el centro
se convirtió en un centro de tránsito. En los últimos meses, los detenidos
palestinos simplemente han sido sometidos a un control en Sde Teiman antes de
ser devueltos a Gaza o trasladados al centro de Ofer. Pero los abusos no han
cesado: simplemente se han reubicado.
“Los
testimonios de detenidos que estuvieron recluidos o siguen recluidos en el
centro de Ofer indican que el Estado hace caso omiso de la reciente sentencia del
Tribunal Supremo sobre las condiciones de detención en el centro de Sde
Teiman”, explicó Abu Arafeh, de HaMoked.
Perdí
43 kilos durante mi detención debido a la falta de alimentos. El único consuelo
que tenía era pensar en mi familia
Según
un palestino que estuvo recluido en Sde Teiman y posteriormente fue trasladado
a Ofer, la principal diferencia entre las dos instalaciones es que en Ofer se
permite a los detenidos permanecer de pie en sus celdas, mientras que en Sde
Teiman se les obligaba a permanecer arrodillados todo el día. Otro detenido que
habló con HaMoked dijo que la principal “mejora” en Ofer en comparación con Sde
Teiman es que “hay un Corán en la celda y se nos permite rezar”.
Una
diferencia crucial, sin embargo, es que mientras Sde Teiman recibió cierta
atención internacional, se sabe muy poco de lo que está ocurriendo en Ofer, y
apenas ha recibido cobertura en los medios de comunicación internacionales.
Rafiq,
un hombre de 59 años del norte de Gaza, fue detenido en noviembre de 2023. Tras
pasar una semana en Sde Teiman, fue trasladado a Ofer. “Todos sufrimos el mismo
nivel de tortura, humillación e insultos”, declaró a +972 y Local
Call. “Nos trataban como si no fuéramos a volver a ver a nuestras familias
en Gaza. Pensé que no saldría con vida de la cárcel. Uno de los jóvenes
detenidos con nosotros fue asesinado durante su liberación: [los soldados] le
golpearon en la cabeza y murió al instante”, continuó. “Perdí 43 kilos durante
mi detención debido a la falta de alimentos. El único consuelo que tenía era
pensar en mi familia, lo que me ayudaba a disociarme de la realidad del
encarcelamiento”.
Tras
pasar cerca de un mes dentro de Ofer, Rafiq fue liberado y devuelto a Gaza,
pero ha seguido sufriendo por sus experiencias allí. “Tengo las manos
paralizadas a causa de la tortura, y estoy tomando una medicación psiquiátrica
muy fuerte. Camino muchos kilómetros a diario para agotarme y poder dormir. He
perdido la vida por culpa de esa detención”.
La
humillación y la violencia forman parte de la vida cotidiana en Ofer, donde los
guardias golpean a los detenidos para divertirse
Esposado
día y noche, incluso en el baño
Según
los testimonios facilitados a HaMoked, explicó Abu Arafeh, los detenidos en el
centro de Ofer soportan “duras condiciones, muy alejadas de las normas mínimas
exigidas para satisfacer sus necesidades básicas. Esto indica violaciones de
sus derechos como detenidos y como seres humanos, lo que da la sensación de
que, en muchos casos, estas condiciones equivalen a tortura”.
Todos
los detenidos que estuvieron recluidos recientemente en Ofer, salvo dos,
describieron que los mantenían esposados dentro de sus celdas. Un recluso de 28
años dijo que a los detenidos sólo les quitaban las esposas de las manos “media
hora a la semana, para ducharse”, y otro informó de que llevar esposas las 24
horas del día le provocaba “entumecimiento” en las manos.
Un
hombre de 48 años, padre de tres hijos, que fue detenido en marzo de 2024 en su
domicilio de la ciudad de Gaza, declaró que los soldados israelíes le dijeron:
“Sabemos que no estás relacionado con el 7 de octubre, pero sabemos que tienes
información sobre Hamás y sus operativos”. Lo trasladaron al centro de Ofer,
donde permaneció esposado “día y noche”.
Según
los testimonios, la humillación y la violencia forman parte de la vida
cotidiana en Ofer, donde los guardias golpean a los detenidos para divertirse.
Un preso de 23 años declaró que, en comparación con Sde Teiman, “en la sala se
nos permite estar de pie”, pero “cada vez que me muevo de una zona a otra, me
pegan”.
“Cada
vez que los guardias pasan por el pasillo, los detenidos tienen que tumbarse en
el suelo boca abajo, y el que no obedece es castigado y golpeado en las manos”,
dijo un detenido de 32 años. “Los agentes nos insultan todo el día”.
La
ropa no se cambia. Cada dos semanas, nos dan un solo rollo de papel para todos
los detenidos. Sólo se proporciona jabón durante la ducha
Muchos
detenidos hablaron de una alimentación pobre e inadecuada, con comidas diarias
idénticas que consisten principalmente en cuatro rebanadas de pan blanco con
una cucharadita de mermelada, queso o chocolate para untar, sin ninguna fuente
de proteínas. “A veces hay labneh o queso, ocasionalmente una pequeña
cantidad de atún”, declaró un preso. “Aparte de eso, no hay nada: ni huevos, ni
carne, ni pollo”.
“La
comida llega en pésimas condiciones”, declaró un detenido que está actualmente
en Ofer. “Por la mañana nos dan tres rebanadas de pan, una de ellas con un poco
de mermelada. Antes nos daban cinco rebanadas, pero últimamente la cantidad se
ha reducido. Además del pan, cada persona recibe un tomate”.
Un
detenido gazatí de 32 años que fue arrestado en el hospital Al-Shifa declaró
que “todos los presos han perdido entre 20 y 30 kilos”. Los detenidos también
informaron de que las celdas de la prisión están extremadamente masificadas, y
que muchos sufren enfermedades cutáneas debido a las malas condiciones
higiénicas.
Un
hombre de 28 años, padre de dos hijos, que fue detenido en marzo de 2024,
también en Al-Shifa, dijo que había 16 personas recluidas en una celda diseñada
para 12 personas. “Los que hay de más no tienen colchones, así que nos
turnamos”, explicó. Los que no tienen cama se ven obligados a dormir en colchones
de dos centímetros de grosor colocados en el suelo de la celda.
“Una
vez a la semana se nos permite cambiarnos de calzoncillos y ducharnos con agua
fría”, añadió. “La ropa no se cambia. Cada una o dos semanas, nos dan un solo
rollo de papel higiénico para todos los detenidos. Sólo se proporciona jabón
durante la ducha”.
En
Ofer no hay servicio de lavandería, por lo que los detenidos se ven obligados a
lavar la única prenda de ropa que les ha sido asignada –un chándal gris que
algunos llevan puesto desde hace cuatro meses– en el lavabo o el retrete de la
celda. Las duchas se permiten una vez a la semana o cada tres semanas, según
algunos testimonios, durante las cuales los presos pueden recibir ropa interior
nueva.
“Cuando
había casos de sarna en la celda, se nos permitía ducharnos una vez a la
semana”, relató un preso que lleva en el centro de Ofer desde abril. “Pero
después de recuperarnos, volvimos a la horrible rutina. No hay cepillos de
dientes y en la celda sólo hay jabón a veces”.
Un
preso de la ciudad de Gaza declaró que lo dejaban esposado cuando iba al baño y
no le permitían asearse. Para ducharse, dijo, les dan “menos de tres minutos”,
y añadió que tenía que lavarse con “detergente para limpiar el suelo”.
Sueño
con ver la luz del sol
Resulta
inquietante que algunos de los detenidos descubrieran que estaban recluidos en
el centro de Ofer durante las reuniones con abogados de HaMoked, semanas o
incluso meses después de llegar al centro.
No
hay papel ni bolígrafos, así que no podemos presentar quejas
Un
hombre de 66 años, padre de cuatro hijos, que fue detenido en su casa de Rafah
en mayo de 2024, fue trasladado a Sde Teiman y posteriormente a Ofer. “[Hasta
finales de octubre] no supe que estaba en Ofer”, dijo a su abogado. “Tuve una
vista a través de Zoom. Me dijeron que estaba detenido hasta el final de la
guerra, acusado de pertenecer a una organización terrorista. Soy maestro de
escuela, no estoy relacionado con Hamás ni con ninguna actividad hostil hacia
Israel”.
Para
los detenidos, reunirse con un abogado puede ser la única oportunidad que
tienen de salir de sus celdas. “No hay papel ni bolígrafos, así que no podemos
presentar quejas”, señaló un detenido, que fue arrestado en Khan Younis en
febrero. “Intentamos hacer peticiones a través del shawish [un preso que
habla hebreo asignado para servir de enlace con los guardias], pero la
situación no mejora. Sueño con ver la luz del sol, aunque sólo sea una vez”.
Sin
embargo, las visitas de los abogados también han tenido un alto coste para
otros detenidos. Un joven de 26 años declaró que cuando un abogado se reúne con
un preso, sacan a todos los demás de la celda y les ponen grilletes, les vendan
los ojos y les obligan a tumbarse mientras dura la visita. “Rezo para que [los
abogados] no vengan a visitarnos”, dijo. “Es la pesadilla de todos los
detenidos”.
En
respuesta a las preguntas formuladas para este artículo, un portavoz del
ejército israelí afirmó que “los detenidos recluidos en el centro de detención
militar de Ofer son aquellos que han sido declarados implicados en actividades
terroristas y han sido sometidos a un control judicial ante un juez del
Tribunal de Distrito”. El portavoz rechazó “las alegaciones de maltrato
sistemático contra los detenidos, incluso mediante violencia o tortura” en
Ofer, señalando que los maltratos son “contrarios a la ley y a las órdenes de
las FDI” y que el centro “se graba regularmente y está bajo la supervisión de
los mandos”.
El
portavoz también afirmó, en contra de los testimonios, que los detenidos en
Ofer reciben mantas, un colchón, productos de higiene, ropa, tres comidas al
día y “atención médica adecuada”. Aunque “la mayoría de los detenidos no están
esposados”, añadió el portavoz, en ciertos casos “se toma la decisión individual
de esposar a un detenido de forma que no se le impida comer, ducharse o ir al
baño”.
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Este
artículo se publicó originalmente en +972 Magazine.
Traducción
de Paloma Farré.
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