lunes, 16 de diciembre de 2024

EUROPA ES UNA POMPA DE JABÓN

 

EUROPA ES UNA POMPA DE JABÓN

ANIBAL MALVAR

Imagen de archivo del Parlamento Europeo durante una sesión

plenaria.Álex Flores | EUROPA PRESS 

A los europeos nos encanta regodearnos con la inestabilidad política de países más o menos remotos, a los que miramos con superioridad de señorito civilizado. En estos días terribles, sesudos todistas nos alertan del peligro de un desgobierno en Siria, de que Libia e Irak de autodestruyan aun más; un posible golpe de Estado en Venezuela excita mucho a los tertulianos y al respetable, y al México lindo y querido, en cuanto gire un poquito más a la izquierda, ya lo tildaremos de narcoestado. En el fondo, nos comportamos como el cura que pregona la castidad mientras mete mano a los niños. Los europeos nos creemos perfectos, aseaditos, eficaces e inmarcesibles. El totalitarismo no puede arañar nuestro ecosistema, suponemos, pero es que Europa carece de ecosistema, confunde ecosistema con burbuja, con pompa de jabón. Nos hemos creído que soplando todos juntos, los 27, una pompa de jabón, la pompa aguantará eternamente.

Si yo fuera europeo, y no un gallego apátrida, me miraría más el ombligo. En Europa hay una guerra, con sus muertos y sus niños de ojos enormes de tanto mirar terror. Tener una guerra dentro, ya da un montón de puntos a la hora de ser considerada república bananera, alianza de estados fallidos, unión solo económica o bélica sin otro fin que la rapiña, contubernio asesino y deshumanizante, gremlin al que basta mojar con dinero por la noche para que olvide que fue fabricado como juguete de la igualdad, la fraternidad y la libertad, y no para que se convierta en un monstruo sanguinario y taimado, en plan Mussa Meloni.

Voy a dar una relativa buena noticia a los ciudadanos sirios. Pueden mirar a Europa con la misma condescendencia con que nosotros los miramos a ellos. Como desastre, no tenemos nada que envidiarles, ni ellos a nosotros. Aquí en Europa también tenemos una guerra. Y gobiernos demoaristocráticos como el de Francia. Francia está presidida por un banquero: Emmanuel Macron, de la banca Rothschild de toda la vida. Rothschild es una entidad de inversión reconvertida en los 80 para que se borrara su pasado como financiadora de Hitler y Mussolini. Qué enorme casualidad.

Mientras los europeos, delante de la chimenea y con el yorkshire lamiéndonos amorosamente los dedos de los pies, nos preguntamos qué pasará en Siria con los pobres sirios. Sirios descalzos que sueñan con darle de comer un yorkshire a sus hijos y que tienen derecho a preguntarse qué coño pasa en Europa, que no hace nada.

En Europa pasan cosas como que Emmanuel Rothschild Macron, presidente de Francia, la cuna del sueño libertario europeo, se niega a aceptar que la izquierda ha ganado las elecciones. Y nombra primeros ministros fachas como quien hace el cocido solo con garbanzos negros. El primero, Michel Barnier, le ha durado noventa días. Si eso lo hicieran los venezolanos o los sirios, lo llamaríamos golpe de Estado. Y los miraríamos con condescendencia mi yorkshire y yo.

"Quien nos mire desde fuera no observará demasiadas diferencias entre cualquier zona a la que nosotros denominamos de conflicto y nuestra feliz Europa"

En Europa pasa que el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, quizás harto de no hacer ni significar nada, ha adelantado elecciones. El eje franco-alemán, que otrora creíamos motor ético, económico e ideológico de la nueva Europa (vencedores y vencidos), es ahora un eje de qué-más-da. Scholz pone en bandeja a la CDU el blanqueamiento del neonazismo alemán, y Enmanuel Rothschild Macron alarga plazos con su petit coup d´état hasta que pueda convocar legislativas y coronar a Marine Le Pen. Aquí en España, la judicatura se ha echado a las trincheras para derrocar al gobierno y fomentar el odio a la mujer y al catalán, entre otros odios, como si el código penal no fuera escrito para contener delitos, sino para perpetrarlos.

Quien nos mire desde fuera no observará demasiadas diferencias entre cualquier zona a la que nosotros denominamos de conflicto y nuestra feliz Europa. Europa es una gran zona de conflicto aunque muchos europeos no se den cuenta. Solo nos diferenciamos en las formas y en que aquí los marines no nos matan y violan indiscriminadamente. El mayor conflicto de Europa, de la Unión Europea, viene de no significar nada. Ni siquiera a nivel diplomático. Nos creemos los grandes mediadores, pero si repasamos la historia, la UE nunca ha mediado eficazmente en ninguna iniciativa de paz. Cuando lo de Irak, hasta se fragmentó la UE, y los belicistas hicieron la guerra y los pacifistas pusieron mohínes, como es habitual.

Cada vez menos indígenas de las tribus europeas siguen soplando a la pompa de jabón de la UE como si fuera una deidad que hay que mantener en el aire. Hasta ahora la UE solo ha ejercido como apoyo diplomático y estratégico de la OTAN, y portamaletas de Wall Street. Con esta guerra de Ucrania, mucha gente se está dando cuenta de la farsa. Y se habla mucho de reconstruir Europa. Como si se pudiera construir algo sobre una unidad con vocación de ser nada. Nadie puede poner el primer ladrillo sobre una pompa de jabón.

 

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