EL REY Y LOS
PROBLEMAS DE LOS CIUDADANOS
ROSA MARÍA ARTAL
Hay cosas que inquietan a los ciudadanos. El acoso nada
equidistante de la derecha al gobierno o, entre otros, la desmesura del
"Caso emails" del novio de Ayuso ¿No creen que al jefe de un Estado
democrático debería preocuparle lo que parece una coacción a la prensa y a la
justicia que obra en derecho?
Fue ayer, cuando en la Cadena COPE, esa emisora de la Confederación Episcopal volcada en manipular contra el gobierno que también subvencionamos con nuestros impuestos, cuando escuché a mediodía una especie de editorial -voz masculina- asegurando que “hay una abrumadora distancia moral entre la Zarzuela y Moncloa. El rey, decía, conoce los problemas de los ciudadanos no como Pedro”. El Rey y Pedro confrontados. Desde luego, en la Zarzuela flota aún precisamente la superioridad moral que dejó el antecesor en la jefatura del Estaodo, a tal cantidad de niveles que lo impregna todo. Pero vayamos a los problemas de los españoles, esos que conoce tan bien el actual rey por experiencia propia se conoce o por que se fija mucho..
Cada cual tiene los suyos, sus anhelos y
metas, pero el principal problema no es la emigración -para citarlo el primero-
salvo para los párasitos que, a diferencia de quienes vienen de fuera plenos de
valentía a buscarse un futuro- ven en los extranjeros -pobre- un obstáculo.
Lo que desde luego nos afecta a todos y gravemente es el clima
político de acoso y derribo de uno la derecha contra el gobierno demócrático.
En absoluto es del mismo calibre. No se pueden medir en equidistancia, como
hizo el jefe del Estado, los feroces y constantes ataques del PP contra el
ejecutivo de Pedro Sánchez. Los populares han acogido con entusiasmado las
palabras del rey porque son una forma de lavar su actuación. Y encima,
contraviniendo los principios del periodismo, el PP cuenta como cómplices con
una serie de medios a su servicio, inasequibles a tergiversar lo que haga
falta. ¿Quieren un ejemplo? de este mismo viernes. Con la reina del mambo en
portada.
Menciona de hecho lo que nos lleva de pasmo en pasmo: algunas
actuaciones judiciales que, sin duda, merecían alguna mención del jefe del
Estado y algo más que mención. Recapitulemos. Tenemos a un juez que, según
hemos oído en una grabación, manipuló las palabras de un testigo -nada menos
que Güemes, bastión del PP- para inculparle incluso, por no acusar a Begoña
Gómez como parecía desear. Que ha invadido hasta La Moncloa llevándose de la
mano a la ultraderecha y ha permitido difundir lo interrogado. Es
bochornoso, muy preocupante. Pero en medio de demasiados silencios, hasta
la presidenta del Poder Judicial ha recriminado a Sánchez, verdadero objetivo
de la maniobra por quejarse ¡de los jueces!
Entre otros de los varios que parecen inventos para hacer ruido
judicial y mediático -muy efectivo-, nos encontramos con otro caso de verdadera
envergadura. Cada día titulares en todos los medios sobre la procedencia de los
emails en los que el abogado del novio de Ayuso reconocía los delitos de fraude
fiscal y falsedad documental de los que está acusado, ofreciendo un pacto a
Hacienda. Cada día, cuando el ínclito lleva en cambio casi un año sin pasar por
el juzgado. ¿Por qué?
Quien mandó a los medios un email con un bulo -es un hecho-
diciendo que el pacto lo ofrecía la Fiscalía a Gónmzalez Amador fue el Director
de Comunicación de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez y a él ni lo ha citado a
declarar. Los Ayuso lograron que el Tribunal Supremo imputara al fiscal
general del Estado, tratado casi como un terrorista -tanto en el proceso como
en los medios- por una supuesta revelación de secretos. Por supuesto los
acusados de delitos tienen derechos, los demócratas así lo creemos, pero
también el fiscal general y los ciudadanos en cuyo nombre y salvaguarda actúa
esta institución, y francamente hay muchos altamente preocupados. El famoso
novio de Ayuso ha osado -además- pedir el control de los teléfonos de varios
periodistas -cuatro de este medio Eldiario.es- cuando la Constitución protege
nuestras fuentes. Y el juez ha dado al menos los números “a las partes”,
leemos. ¿Qué futuro nos están preparando?
Más aún, ese mismo magistrado del Supremo se ha permitido llamar
a declarar a un subordinado ¡al Fiscal que imputó a Alberto Rodriguez
Amador el fraude a Hacienda! La desmesura del
“Caso emails” inquieta a muchos ciudadanos. ¿No creen que al jefe de un Estado
democrático debería preocuparle lo que parece una coacción a la prensa y a la
justicia que obra en derecho?
Parece una auténtica broma decir que el rey sí conoce los
problemas de los ciudadanos desde su palacio dorado y su vida de privilegios.
Que sabe lo que es estar enfermo aguantar una larga lista de espera o tiene
problema alguno de vivienda, enseres o manutención. Y quien facilita las ayudas
a las familias afectadas por la DANA de Valencia, por ejemplo, es el gobierno
del Estado. Quien envió a la UME que así pudo salvar vidas, en ausencia de la
Generalitat, fue el gobierno del Estado. Referirse a una “falta de coordinación
de las administraciones” teniendo al presidente de la Comunidad, Carlos Mazón,
oculto entre mentiras y a saber qué más, es algo irritante, la
verdad. Contribuye a la crispación porque avala las mentiras y el acoso
del PP.
Citar en primer lugar la inmigración da… mucha pena. Olvidar la
violencia machista, también. Gaza y Ucrania no digamos. Hay ciudadanos en este
país con sensibilidad y un elevado concepto de la justicia.
Acudir a Valencia varias veces tras el fiasco inicial es una
buena iniciativa salvo que se extreme. Rozar el populismo entusiasma al público
afín, entregado sin preguntas. Pero da la sensación de estar más cuidando la
empresa familiar que los problemas de los españoles. Incluso les funcionaría
mejor así una mayor implicación en la realidad que vivimos el resto de los
ciudadanos. No, no esperábamos que el rey jefe del Estado diera respuesta a las
verdaderas inquietudes actuales de los españoles. Pero por su capacidad real de
acciones ejecutivas sí podía usar su influencia -que la tiene- en las
soluciones. Y lo peor es que no hay mucho más para dar esas soluciones en este
insufrible y podrido clima político que pone zancadillas constantes a quien
realmente, mejor o peor, trabaja. Vienen, además, terribles curvas desde el
otro lado del atlántico. La brutalidad planeada ya de un gobierno
estadounidense llevada al máximo. Del mismo signo de los que aprietan para aquí
alcanzar el poder por cualquier medio.
Y, solos. dudo que podamos combatir esta marea, en medio de
quienes -no por casualidad- quieren tapar la boca a los periodistas y a los
fiscales que cumplen su obligación.
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