DIVAGACIONES DE UNA LUNA MENGUANTE
DUNIA SÁNCHEZ
Mareas donde
mi mano fluye en la soledad. Una soledad en destiempo cuando el ayer vencía mi
cuerpo. Ahora, callada, mirando la luna menguante respiro sus entrañas
navegando al son del oleaje. Un faro queda, aún. acentuándose en cada giro
sobre si mismo saluda a los llegados, despide a los idos en barcos de
papel. Fallecen las fuerzas, el mañana se enhebra en desaliento, en
una desgana que los hace hijos de las profundidades de los océanos. Sus rostros
dibujan sufrimiento, el exhalar de la sed, del hambre. Vuelvo a la orilla, el
faro mudo, con luz irradiando una noche de luna menguante. Suspiro, tomo aire,
contemplo mi soledad, esa sombra conversando con las pardelas de un nocturno
ciego, sordo a la esperanza y cierro los ojos. Puede que el desanimo o no, me
venga a buscar. Puede que las fronteras se extingan o no. El viento viene
barriendo todos mis deseos, me abrazo y me lio con el canto de las caracolas.
Espero que el naciente sea sol que me dé la respuesta y abro los ojos, y
retengo ese suspiro donde su imagen se hace hueco en el vacío. Y
aquí estoy donde las mareas fluyen en sus soledades, en su danza con almas
tragadas por la insonoridad de la huida. Aquí, quieta , soy callar de viejas
heridas solidificándose como pilares de mi despertar, de ese mañana donde sobre
cetáceos surcare el deseo. Oh, deseos prohibidos, inquietos venís a mí. Y aquí
estoy, en la orilla, en un naciente del crepúsculo donde mi canto se eclipsa en
la dejadez, en una ilusión evaporada, difuminada a ras de mi calma. Oh, deseos
vanos, me miráis. Catáis cada encuentro de mis manos con las mares. Y siguen
llegando, los hijos de las mareas , del despecho, náufragos de sueños
exterminados por las guerras inagotable y el tiempo se declina, el tiempo se
cansa y este pensamiento mío es corriente gravitando en ti. Sí, en ti. Oh,
deseos perdidos dónde estáis. Uhm, amanece.
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