jueves, 19 de diciembre de 2024

LOS BULOS EN LAS REDES

 

LOS BULOS EN LAS REDES

Después de haber escuchado la propuesta del Gobierno contra los bulos, Ferreras, Peinado y Escalonilla están en su casa brindando con champán

DIARIO RED

 El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños — Alejandro

Martínez Vélez / Europa Press

El Gobierno anunció este martes que pretende aprobar una nueva legislación para extender el derecho de rectificación —hasta ahora, limitado por una ley de 1984 a los medios de comunicación— a los usuarios de redes sociales "de especial relevancia", cuantificándose este calificativo como tener más de 100.000 seguidores en una única plataforma o más de 200.000 en todas las plataformas en las que el usuario esté presente de forma agregada.

Aunque la posibilidad de que las falsedades que se publican en cualquier ámbito se puedan rectificar es algo positivo por sí mismo, lo cierto es que la propuesta presenta más aristas oscuras que ventajas. En primer lugar, porque la nueva rectificación, que en los medios se limita a los hechos, ahora podría incluir la expresión de opiniones cuando "resulten imprescindibles para entender el contexto". Una ampliación ciertamente inquietante que no nos cabe duda que se acabará utilizando contra la izquierda pero que no es, ni de lejos, lo más grave.

De hecho, para poder valorar la propuesta en su justa medida, la pregunta que nos tenemos que hacer es si tiene la potencialidad para mitigar —aunque sea mínimamente— la difusión de mentiras como arma política que intoxica la democracia. Y la respuesta es no.

Los canales más poderosos de difusión de bulos y manipulaciones no son las redes sociales de usuarios individuales sino ciertos grandes medios de comunicación corporativos

Como resulta completamente evidente, los canales más poderosos de difusión de bulos y manipulaciones no son las redes sociales de usuarios individuales sino ciertos grandes medios de comunicación corporativos. Ya antes de Internet, podemos señalar el caso de las mentiras sobre la autoría de los atentados de Atocha que se difundieron de forma masiva a través de diferentes periódicos, televisiones y emisoras de radio de ámbito estatal. Para llevar a cabo esa intoxicación golpista de la opinión pública no hizo falta X, Facebook, Telegram o TikTok. Los bulos reaccionarios se emitieron entonces —incluso durante años después de elecciones— a través de varios medios tradicionales y lo mismo ha ocurrido durante la última década con todas y cada una de las campañas de desinformación masiva que se han ejecutado, por ejemplo, contra Podemos. Los bulos de la financiación venezolana de los morados —repetidos, por cierto, por Pedro Sánchez varias veces en campaña—, los bulos fabricados por las cloacas del PP —el falso 'informe PISA' que todavía sigue disponible en la web de la Cadena SER—, el falso respirador para Manuela Carmena, las falsas competencias de Pablo Iglesias sobre las residencias o la confesión de Ferreras ante Villarejo de que "fue con ello" a pesar de ser "demasiado burdo", todo ello, toda esa ciénaga nauseabunda de mentiras con intención golpista, fue originada y difundida por medios de comunicación de toda la vida. Al no tocar ni un pelo a esta práctica, la propuesta anunciada por el Gobierno garantiza la impunidad de los cañones de bulos más poderosos del país. Por supuesto, se podrá seguir exigiendo el derecho de rectificación en este ámbito, pero ya todos sabemos que la difamación ocupa cientos de horas de televisión y radio y portadas enteras mientras la rectificación —cuando hay suerte y se produce— es prácticamente invisible y hay que utilizar una lupa para encontrarla.

Una buena proporción de los bulos difamatorios que circulan en el espacio público tiene su origen en la operativa de determinados jueces

Pero es que, además, si algo hemos aprendido en los últimos años y si algo ha movido a Pedro Sánchez y al PSOE a cambiar —aunque sea tímidamente— su discurso es precisamente la constatación de que una buena proporción de los bulos difamatorios que circulan en el espacio público tiene su origen en la operativa de determinados jueces. Así, por mucha legislación que se apruebe sobre la posibilidad de rectificar afirmaciones falsas, seguirá abierta la puerta para que, primero, cualquier organización ultraderechista denuncie a cualquier persona por corrupción sin ninguna prueba, segundo, un juez activista decida iniciar una larga investigación prospectiva y, tercero, los medios que tengan voluntad golpista se pongan a fabricar titulares del tipo "La justicia investiga a Fulanito por presuntamente cobrar comisiones ilegales, robar dinero público y ser un corrupto". Aunque la utilización de un magistrado —este sí, corrupto— como proxy y la inclusión de palabras clave como 'presuntamente' y similares mantiene la cobertura mediática de la infamia en el ámbito de la veracidad, habría que ser un auténtico cínico para negar la voluntad espuria y los efectos difamatorios que tiene la —ya muy conocida— operativa. Aunque ahora hasta El País haga artículos especiales sobre los cuatro años de basura que estuvo fabricando el juez Escalonilla en el 'caso Neurona', es evidente que el daño político provocado por esta larga cacería de lawfare no se puede revertir fácilmente. En nada afecta la propuesta del Gobierno a esta operativa repugnante que se ha usado profusamente contra el activismo social, contra el independentismo catalán, contra el feminismo o contra Podemos, y que ahora empieza a rozar al entorno familiar del presidente.

Aunque critiquen la medida con la boca pequeña, la realidad es que los periodistas y jueces corruptos que llevan amañando el proceso democrático en España desde que se modificó radicalmente el tablero político después del 15M están aplaudiendo y descorchando botellas de champán en su casa después de haber escuchado al ministro Félix Bolaños anunciando la nueva legislación. Ahora que ya saben que todo se va a reducir a una medida contra personas individuales en las redes sociales mientras el lawfare judicial y la difamación mediática permanecen completamente impunes, que a nadie le quepa duda de que van a redoblar su actividad golpista. También contra el PSOE.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario