GAZA: LA VIDA EN UNA TRAMPA MORTAL
El exterminio israelí ha matado al menos a 44.000 palestinos y palestinas,
herido a más de 105.000 y desplazado a 1,9 millones de personas, el 90% de la
población
MÉDICOS SIN
FRONTERAS
Una calle de
Gaza destrozada por los ataques israelís. / Médicos Sin Fronteras
La
guerra de Israel contra Gaza ha matado hasta ahora a más de 44.000 palestinos,
herido a más de 105.000 y desplazado a aproximadamente 1,9 millones de
personas, el 90% de la población, según el Ministerio de Sanidad de Gaza. En
respuesta a los terribles ataques perpetrados por Hamás y otros grupos armados
el 7 de octubre de 2023, en los que murieron 1.200 personas y 251 fueron
tomadas como rehenes, las fuerzas israelíes están aplastando a toda una
población bajo las bombas y los escombros.
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha sido testigo de 14 meses de repetidos ataques contra civiles, del desmantelamiento de infraestructuras civiles esenciales, incluidas instalaciones sanitarias, y de la denegación sistemática de asistencia humanitaria, lo que parece apuntalar la campaña de Israel para deshacer el tejido social de Gaza. En los 12 primeros meses de hostilidades, el propio personal de MSF ha sufrido 41 ataques e incidentes violentos, incluidos ataques aéreos, bombardeos e incursiones violentas en instalaciones sanitarias, fuego directo contra sus refugios y convoyes y detenciones arbitrarias por parte de las fuerzas israelíes. Ocho colegas de MSF y muchos de sus familiares han muerto, y muchos más han resultado heridos. Tanto el personal médico como los pacientes se han visto obligados a evacuar urgentemente las instalaciones sanitarias en 17 ocasiones distintas, a menudo corriendo literalmente por sus vidas. MSF sólo ha podido reanudar las actividades en tres instalaciones.
A
lo largo de la ofensiva, las fuerzas israelíes han bloqueado la entrada en la
Franja de artículos esenciales como alimentos, agua y suministros médicos. Han
denegado, retrasado o instrumentalizado la ayuda humanitaria, permitiendo la
entrada en Gaza de cantidades insignificantes de ayuda con total desprecio por
las necesidades reales y el nivel de sufrimiento de la población. El último
hospital oncológico que quedaba en Gaza tuvo que cerrar al quedarse sin
combustible el 1 de noviembre de 2023. Los equipos de MSF tuvieron que realizar
intervenciones quirúrgicas sin anestesia suficiente. Las consecuencias de estos
impedimentos se hacen aún más perjudiciales debido a la singularidad de una
guerra que se libra en una zona asediada de la que nadie puede escapar.
Los
equipos de MSF tuvieron que realizar intervenciones quirúrgicas sin anestesia
suficiente
La
violencia desatada por las fuerzas israelíes ha causado daños físicos y
psíquicos a una escala que desbordaría cualquier sistema sanitario en
funcionamiento, por no hablar de uno ya diezmado por una ofensiva aplastante y un
bloqueo que dura ya 17 años. Desde mediados de octubre, sólo 17 de los 36
hospitales de Gaza funcionan parcialmente, aunque los incesantes combates a
menudo los ponen fuera del alcance de quienes los necesitan. Los otros 19
hospitales están fuera de servicio. Las autoridades israelíes dificultan
enormemente la búsqueda de asistencia fuera de la Franja. Entre el cierre del
paso fronterizo de Rafah, a principios de mayo de 2024, y septiembre de 2024,
sólo se autorizó la evacuación de 229 pacientes, lo que equivale al 1,6% de
quienes lo necesitaban en ese momento.
El
desplazamiento forzoso ha empujado a las personas a unas condiciones de vida
insoportables: se hacinan en tiendas de campaña improvisadas hechas con retales
y sufren privación de agua y alimentos. Las principales morbilidades observadas
por los equipos de MSF que apoyan la atención primaria, como enfermedades de la
piel, infecciones de las vías respiratorias superiores y diarrea, son
indicativas de las pésimas condiciones higiénicas. Los planes de vacunación se
han interrumpido y el riesgo de brotes es real. La situación no ha hecho más
que empeorar con la llegada del invierno.
Incluso
si la ofensiva terminara hoy, su impacto a largo plazo no tendría precedentes,
dada la magnitud de la destrucción y los retos únicos que plantea la
organización de la asistencia sanitaria en Gaza. Hay que reconstruir toda una
sociedad y, al mismo tiempo, hacer frente a un asombroso número de heridos de
guerra que pueden necesitar años de rehabilitación y correr el riesgo de
infecciones, amputaciones y discapacidad permanente. Los traumas mentales
causados por la violencia, la pérdida de familiares y hogares, las penosas
condiciones de vida y los repetidos desplazamientos, representan un problema
masivo y urgente, que abarcará generaciones.
El
impacto medioambiental de la guerra agravará aún más los riesgos sanitarios a
largo plazo. Según The Lancet, el número de muertes excesivas debidas a
la guerra, incluidas las debidas al colapso de la asistencia sanitaria, la
desnutrición y los brotes de enfermedades, puede estimarse, de forma
conservadora, en 186.000 (incluidas 148.000 muertes indirectas). Luchando por
sobrevivir, atrapados en una zona de guerra sin espacio seguro ni salida a la
vista, los habitantes de Gaza viven en una trampa mortal.
En
el norte de la Franja en particular, la reciente ofensiva militar es una clara
ilustración de la brutal guerra que las fuerzas israelíes están librando en
Gaza, y estamos siendo testigos de claros signos de limpieza étnica a medida
que la vida palestina es arrasada de la zona. Nuestras observaciones de primera
mano de la catástrofe médica y humanitaria infligida a Gaza coinciden con las
descripciones proporcionadas por un número cada vez mayor de expertos jurídicos
y organizaciones que concluyen que en Gaza se está produciendo un genocidio.
Aunque no tenemos autoridad legal para establecer la intencionalidad, los
signos de limpieza étnica y la devastación en curso –incluidos los asesinatos
en masa, las graves lesiones físicas y mentales, los desplazamientos forzosos y
las condiciones de vida imposibles para los palestinos bajo el asedio y los
bombardeos– son innegables.
Los
signos de limpieza étnica y la devastación en curso son innegables
Los
ataques contra civiles, el desmantelamiento del sistema sanitario, la privación de alimentos,
agua y suministros son una forma de castigo colectivo infligido por las
autoridades israelíes a la población de Gaza. Esto debe terminar ya.
-
Debe aplicarse un alto el fuego inmediato y duradero. Debe cesar la destrucción
total de la vida palestina en Gaza y de todas las cosas que conforman el tejido
mismo de la sociedad.
-
Debe cesar el vergonzoso y extremo racionamiento de la ayuda humanitaria en la
Franja de Gaza. Israel debe poner fin a su asedio a Gaza y abrir las fronteras
terrestres críticas, incluido el paso fronterizo de Rafah, para garantizar el
suministro de ayuda humanitaria y médica a gran escala. Israel debe tomar todas
las medidas necesarias para garantizar que la ayuda que se necesita
urgentemente llega a quienes la necesitan, lo que incluye poner fin a las
acciones que merman la capacidad de hacer cumplir la ley en la Franja de Gaza.
-
Israel debe revocar su reciente ley que prohíbe la UNRWA y garantizar que la
agencia pueda continuar con su papel vital de apoyo a la población. Deben
reconstruirse y ampliarse las capacidades locales restantes en Gaza.
-
Debe ponerse fin al desplazamiento forzoso. Debe permitirse a la población de
Gaza desplazarse libremente, incluso regresar a sus lugares de origen, y
restablecer sus capacidades de subsistencia. Las autoridades israelíes deben
facilitar la evacuación de quienes necesiten atención especializada o de
quienes busquen refugio fuera de Gaza para marcharse, garantizando al mismo
tiempo su derecho a un retorno seguro, voluntario y digno.
-
En enero de 2024, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó a Israel que
aplicara medidas provisionales para impedir actos genocidas en Gaza.
A pesar de ello, no se ha adoptado ninguna medida al respecto. Las
observaciones de primera mano de MSF coinciden con las de un número cada vez
mayor de expertos jurídicos y organizaciones, que concluyen que en Gaza se
están produciendo actos de limpieza étnica y genocidio. MSF pide a los Estados,
en particular a los aliados más cercanos de Israel, que pongan fin a su apoyo
incondicional a Israel y cumplan con su obligación de prevenir el genocidio en
Gaza. Los Estados deben aprovechar su influencia para aliviar el sufrimiento de
la población y permitir un aumento masivo de la ayuda humanitaria en la Franja
de Gaza.
-
MSF renueva su llamamiento para que se lleve a cabo una investigación
independiente que determine los hechos y las responsabilidades detrás de los
repetidos ataques contra los equipos e instalaciones de MSF, en los que
murieron ocho compañeros de MSF y muchos de sus familiares. Este llamamiento se
extiende también a la investigación de otros ataques contra trabajadores
humanitarios y personal médico.
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Resumen
ejecutivo del informe Gaza: la vida en una trampa mortal, publicado por Médicos
Sin Fronteras, que puede leerse aquí.
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