LLUEVE
DUNIA SÁNCHEZ
Y comenzó a
llover en el mes de diciembre, la isla luce un haz de un otoño que se asemeja a
una primavera. Los pasos se saludan cuando a ras de la hierba húmeda
continuamos con nuestras vivencias. Y comencé a despertar, a exhalar un sereno
anhelo de querer verte, de querer descubrirte, de querer ser hechizada con el
aliento de las rocas donde las olas rompen. Bach retumba bajo este techo en su
concierto a violín como nómada de mis huellas. Me retraigo, me anquiloso sobre
este diciembre, espero que la luz de esos rayos inclinados dé pincelados a mis
ojeras. Respiro. Me sustento donde el horizonte es canto de cetáceos, donde mi
ventana da donde los gallos sonoros anuncian la nueva jornada. Y aun así, te
llamo, descuelgo mis sentidos y mi razón acosa a mi corazón en continuar donde
el espacio imperfecto es atmósfera que atrapa a los amantes. Dejo un ápice de
tristeza contagie mi espíritu arrastrándome en esos campos, en esos pueblos
donde la devastación, la destrucción, las esferas del odio y la ira
incontrolada se es asidua visita a cada segundo, a cada minuto, a cada hora. Y
comienzo a lagrimear…lágrima clavada como hoja afilada de un cuchillo en mi
pecho pero no decaigo, me levanto y en el sostenido alzamiento de mis deseos
vuelvo a pensarte. Vuelvo donde los sueños bellos, buenos me nutren de un arco
iris universal en el paso del tiempo. Y el tiempo pasa, el clima
donde nos situamos será distinto en las estaciones, las constelaciones será
soles de nuevas ilusiones. Y es diciembre. Y comenzó a llover….cojo mi maleta y
guardo los recuerdos y a ti. Sí, a ti amor mío, te conserva donde los pájaros
cantan, donde la irradiante maravilla del amor es único lugar de la verdad.
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