ES EL MOMENTO DE LA REVUELTA
SOCIAL
Roma, 29 de noviembre — Matteo Nardone / Zuma Press / ContactoPhoto
Debemos prepararnos para el precipicio, parece que no hay forma de evitarlo. Prepararse solo no sirve de nada. La revuelta social nos hará estar menos solos
Hay que
mirar a la cara a lo inevitable sin olvidar que lo inevitable muchas veces no
sucede, porque debe dejar paso a lo imprevisible
No
deserté de la huelga general convocada por la CGIL y
la UIL el
pasado día 29 de noviembre en Italia, ni deserté de la Piazza Maggiore de
Bolonia, a donde acudí a escuchar el mitin de Maurizio Landini, secretario
general de la primera de estas centrales sindicales, además de las voces de la
multitud. Sabía que la huelga se convoca, porque los salarios bajan, la sanidad
pública se halla en un estado de completo abandono y los trabajadores y
trabajadoras pagan las deudas, mientras nadie toca los superbeneficios de los
bancos. Pero algunos puntos de su discurso me impresionaron.
Piazza Maggiore, Bolonia, 29 de noviembre de 2024.
Me sorprendió la autocrítica.
Nos equivocamos, dijo Landini, al no oponernos con todas nuestras fuerzas a la
reforma de las pensiones impulsada por Elsa Fornero, ministra de Trabajo y
Políticas Sociales del gobierno de Mario Monti
Me
impactó cuando dijo, que si se aprueba el decreto sicurezza, la normativa impulsada por
Salvini y el gobierno de Giorgia Meloni que endurece la legislación migratoria
y la normativa de orden público, muchos de los trabajadores que ocupan fábricas
amenazados de despido o que bloquean las carreteras para defender sus puestos
de trabajo podrían ser detenidos. Me sorprendió la autocrítica. Nos
equivocamos, dijo Landini, al no oponernos con todas nuestras fuerzas a la
reforma de las pensiones impulsada por Elsa Fornero, ministra de Trabajo y
Políticas Sociales del gobierno de Mario Monti (2011-2013). Pero lo que
realmente estaba diciendo era que el sindicato y toda la izquierda no han hecho
gran cosa para detener la ofensiva patronal, que hoy culmina en el
fascioliberalismo.
Me llamó
especialmente la atención, sin embargo, cuando dijo que la guerra cambia las
cosas. Se refería a lo que la guerra de Ucrania ya ha cambiado las condiciones
de vida de los trabajadores y trabajadoras italianos (y europeos). Pero me tomo
la libertad de interpretar sus palabras: la guerra está afectando directamente
a Europa, debemos prepararnos para lo que ocurrirá en un futuro próximo. Para
mí, el mejor lugar para analizar las perspectivas de acción posibles siempre
han sido las plazas, cuando están abarrotadas de gente hablando, intercambiando
frases rápidas y enarbolando pancartas. También hoy me ha sentado bien ir a la
Piazza Maggiore, porque me he dado cuenta (o al menos así lo he sentido) de que
mi discurso sobre la deserción es impecable, pero debe tener en cuenta los
acontecimientos: debemos recordar que nuestro deber intelectual es mirar a la
cara a lo inevitable sin olvidar que lo inevitable a menudo no sucede porque
debe dar paso a lo imprevisible.
Una montaña que está a punto
de derrumbarse es la Unión Europea, arrastrada a una guerra entre el fascismo
ruso y el nazismo ucraniano de sus aliados estadounidenses
¿Para qué
imprevisible debemos prepararnos? No podemos pensar lo imprevisible por la
sencilla razón de que es imprevisible. Pero tenemos que olfatear el aire para
comprender qué montañas están a punto de derrumbarse, qué avalanchas están a
punto de engullirnos, e imaginar qué nuevos horizontes surgirán después de los
derrumbes y de las avalanchas. Así que echemos un vistazo. Una montaña que está
a punto de derrumbarse es la Unión Europea, arrastrada a una guerra entre el
fascismo ruso y el nazismo ucraniano de sus aliados estadounidenses, que ahora
huyen, como han hecho varias veces en las últimas décadas. La Rusia de Putin lo
ha ganado casi todo en esta guerra: la economía rusa ha crecido el 3,6 por 100,
mientras que las economías europeas rondan el cero. ¿Cuántos muertos le ha
costado a Rusia? Esto no le importa mucho a Putin. El ejército ruso avanza en
el Donbas, mientras se agrava la tragedia del pueblo ucraniano, empujado por el
Partido Demócrata estadounidense a librar esta guerra por delegación y
abandonado ahora por el Partido Republicano.
Antes de
abandonar la Casa Blanca, uno de los peores criminales que recuerda la historia
intenta ponerle las cosas difíciles a su sucesor. Lo hace empujando al pobre Zelensky
al último sacrificio: le ordena reclutar a jóvenes de 18 años, mientras las
deserciones se multiplican, las heladas avanzan en las ciudades sin calefacción
y la desesperación cunde implacable. El principal propósito de esta guerra,
para Biden y sus cómplices, era destruir la relación entre Rusia y Alemania; el
segundo, debilitar a la Unión Europea. El tercero (improbable, y todo el mundo
lo sabía) era derrotar a Putin. Pero ahora Putin no sólo está ganando la guerra
contra los estadounidenses en Ucrania, sino que está ganando elección tras
elección en todos los países europeos.
Es el momento de la revuelta
social, decían las pancartas y los chalecos de miles de trabajadores esta
mañana en la Piazza Maggiore de Bolonia. Yo diría que siempre es el momento de
la revuelta social, pero si lo dice Landini, es que la cosa se está poniendo
seria
El
próximo 16 de diciembre Scholz se somete a una cuestión de confianza en el
Bundestag. Entretanto da órdenes de trasladar una batería Patriot a Polonia
para proteger los suministros militares a Ucrania. Un paso más hacia el
enfrentamiento directo, mientras en Alemania crecen Alternative für Deutschland
(AfD) y el nuevo partido de Sarah Wagenknecht (BSW), que ya no quieren enviar
armas a Ucrania. Francia, por su parte, se dirige al colapso. El telón de fondo
es la crisis social, la ola de despidos y la fragilidad financiera, mientras en
el proscenio veremos esta semana, si los lepenistas de Rassemblement National
deciden dar la estocada final al traicionero Macron retirando su apoyo al
gobierno de Barnier. ¿Podemos imaginar que Marine Le Pen quiera acelerar la
segunda vuelta de las elecciones presidenciales antes de ser declarada
inelegible por el desfalco cometido por su partido? Los desertores y desertoras
no están sordos (solo un poco) y pueden oír el sonido del trueno que parece
venir de las profundidades de Europa. Es el momento de la revuelta social,
decían las pancartas y los chalecos de miles de trabajadores esta mañana en la
Piazza Maggiore de Bolonia. Yo diría que siempre es el momento de la revuelta
social, pero si lo dice Landini, es que la cosa se está poniendo seria.
¿Ganaremos
esta batalla? Pregunta estúpida. La pregunta inteligente es otra: ¿servirá esta
batalla para fortalecer la solidaridad social y la inteligencia colectiva,
mientras nos preparamos para la extensión de una guerra cuyos límites
desconocemos? Debemos prepararnos para el precipicio, parece que no hay forma
de evitarlo. Prepararse solo no sirve de nada. La revuelta social nos hará
estar menos solos.
Recomendamos
leer Franco Berardi, «Bifo», «Demografía de la extinción: After the Orgy 1», «Poscarnal: After the Orgy 2», «En
lugar de caricias: After the Orgy 3», «El exterminio inteligente»
y «¿Qué estoy haciendo?»
todos ellos publicados en Diario Red; El tercer inconsciente (2022), La segunda venida (2021), Futurabilidad (2019), Fenomenología del fin (2017) y Quarant’ anni contro il lavoro (2017). Maurizio
Lazzarato, «La “guerra civil” en Francia», Diario
Red. Giovanni Arrighi, Terence K. Hopkins e Immanuel Wallerstein, Movimientos antisistémicos (2024), Giovanni
Arrighi, El largo siglo XX: Dinero y poder en los orígenes de nuestra época (2014)
y Adam Smith en Pekín: Orígenes y fundamentos del siglo XXI (2007),
Giovanni Arrgihi y Beverly J. Silver, Caos y orden en el sistema-mundo moderno (2001);
y Antonio Negri, Los libros de la autonomía obrera (2004)
y La fábrica de la estrategia: 33 lecciones sobre Lenin (2024).
Artículo
aparecido originalmente en Il disertore y
publicado con permiso expreso del autor
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