ELIGE TU PROPIA DESVENTURA
Opinión de Isaac Rosa
El presidente Pedro Sánchez, durante el
41º Congreso
Federal del PSOE en Sevilla.
La política española va tomando forma de disonancia cognitiva,
cada vez más. La política, los medios, y finalmente la ciudadanía: todos
acabamos eligiendo una de las dos visiones extremas, polarizadoras y
excluyentes. Hasta en los programas de entretenimiento: serás de La Revuelta o
de El El Hormiguero
1. ¿Qué prefieres creer: a) que vives en una democracia donde un
gobierno ilegítimo de tendencia autoritaria se aferra al poder mientras
chapotea en la corrupción; o b) que vives en una democracia donde oposición,
medios y jueces se compinchan para derribar al gobierno legítimo? Las dos son
malas, tú verás. Si eliges la desventura a), pasa al punto 2. Si en cambio prefieres
la desventura b), pasa al punto 3.
2. El problema de España hoy es su gobierno: ilegítimo de origen por no haber ganado las elecciones, aliado con partidos que buscan la destrucción del país o del sistema, con un presidente autocrático que solo busca su supervivencia personal, asediado por la corrupción familiar y de partido, intenta instaurar un nuevo régimen político: el sanchismo. Si crees que esta visión es fiel a la realidad, pasa al punto 4. Si la compartes pero tienes dudas, pasa al punto 6
3. El problema de España hoy es la
oposición: la oposición política de derecha y ultraderecha, y la oposición
mediática y judicial. No aceptaron el resultado electoral, y están dispuestas a
todo para derribar al gobierno. Una estrategia de acoso y derribo que, bajo el
lema “el que pueda hacer, que haga”, cuenta con el concurso de televisiones, radios
y periódicos, poderes económicos y jueces, y que combina desinformación masiva,
discursos de odio y lawfare. Si crees que esta visión es fiel a la
realidad, pasa al punto 5. Si la compartes pero tienes dudas, pasa al punto 6.
4. Lo expresó perfectamente Núñez Feijóo
este domingo en Valladolid: “Lo normal es que este gobierno no pasara ni una
noche más en ese centro de negocios que se llama Palacio de la Moncloa. Pero
llegados a este punto, a Sánchez ya no le merece la pena dimitir. Aguanta,
Pedro, porque no mereces irte con un mínimo de honor. Aguanta, Pedro, porque te
vamos a echar los españoles.” Si aplaudes este discurso, ve otra vez al
punto 2. Si lo compartes pero no te entusiasma, ve al punto 6.
5. Lo expresó perfectamente Pedro Sánchez este domingo en
Sevilla: “Nos acosan porque saben que el PSOE se ha convertido en un referente
y un baluarte de esperanza. Pero vamos a resistir a la ofensiva de la
internacional conservadora y la internacional ultraderechista, reforzadas por
un amplio entramado de empresas, medios de comunicación y agentes de la
desinformación que trabajan a su servicio con el único objetivo de
tumbarnos.” Si aplaudes este discurso, ve otra vez al punto 3. Si lo compartes
pero no te entusiasma, ve al punto 6.
6. La política española va tomando forma de disonancia cognitiva, cada vez más. La política,
los medios, y finalmente la ciudadanía: todos acabamos eligiendo una de las dos
visiones extremas, polarizadoras y excluyentes, pues cada vez hay menos
espacios al margen. Si te aferras a una de ellas, encontrarás refuerzo en tus
medios, tertulias y redes sociales de confianza. La cámara de eco. Hasta en los programas de
entretenimiento: serás de La Revuelta o de El Hormiguero, y la elección no será
inocente sino una toma de partido.
Yo reconozco que, si tengo que elegir, compro el punto 3, como
supongo que la mayoría de lectores de elDiario.es. Pero también reconozco
mi propia disonancia cognitiva, no pequeña: me preocupa comprobar cómo a
diario selecciono aquellos aspectos de la realidad, aquellas noticias, aquellas
opiniones y hasta aquellas decisiones judiciales que corroboran mi visión,
mientras desatiendo o rechazo las que la contradicen. Y al otro lado sé de
colegas, inteligentes y nada fanatizados, que han comprado el punto 2 y ya no
se pueden bajar de ese tren. Nuestras disonancias contrapuestas solo pueden
empeorar, radicalizarse, reforzarse mutuamente.
Que nadie vea equidistancia: no me parecen comparables los
discursos de gobierno y oposición. No veo por ninguna parte el riesgo de
autoritarismo sanchista, ni tampoco creo que la corrupción, existiendo (el caso
Ábalos es muy grave), sea generalizada. Y a cambio, veo muy evidente la alianza
de la derecha política, mediática y judicial para tumbar al gobierno. No tengo
dudas, pero a veces me preocupa no tener dudas, y me pregunto por el tamaño de mi
propia disonancia.
Pero sobre todo me fastidia que nuestras posiciones políticas se
parezcan cada vez más a aquellos libritos de nuestra infancia, 'Elige tu propia aventura'. Recuerdo que a la
tercera o cuarta elección ya te habían comido los caníbales.
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