CANARIAS EN PORTADA. CÓMO SE
MANIPULA LA HISTORIA
DOMINGO
GARÍ
El día 10 de junio
la RTVC emitió el programa Canarias en portada, dedicado a 4 momentos de la
historia reciente. La primera narró los sucesos de Sardina del Norte de 1968.
La segunda nos acercó al feminismo del momento de la transición. La tercera
versó sobre las reivindicaciones y represiones sobre el movimiento gay. El
cuarto, que es el que me lleva a escribir estas líneas, trató sobre el
asesinato cometido por la policía en el barrio santacrucero de Somosierra. Ahí
fue acribillado en 1976 el joven Bartolomé García Lorenzo, sin venir a cuento.
Sobre este asunto,
y para quien esté interesado le remito a mi libro El caso Bartolomé García
Lorenzo y otros ensayos de historia reciente. Lo que quiero resaltar aquí es
que el documental, de manera completamente tendenciosa, vuelve a sacar a la luz
la falsa acusación de que el joven Bartolomé fue miembro del MPAIAC, acusación
que quedó desmentida en el juicio, además de no contar con credibilidad desde
el mismo momento en que los propios policías que asesinaron a Bartolomé
hicieron circular el bulo para usarlo como coartada en el juicio al que fueron
sometidos, con la intención de poder acogerse a la ley de amnistía de 1977.
¿Por qué en un
programa que trata de contar la historia reciente de estas islas al gran público,
se vuelve a dar pábulo a cuentos de esta naturaleza? No es excusa que la
declaración la haya realizado un periodista al que se le entrevista, porque a
mí se me hizo también esa pregunta, y yo desmentí tajantemente tal afirmación
pero, sin embargo, esa parte fue ignorada en el documental.
Les mandé a los
responsables del programa el libro antes mencionado y recalqué algunas ideas
cuando realizamos la entrevista en la Universidad de La Laguna, y una de ellas
era precisamente esa. Bartolomé NO era miembro del MPAIAC. Hicieron caso omiso.
Les interesa seguir dándole coba a la mentira de la policía de entonces, usando
para ello la opinión de un periodista que no se ha molestado en comprobar las
habladurías de las que se hizo eco la prensa en aquel momento.
Esta falta de
rigurosidad. Esta forma de afrontar estos problemas tan delicados, sin tener la
más mínima consideración con los familiares de la víctima, son propios del
periodismo amarillista, incluso cuando se disfraza de programa riguroso de
título aparentemente serio.
He colaborado unas
cuantas veces con el ente televisivo autonómico, porque considero que la
dedicación a la investigación de nuestra historia debe ser difundida, y que
nuestra gente pueda tener acceso masivo a ese tipo de información. Pero cuando
la buena voluntad se ve traicionada de esta vulgar manera lo mejor es poner
punto y final.
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