LA ROCA...
DUNIA SANCHEZ
La roca. Sí ,
estaba sentada en una roca frente a una gruta cuando la tarde abatía en el
letargo. Por un instante escuché un
gemido, un sollozar monótono que se me incrustó en las sienes. Me levanté de la
roca. Sí, de esa roca donde reposaba las venturas de la espera. Me dirigí hacía
la gruta y el gemido más fino, más potente estremeció cada uno de mis huesos.
Un vago temblor me embargó en esa tarde donde aguardaba el callar de esa cumbre
sola. Entré y encendí la linterna del móvil, el olor moliente de humedad era grande…muy
grande. En un rincón vi una especie de ser humano, algo extraño, pero se movía
en lo humano. No distinguía bien si era hombre o mujer, mujer o hombre. Solo su
gemido confuso me embargaba en la incertidumbre. No hable, sus cabellos
blancos…muy blancos eclipsaban su rostro. Calló de manera tajante y en un
momento se levantó ante mí en esa tarde con sus cabellos blancos, muy blancos
eclipsando su rostro.
Pregunté, o creo que pregunté quién era, qué le pasaba.
Entonces. Entonces de sus brazos nacieron plumas blancas…my blancas que la
hizo, que lo hizo desaparecer en un vuelo a través de aquella cueva. Volví a la
roca, a mi roca. Un dolor intenso en el
pecho, la mudez de los gemidos, aquel hombre o mujer con alas blancas, muy
blancas. Miré el firmamento. Noche de luna redonda. Noche de sangre blanca…muy
blanca engendraba su halo. Noche donde lo gélido resbalaba por mi tez y aquel
cabello blanco…muy blanco. Por un momento sentí unas pisadas, no sé , un
aleteo. Miré hacia atrás aquel hombre o mujer de cabellos blancos , muy
blancos estaba ahí o yo creía que
estaba. En un pequeño momento se formo una escalera de colores entre la luna y
él o ella, no sé. Lo cierto es que peldaño a peldaño ascendí por aquellas
escaleras hasta la luna redonda, agigantándose a medida me aproximaba. Y de
repente la nada del universo, mi visión de un planeta azul ahora cenizo,
desolado, apagado. Punzadas relampagueaban mi vientre, mi vientre que hacía
crecido, más esférico. No recuerdo bien de ese embarazo extraño nació algo,
algo blanco…muy blanco. Cuando mis ojos se abrieron estaba en la roca, miré mis
muslos y había sangre roca…muy roja. Entonces comprendí, si reaccioné de deriva
de este mundo y lo que sería las generaciones venideras, blancas…muy blancas
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