VENEZUELA. LA BANDA GUAIDÓ
POR FERNANDO BOSSI ROJAS
MENTIROSOS Y LADRONES
Cada día que pasa
queda más en evidencia que Juan Guaidó y su banda, no son otra cosa que una
peligrosa asociación ilícita dedicada al robo, estafa, tráfico de influencias,
desfalco, cohecho, fraude y terrorismo.
El grotesco acto de
su autoproclamación como “Presidente de la República”, para cualquier ojo avizor,
era un anticipo claro de lo que vendría.
Pero lo que más
llama la atención es cómo la figura de Guaidó pudo generar expectativas en el
alto mando estadounidense, incluyendo al propio
presidente Donald Trump. Porque es de suponer que tendría que existir una suerte de “control de calidad” sobre los
mascarones de proa contratados por la
Casa Blanca para representarlos.
Guaidó y su combo
no pudieron engañar al pueblo de Venezuela, y esto era más que sabido porque
los venezolanos y venezolanas no son tontos. La pandilla de Juan y Leopoldo
tampoco pudo quebrar a las fuerzas de seguridad y mucho menos a la patriota y
revolucionaria FANB. Y para completar su
cúmulo de torpezas y desaciertos tampoco logró
aglutinar a la dividida oposición bajo su mando, ni en el plano de la
dirigencia ni menos aún en sus bases.
Fracaso tras
fracaso, hoy por hoy, la derecha venezolana se encuentra más fragmentada que
nunca, como lo manifestó el propio Mike Pompeo en recientes declaraciones.
Para colmo
–analizan los voceros de la derecha nacional e internacional–, todo ese
desfachatado y criminal accionar del “autoproclamado”, ha contribuido a
fortalecer la unidad cívico-militar
bolivariana, ha profundizado las
relaciones del gobierno revolucionario con China, Rusia, Irán y otros países
adversos al imperialismo estadounidense,
como también ha volcado al pueblo a las calles en defensa de la Patria y
su soberanía.
¿En algún momento
los think tank estadounidenses imaginaron que con semejante “estado mayor”
podían derrotar a la Revolución Bolivariana? De ser así –y creo que fue así–,
queda develada la pobreza de sus análisis.
Los imperialistas
frecuentemente apelan al invento de un pepele útil a sus intereses, que siga al
pie de la letra el guión escrito desde Washington, bajo la promesa de ser
recompensado una vez logrados los objetivos trazados. Pero en este caso, Guaidó y su combo se han
propuesto “cobrar sus honorarios” antes del cumplimiento de lo pactado en el
contrato. Así, estos hambrientos Dragones de Komodo, han salido
descontroladamente a engullirse todo aquello que esté a su alcance. La política
fue una mera excusa para delinquir, su lucha “contra la dictadura” un pretexto
para adueñarse de patrimonio legítimo de venezolanos y venezolanas y, de paso,
quedarse también con una cantidad importante de dólares suministrados por sus
empleadores.
Desde Citgo hasta
las partidas para el refrigerio de los guarimberos, todo ha sucumbido a su
voracidad. Dinero que cayó en sus manos fue dilapidado en fiestas, gastos personales, viajes, lujos, borracheras y
otras extravagancias.
Hasta el mismo
servil de Luis Almagro ha solicitado a viva voz una minuciosa
investigación por una grave denuncia de
corrupción formulada contra el equipo de Juan Guaidó en Cúcuta, que ha manejado millonarias sumas de dinero a
raíz de la supuesta “ayuda humanitaria” a Venezuela.
El daño que este
grupo de ladrones ha ocasionado a Venezuela, a su pueblo, es de una dimensión
extraordinaria. Y se explica también porque sus jefes del norte son de la misma
calaña. No hay que olvidar que personajes como Nike Pompeo, Marco Rubio, John
Bolton o Elliott Abrams reúnen prontuarios frondosos.
Todos estos
personajes del entorno Trump recibieron informes falsos de la banda Guaidó;
hicieron creer que el pueblo los apoyaba, que el chavismo estaba dividido y
desmovilizado, que la FANB les obedecía y que el gobierno estaba aislado en el
mundo y en desprolija retirada. Toda una serie de mentiras con el solo objetivo
de enriquecerse.
Dice la mitología
griega que mientras Hefesto (Dios del fuego, la forja, la metalurgia y los
artesanos), elaboraba una figura para representar la verdad (Alétheia), Dolos
(personificación del fraude, el engaño, los ardides y las malas artes), quien
trabajaba como ayudante en el taller, aprovechó un momento de distracción del
dios para esculpir una imagen similar a Aléheia pero que no alcanzó a terminar.
Era muy parecida, pero sus pies estaban inconclusos. Ambas figuras fueron
horneadas y a cada una de ellas se les insufló vida. La verdadera, la creada por
Hefesto, caminó con firmeza, con decisión y sin titubeos; pero la segunda,
aquella a la que Dolos no había terminado, luego de dar unos pasos se tambaleó
y cayó. De ahí el dicho que la mentira tiene “patas cortas”.
No han pasado eis
meses de la “autoproclamación” y la Banda Guaidó comienza a tambalearse. Su
caída es inminente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario