JM AIZPURUA
Ya en este siglo
XXI llegamos a poseer capacidad productiva para eliminar el hambre, recursos
médicos para paliar la enfermedad, y ciencia social para armonizar la
convivencia humana y respetar el planeta que nos cobija; la Tierra Madre.
Entonces ¿por qué
el mundo sigue siendo un valle de lágrimas?
Sencillamente porque
el sistema capitalista permite la distribución de la riqueza para unos pocos,
muy pocos, los conservadores quieren mantenerlo así y los liberales dejan a la
humanidad en una desigual carrera a favor de los poderosos: laissez faire.
La social
democracia y el comunismo revolucionario han intentado aportar fórmulas para
redimir al género humano en base a valores, pero estos han chocado con el
dinero como nuevo dios al que se pliegan los valores, la solidaridad y la
conciencia.
Y nos encontramos
ante la nueva forma de capitalismo basada en la especulación que se apresta a
reducir la necesidad de producción humana para realizarla con tecnología y
eliminar la clase obrera como motor de la producción y gran peligro para el
capitalista. El Mundo está a punto de cambiar y en forma que la casta pretende
crear un foso indestructible entre los poseedores y desposeídos. El Sistema y
su Ley serán su garantía.
Canarias en este
nuevo mundo carece de recursos pues ya su posición de puerto entre el comercio
de esclavos y el saqueo americano pasó a la historia y su condición turística
no tiene ya atractivo en la hoja de ruta del neocapitalismo. Quizás nos den la
independencia tipo Sahara.
Pero dependientes o
independientes, los canarios dignos, aquellos que no quieren ir a otro sitio
que no sean sus islas y luchan por ellas, deben comprender que el futuro que
godos y sus siervos coaligados nos plantean es incapaz de procurar un bienestar
sostenible para su pueblo.
Tremendo dilema
guanche para encontrar el camino nuevo.
Y como se hace
camino al andar; caminemos. Caminemos aún sin saber muy bien a donde vamos,
pero sabiendo de dónde venimos es claro que sabemos adónde no queremos ir:
nacer en las islas canarias no debe ser un estigma, histórico, social, o
límite, para que una supuesta europeidad UE no se desarrolle en igualdad en
este territorio nacional canario que como Comunidad Autónoma o R.U.P. definen
los poderosos sin haber oído el relato y la voluntad de los nativos canarios, que,
por otra parte: aún está por consensuar. No son lo mismo la voz del colonizador
que la del colonizado.
El insólito poder
de los mass-media, hoy aparatos del Sistema hacen muy difícil la rebeldía
creativa y la posición de la patria canaria en el s. XXI: lo es. Mentira,
ridiculización y ostracismo ya están puestas en su contra, además de la
represión en todos sus aspectos. No importa pues solo conseguirán retrasar el
camino de la verdad.
Pero un deber del
hijo de madre canaria se alza ante el isleño y pensando en su prole debe
asumirlo y responder con valor, como lo hicieron en su tiempo Beneharo o los
republicanos del 36. El ejemplo es simiente.
Encontrar un camino
de progreso sostenible en Canarias es algo transversal, sin alternativa
ideológica. Acaba el turismo fácil, la banana se comerá al plátano, y el Brexit
cambiará el turismo residencial. ¿No lo ven?
Los coaligados si
lo ven y tratan de llevarse los últimos botines antes de quedar al descubierto
entre sus gentes.
La insularidad
obliga a sus habitantes a encontrar pronto el nuevo camino, pues ya no hay
dónde ir, ni carretera de esperanza que como hace el pobre andaluz te lleve al
norte, aquí te quedas varado entre las rocas, con tu miseria y tus sueños
rebotando entre marea y marea.
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