sábado, 29 de junio de 2019

LA RAZÓN ES LEY


LA RAZÓN ES LEY
JM AIZPURUA
La batalla que se plantea en el Estado, que la casta pretende “nación”, en este momento se dirime entre una Ley que enfrentada a una Razón pone sobre la mesa la inercia de la tradición contra la realidad del progreso racional. Los actores son siempre los mismos: la casta contra el pueblo desinformado y manipulable, y también lo es el objetivo perenne de mantener su negocio a buen recaudo.
¿España es algo más que 17 trozos? ¿Sí? ¿Y qué es?
No tienen respuesta alguna para ello y recurren siempre a la trampa saducea, a la vulneración semántica, al trilerismo habitual que en el 78 constitucionalizaron la “nacionalidad” diferente de la “regionalidad”, para luego salirse por peteneras al considerar la nacionalidad como apéndice de la nación. Es decir que, las nacionalidades vasca, canaria, catalana y gallega, son dependientes de la Nación española, que nunca existió y que surge de esa Constitución 78, mientras que las nacionalidades estatales hunden su existencia en la realidad histórica peninsular o macaronésica. No se rían: lloren que no es para menos.
El reino español fue antaño la finca exclusiva del monarca castellano a la que bajo la fórmula “me lo robé y es mío” adjuntó territorios y naciones a los que arrancó sus derechos usos y costumbres, allá donde pudo, y los sometió a sus leyes supremacistas castellanas de religión inquisidora, de esclavismo racista, de rapiña colonial, de machismo que aún continúa al colocar en su trono al pequeño Felipe en contra de las leyes de vigentes que harían heredera a su hermana mayor Elena.
Son tantas las lesiones democráticas que afectan al Estado español, que es imposible considerar su Ley como fuente de derecho en su territorio y deberá ser la Razón la que enfoque su futuro. La operación “marchena” es el enésimo error histórico que recuerda al franquismo parcantero “Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos DOS” que al parecer no iba con el caudillo, monorquido confeso.
Poner razón, racionalizar el Estado, reflejar la pluralidad dentro de instituciones comunes, es algo sumamente difícil cuando este se ha basado en mitos y mentiras, y los poseedores quieren hacer pasar por las horcas caudinas a los desposeídos, sean de nacionalidad, de patrimonio o de color, raza, o sexo, y sobre todo de religión.
La República, es algo institucional sucesor de la obsoleta Monarquía, que permite la inclusión sin necesidad de falsas raíces y que da juego a los países mas poderosos de la Tierra en estos momentos: EEUU, China, y nuestros vecinos Francia y Portugal. En la III República española cabrían todos por igual, ya sean los de la plurinacionalidad, los nobles y los plebeyos, pero sin pasado para fijar el futuro. Bello intento. Solo se necesita reflejar la realidad.
El infumable constitucionalazo78 que no resuelve nada salvo el botín de los borbones y crea una apariencia histórica que en nada se parece a la realidad de un Estado fascista saliendo a la Europa democrática tras cuarenta años de dictadura franquista, sin liderazgos y con la prisa e improvisación de una economía destrozada y un movimiento estudiantil y obrero en ebullición, que obligaron, tanteando, hasta donde podría cederse sin que se perdieran los resortes del Poder; economía y justicia.
La Una, Grande y Libre, es hoy 17, pequeña, y de la UE. Pero algunos no se atreven a verlo y menos a decirlo. Seguir con su cantinela y creer en grandezas que, salvo el gol de Iniesta, no existen en el mundo real, nos están llevando al desastre.
En mantener la falsa monarquía, la del VI borbón que es la I francón, se esmeran ahora pues tras él viene la casta en pleno con sus corrupciones, con su represión, y con el robo del futuro de las gentes que tienen la desgracia de pertenecer a las instituciones donde se puso el sol para siempre y ahora es el paraíso de las eléctricas.
Nunca podrán cambiar la historia y su futuro se extinguió hace ya demasiados años

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