JURAR CARGOS SIN HONOR
DAVID BOLLERO
El sábado pasado se
constituyeron miles de ayuntamientos en toda España y asistimos, de nuevo, a la
aberración que supone para un estado aconfesional que la jura de los cargos se
haga en muchos casos jurando sobre la
Biblia en lugar de en la Carta Magna. Lo más curioso es que quienes más
lo hacen son los que se hacen llamar “constitucionalistas”.
“Juro/Prometo, por
mi conciencia y honor, cumplir fielmente las obligaciones del cargo de concejal
con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como Norma
Fundamental del Estado”. Esa es la frase lapidaria que se repitió en miles de
consistorios hace dos días. En unos casos, jurando sobre la Biblia y, en otros,
prometiendo sobre la Constitución.
Podría dedicar
líneas y líneas destacando el despropósito que supone la presencia de la
religión -en concreto, de una sola religión- en un acto oficial de un estado
aconfesional, pero me parece una pérdida de tiempo que sólo abrirá la espita de
la esquizofrenia católica y toda suerte de argumentos huecos.
Me centraré más en,
independientemente de que se jure o prometa, el valor del acto en sí mismo.
¿Qué sucede cuando quien toma posesión del cargo “por mi conciencia y honor”
carece de esto último? Es como asumir, como de hecho hacen muchos
representantes, que se pasarán por el arco del triunfo la Carta Magna y, con
ella, a la ciudadanía más desfavorecida.
¿Qué honor puede
haber en un partido como Ciudadanos? Ya saben, el partido que vino a regenerar
la política y que, en cambio, no ha dudado en abrazar a PP y la extrema-derecha
de Vox en muchos municipios para desplazar a las fuerzas de izquierda que
habían ganado las elecciones. ¿Qué honor tiene Inés Arrimadas, la que huyó como
alma que lleva el diablo de Catalunya incapaz de haber formado gobierno pese a
imponerse en las urnas, y nos toma el pelo en hora de máxima audiencia?
Porque anoche,
durante la entrevista con Ana Pastor, Arrimadas hizo eso: reírse de nosotros y
nosotras en la cara. Hay que admitir que tiene más coraje que su líder, pero en
cotas de desfachatez andan parejos… como en deshonor. ¿O acaso no se dan por
aludid@s cuando el modelo al que intenta copiar Albert Rivera, es decir,
Emmanuel Macron, le pega media docena de rapapolvos por su bajeza moral al
pactar con los neofascistas? ¿Qué honor tienen los miembros de Cs que, en lugar
de rendirse a la evidencia, de hacer caso a buena parte de sus fundadores -los
que han criticado duramente a Rivera-, lo que hacen es castigar a Valls?
El juramento o la
promesa de quienes desde el partido naranja han pactado con Vox, queriendo
además insultarnos con sus continuas negativas, no vale más que las
deposiciones que cada día recojo de mi amigo perruno Tolón. Seguir negando sus
acuerdos con los de Abascal cuando hasta, incluso, cederán a la extrema-derecha
juntas de distrito en Madrid, es otra prueba más de su deshonor.
En cuanto a su
conciencia, entendida ésta como su sentido moral, pueden dejarla en una
esquina, que me sobran bolsitas para recogerla también y arrojarla a la basura
junto con las ‘propinas’ del bueno de Tolón, que siempre ha sido un perro
listo: Cuando vivía en Madrid, no pasaba una sola vez que no camináramos frente
al Congreso y parara en seco para hacerme sacar una de estas bolsitas. Y la
cosa, viendo al partido regenerador, no ha mejorado
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