NO
DUNIA SANCHEZ
No soy queja. Aquí de espaldas a ti con mi vestido negro. No. No estoy amarga. Aquí con la idea planeando los sentidos del viento. Un calor agotador machaca mis carnes, mis huesos y soy hija del agua. De esa agua que corretea cuando piso la arena de una playa de la isla. No. No soy llanto. No tengo ganas o mis lágrimas disecadas forman agujeros en mi vientre. Me miras. Te miro. Estamos vestidas de negro. Un luto que alberga cada rincón de este mundo malherido, mal equilibrado, desorientado, perdido en brumas de la oscuridad. Te hablo. Tú callas. Converso porque tengo ganas. De pronto , la necesidad de decirte de las penas que asaltan al existir. Me escuchas y callas. Tu expresión muestras que estas de acuerdo conmigo. Llamas predicando el mañana. Enfurecidos demonios trasquilando cada tierra tranquila para llevarlos a la agonía. No. No discuto.
Ya no….Ya no. Me situó en
el lugar de alguien, anónimo, alguien que llevaran en su niñez a casamiento con
los horrores por ser mujer. Me situó en el lugar de alguien, anónimo, cuyo
rostro es vendado por lo negro solo por ser ella. Me situó en el lugar de
alguien, anónimo, pulsando un fusil en sus sienes y mi cuerpo se retuerce, y
esta fragilidad se hace más frágil. No. No soy miedo. Hay tantas anónimas en un
rincón donde lapidan la verticalidad de su fluir que mis sensaciones se colman
débiles, pesadas, espesas, extensas en el devenir de sus despertares a la
deriva, ahogadas por una garganta rajada , por un olvido, por una dejadez. No.
No soy desmemoria. Con mi vestido negro me aproximo a la orilla. Con mi vestido
negro dejo que mis pies se mojen con el susurro de las olas. Y tú, de espaldas
a mis, sientes mi caída. Pero no caigo. No. No soy caída. Solo un inspirar y
espirar con la idea planeando los sentidos del viento. Un viento mortificante,
un viento de sudarios blancos columpiando la nada. Por ellas, por esa niñez
estropeada, por esa vida desbaratada, por ese camino tortuoso las recuerdo.
Están aquí, en mi memoria, en estos pensamientos donde caigo como pozo de lodazales
y mordiente en mis hombros. Y canto. Sí , canto con mi vestido negro en la
orilla de una playa.
Y tendrás sueños.
Y serás libre
Y tendrás un rumbo
Y serás tu
Con el amor de tu pulso
Con La belleza de tus ojos.
Con la perfecta sonrisa
Con la alegría del amanecer.
Y tendrás sueños
Y serás libre
Y tendrás un rumbo
Y serás tu
Con el amor de tu entereza
Con la belleza de tu andar
Con el perfecto vuelo
Con la alegría de ser, de estar,
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