LAMENTABLE
De
Pedro Sánchez se dice que ha girado a la izquierda. Yo no lo creo, está ahora
en su sitio. Sí creo que el PP de Feijóo ha girado bruscamente hacia sus
orígenes fundacionales franquistas en competencia con su propia escisión, hoy
constituida en partido distinto
JAVIER AROCA
Cuca Gamarra y Alberto Núñez Feijóo durante la primera jornada
del debate sobre el Estado de la Nación.
Ha concluido el debate sobre el estado de la nación y ni siquiera me voy a referir a quién lo ha ganado, indiferentemente de que la demoscopia amiga, en aras de su reputación profesional para cuando llegue el momento, no haya tenido más remedio que reconocer la apabullante derrota dialéctica de la derecha, concediendo incluso que, en el campo semántico de la derecha, la mejor posicionada haya sido la extrema derecha. La oposición en el debate sobre España ha estado anclada ciertamente en los tiempos del franquismo.
La actitud de la
derecha en general y del nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo ha sido francamente
lamentable, en el sentido de una de las acepciones del Diccionario de la Lengua
Española: que infunde tristeza y terror.
Ayuno de discurso,
de posibles soluciones para un momento crítico, el PP de Alberto Núñez Feijóo
se ha refugiado en los viejos atavismos de la derecha ultramontana y montaraz,
de mucho más acá de los Pirineos. Y eso que cabría una salida de derechas de la
situación; cabe una posición contra el planteamiento de Pedro Sánchez, pero
este PP, el mismo de siempre, por la boca de Cuca Gamarra y de la inspiración
de Feijóo, no ha sido capaz de construir discurso alguno. Y bien que estaban a
la espera sus terminales mediáticas.
Las medidas
fiscales contras las grandes empresas energéticas y bancarias se han presentado
como radicales de izquierda, en un alarde de catetismo mesetario, primer
episodio
En la arena
política del momento se han intentado introducir elementos que menguaran el
revolcón político y parlamentario de la derecha. Las medidas fiscales contras
las grandes empresas energéticas y bancarias se han presentado como radicales
de izquierda, en un alarde de catetismo mesetario, primer episodio. Segundo: la
Comisión Europea la emprende contra España por la no renovación del CGPJ.
Mentira. En todo caso, se disponen a apretar contra el obstruccionismo
anticonstitucional del PP, amparado por jueces indecentes y escasamente
instruidos en las reglas de la democracia y la división de poderes que
presuponen, entre otras cosas, el respeto al poder legislativo y ejecutivo por
parte del judicial.
Mientras, Feijóo
andaba respandingándose en su asiento, cada minuto más, una intervención tras
otra en el debate. Se ahuecaba y, a veces, parecía como si fuera gallina
clueca. Luego, le echaba arrestos fuera, incapaz de conducir un mejor debate de
los suyos en la sede de la soberanía. En el último de los refugios de los
canallas, la exacerbación de las pasiones patrias de antaño, el peligro de ETA,
en una pirueta sonámbula, o el independentismo. Uno, difunto, y el otro,
combatido, por fin, desde las filas del pensamiento democrático.
El culmen de lo
lamentable ha sido la oposición, fuga y desviación del fracaso, teatralizando
la oposición a la Ley de la Memoria Democrática. ¿Qué teme usted, señor Feijóo,
y el partido que ahora preside?
Del juicio crítico
que merece la actitud del PP, invocando esta ley como estrategia de distracción
contra una derrota sin paliativos, no se escapa el colaboracionismo de la
guardia azul del PSOE. Lo mejor que he escuchado estos días de José Luis
Rodríguez Zapatero ha sido recomendar a Felipe González que se lea la ley. No
lo hará. Felipe González se ha definido en estos días como reformista; hace
tiempo lo hizo como simpatizante más que militante; como Guerra, antaño, de
oyente. Su grey le ha secundado, sin al menos reconocer que, en sus tiempos,
difíciles pero con mayorías suficientes, no hicieron nada contra una anomalía
(la justicia contra el franquismo) que no resiste el juicio democrático de
cualquiera que se considere digno y ecuánime.
¿A qué se oponen PP
y la guardia azul del PSOE? ¿Les molesta que después de tantos años aún tenga
que decir una ley que repudia y condena el golpe militar del 1936? ¿Les molesta
que se afirmen valores y principios democráticos de sus víctimas? ¿Es eso?
En estas extrañas
amistades se cimienta la carcunda franquista de España. ¿A qué se oponen PP y
la guardia azul del PSOE? Podríamos entender que el PP quiera desviar la
atención de su fracaso parlamentario pero ¿le duele a la dicha guardia el
indudable éxito de Pedro Sánchez?
¿Les molesta que
después de tantos años aún tenga que decir una ley que repudia y condena el
golpe militar del 18 de julio de 1936? ¿Les molesta que se afirmen los valores
y principios democráticos de sus víctimas? ¿Les molesta que se declare ilegal
el régimen surgido de aquel golpe militar? ¿Es eso? ¿Quieren aún en España
rendir pleitesía a duques de Franco, Carrero Blanco, marqueses de Queipo de
Llano, señores de Meirás…?
De Pedro Sánchez se
dice que ha girado a la izquierda. Yo no lo creo, está ahora en su sitio. Sí
creo que el PP de Feijóo ha girado bruscamente hacia sus orígenes fundacionales
franquistas en competencia con su propia escisión, hoy constituida en partido
distinto. Carne de su carne, no ha sido capaz de sumarse a esta ley,
proponiendo incluso a los sectores más extremistas- incluido el paleofelipismo-
derogar la ley.
El Gobierno de
coalición, con el liderazgo de Pedro Sánchez, ha ganado el debate, pero no lo
tiene fácil. A estas horas, Sánchez ya tendrá claro lo aturronado que está el
pasado en España y que sus rancios compañeros no están dispuestos a reconocer,
ni siquiera que en estos empeños deberían de haber ejercido el liderazgo desde
hace décadas. Confesión de culpa o de complicidad palaciega.
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