sábado, 23 de julio de 2022

INDECIBLE

 

INDECIBLE

Eduardo Sanguinetti

Indecible- “Te arrojan al mundo como a una pequeña momia, cada cual luego sigue su propio camino y, aunque la tierra se pudra en cosas buenas, la procesión se abalanza hacia el letrero de salida, y hay tal pánico, tal ansía por salir, que los indefensos quedan pisoteados en el barro… y no se escuchan sus gritos.” de mi libro Morbi Dei (Ed.Corregidor, 1985).

No desistiré de llevar a cabo la autopsia minuciosa de las instituciones decrépitas, la política fermentada, la religión anquilosada, la familia castradora, el proxenetismo liberado y el trascendente rol que cumple la trama mediática mafiosa, en la construcción de la vida en virtualidad, excluyente, manipulable y pornográfica… comprometida en grado sumo, con la mentira y lo falaz, con la continuidad de un sistema criminal, la “porquería meditada”.

 

Un apocalipsis hecho de detalles casi banales en su monstruosidad y tan cuidadosamente elegidos, que lo épico queda amarrado a lo cotidiano y hace olvidar lo esencial.

 

Nadie ignora, mucho menos quien escribe, que todos los medios de información, son excluyentes y silencian a quien lance la palabra justa y sin vueltas, en el instante puntual de manifestar “lo indecible”, la palabra que realmente informe acerca de lo que acontece y de lo que fue, no del relato fabulado infecto de la mercenaria prensa diaria, que manipula a un pueblo temeroso y cómplice en su silencio, ante la verdad y sus tramas.

 

No ignoro jamás que el riesgo al silencio es infinitamente mayor que el riesgo de la palabra, que no debe desaparecer en su función vital de “decir algo”, a pesar de todos los obstáculos y riesgos que ello implica en este mundo, violentamente afectivo el asumir dicha función.

 

De qué democracia hablan los ridículos politicastros y demás fauna habilitada de mercaderes, tibios cobardes y traidores, que componen el ‘cómic’ político cultural aberrante, colonizado de la región, mascotas de imperios en putrefacción, sin Libertad de expresión presente, para comunicar a una sociedad desinformada y anestesiada, que camina alegremente a su desaparición, atrapados en la selva de la ignorancia diseñada, en tendencia gourmet.

 

Yo no puedo contar toda la historia, no puedo ser tú, no puedo hablar por tú boca, no puedo poner tú cara, pero quiero saber si estás dispuesto a hacerlo, en el caso de estar en situación de peligro, sería la disposición ordenada de una jerarquía que te haría intervenir conforme a tú grado de importancia, para ti y el resto.

 

Por ejemplo, donde la fuerza del alarido de pueblos surge en un mundo destripado, sin ánimos de inventarse victorias… Todas las posibilidades humanas confundidas, desencadenadas, furiosas, ávidas de lo imposible recorren los caminos del mundo.

 

La muerte y la indigencia aúllan en la masa sangrante de las legiones dispares, de Sudán a Viena y de Hanoi a Buenos Aires, millones de seres invocan al mismo tiempo cien razones para volver a ser salvajes.

 

Este es el prólogo de este breve ensayo sobre la tragedia que transitamos, a quienes no nos agrada que nos entretengan con discursos grandilocuentes para zombies y anestesiados, los espectadores de la vida, cómplices del sistema disfuncional, del desastre y el caos en que se encuentra empantanada la humanidad.

 

El drama se ha gestado según pasaron los años de este milenio de boatos fúnebres, el conflicto entre generaciones que se acusan nunca ha sido tan grave, como el que separa el ‘bajo coeficiente’ de un ser mediocre… Y esos seres que vuelan a ras de tierra, gracias a una casualidad – que no es por desgracia única – que llegan a conocer la gloria oficial simulada, un modo que se replica para llegar a la cima del porno y la entrega, en función institucional habilitada por gobiernos disfuncionales, incapaces y fraudulentos.

 

Donde hay representación hay dictadura del simulacro político. La lucha contra la representación en espacio político y de las instituciones que lo conforman, debería ser la orden del día, para no perpetuar la farsa de una democracia simulada, donde los de siempre dictan y ordenan el devenir de la vida de comunidades adormecidas y carentes de vocación humanista.

 

La función de los dirigentes políticos, no es proteger una situación contra las reacciones de quienes la padecen sino proteger a estos de aquella. Toda resistencia comienza por la lucidez, todo enfoque lúcido genera preocupación en las hordas mafiosas de multinacionales esclavizadoras y corporaciones criminales de medios monopólicos, que generan ante la posibilidad de modificación de rumbos en la vida de los pueblos, “miedo”, el arma letal al que en plena pandemia de Covid-19, se ha potencializado de manera preocupante.

 

Cuál transeúnte de búsquedas en los caminos de la historia de la cultura y el rastro de sus hacedores, resulta agradable, a pesar de la censura a la que me exponen los mandaderos y mandaderos del poder travestido gubernamental y de sus socios, los opositores simulados, todos parte del “gran juego global”, en ciertas ocasiones, mostrar y señalar, sin remisiones ni alternativas, la continuidad escandalosa de estafas que nos presentan, los hacedores de realidades perturbadoras de genio y de idiotez, devenida en crónica de encuentros clandestinos con el “deber ser” y encuentros comprometidos con allegados a la farsa reinante…

 

Compromisos políticos presentados como el ideal del milenio, eminentemente destinados a ser verdugos de una sociedad que permanece en estado de incertidumbre insoportable.

 

En el amplio entramado de discursos apócrifos de la contemporaneidad, pueden reconocerse, como paradigmas innegables, los relatos que, desde la ficción, indagan, representan la realidad oculta, mediata e inmediata de una Argentina en franca decadencia.

 

Si sobre el filo de la revolución de 1789, un incendiario como lo ha sido el Marqués de Sade, proclamaba todavía: “¡Franceses, un último esfuerzo si queréis ser libres!”, para mí, ya no hay esfuerzo que valga 233 años después. Todo se ha perdido irremisiblemente y sólo queda la puerta estrecha de las buenas intenciones del colaboracionismo con la mentira elevada a símbolo, de ninguna fe y el camino a la cloaca.

 

Comienzo por ser sincero conmigo mismo, una práctica habitual, para nada deleznable y que, a fuerza de husmear en los basureros de este sistema, de esta sociedad y en las zonas más viscerales y reprimidas de la conducta humana, acabó con romper con todas las barreras, prejuicios y convenciones que pesan sobre la forma de representación del mundo y del hombre, impuestas por la moral habitual, las buenas costumbres de una comunidad hipócrita y cobarde que se asimila a cualquier propuesta impuesta por personajes clausurados por la dignidad y la ética, en franca retirada de nuestras prácticas de vida-sobrevida.

 

No deseo que nada falte en mi desengañada enunciación de suciedades que propongo, a modo de lograr un efecto revelador en mentes anestesiadas, dormidas, en el cuadro milimétrico, de una civilización en caída libre, expoliadora, ni la autopsia minuciosa de las instituciones, la religión, la familia, la amistad, el proxenetismo, el amor y el papel de cierta ciencia, entrevista ahora como un mundo de tedio y putrefacciones lentas, de delirio frío y razonado.

 

En este proceso revelador que propongo, en la que imputó a la suprema grosería de políticos de ocasión, intelectuales de ‘patisserie’, artistas conmovedoramente espantosos, infiltrados a conveniencia de mercachifles destructores de la cultura, hoy devenida en una construcción escatológica, de la razón burguesa, tan afín al espíritu de la sociedad argentina, inconciliable con la verdad, representando torpemente el rol de enunciadores del discurso vacuo que ha sentado reales en una Argentina réproba, relegada a la zona de lo “innombrable”.

 

No dudo mi obra puede aportar un tanto de verdad comprobable, para una generación traicionada, condenada al ostracismo más feroz, pero a la vez constituye una revelación, para muchos sórdida y anonadante, de que los “grandes principios” tan proclamados en discursos anodinos de gobernantes “á la carte”, o por informantes de trama mafiosa de medios censores y criminales, son moneda falaz y maleable, en un mundo en que los valores humanísticos, se derrumban sin alternativa posible de ser salvaguardados.

 

De qué democracia hablan los ridículos politicastros y demás fauna habilitada de mercaderes, tibios cobardes y traidores, que componen el ‘cómic’ político cultural aberrante, colonizado de la región, mascotas de imperios en putrefacción, sin Libertad de expresión presente, para comunicar a una sociedad desinformada y anestesiada, que camina alegremente a su desaparición, atrapados en la selva de la ignorancia diseñada, en tendencia gourmet.

 

Seres que componen la tropa venérea corporacionista de medios y afines, que con nuevos componentes, articulan un porvenir sin presupuesto, promocionando a los genocidas de la humanidad… Blanquear a los Nadies (Galeano dixit) es la orden del día, un juego tramposo archiconocido, donde cualquiera, es decir los de siempre, no dejan por nada ni nadie sus puestos de dirigentes del A.B.C. argento y de la región, los alias habilitados, los que juegan con la vida de pueblos en situación de sumo peligro, los metaforizados buitres carroñeros de garras débiles, pico insidioso y alas inmensas, los prodigiosos parásitos, mendaces tramposos… Los inquisidores perpetuos.

 

La irrupción de la tecnología ha arrebatado a entidades trascendentes, invadiendo todos los espacios que hacían de la vida en naturaleza-arte y vida ‘algo’ digno y feliz de experimentar, sintetiza la narrativa de la historia caprichosa y arbitrariamente, vincula el presente, a un sin tiempo, a un no lugar, una percepción de un presente eterno, que anula toda posibilidad de modificar un pasado que se construye sin registro en lo real de los significados y significantes, desintegrando su identidad histórica y existencial.

 

Nos queda el lenguaje, cuál componente de la historia, pero cuando se desplaza por la confusión en que medios y redes sociales narran el presente sin destino y pérdida de sentido, el vacío de significados provoca una pérdida de la vigencia de lo “real” para, de ese modo, dejar el pensamiento humano librado a una suerte de ser un eterno paria de lo que jamás aconteció.

 

¿Cómo podemos construir un mundo plural si continuamos convirtiendo las diferencias en desigualdades? Demos espacio de honor al disidente que nos habita, no le demos la espalda, por temor a ser estigmatizados por comunidades atomizadas por la virtualidad y la ficción que compran en redes, cuál tendencia prostibularia de sumisión y de entrega de la identidad… Es cierto que el disidente que nos habita camina a veces contra lo anquilosado, lo que hay establecido por una sociedad temerosa, avara de sus placeres, a merced de un mercantilismo que guía y malforma las vidas de quienes la componen.

 

Y la trama crece, “todos para uno y uno para uno”, pactos de los reptantes tras el lucro y la coima: amasijo de ratas mojadas, replicadas y publicitadas en noticias fraudulentas, delictivas, de empresariuchos de multinacionales, los sponsors de gobernantes incapaces y fabuladores.

 

Y bien, nada sucede a destiempo y el lenguaje es el instrumento que utilizó para describir la realidad obtusa que experimentamos. El lenguaje es la base de la narrativa que podría ser de utilidad para asimilarse a una propuesta plural, profundamente política y antiautoritaria.

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