INDECIBLE
Eduardo Sanguinetti
Indecible- “Te arrojan al mundo como a una pequeña momia, cada cual luego sigue su propio camino y, aunque la tierra se pudra en cosas buenas, la procesión se abalanza hacia el letrero de salida, y hay tal pánico, tal ansía por salir, que los indefensos quedan pisoteados en el barro… y no se escuchan sus gritos.” de mi libro Morbi Dei (Ed.Corregidor, 1985).
No desistiré de llevar a cabo la autopsia minuciosa de las instituciones decrépitas, la política fermentada, la religión anquilosada, la familia castradora, el proxenetismo liberado y el trascendente rol que cumple la trama mediática mafiosa, en la construcción de la vida en virtualidad, excluyente, manipulable y pornográfica… comprometida en grado sumo, con la mentira y lo falaz, con la continuidad de un sistema criminal, la “porquería meditada”.
Un apocalipsis
hecho de detalles casi banales en su monstruosidad y tan cuidadosamente
elegidos, que lo épico queda amarrado a lo cotidiano y hace olvidar lo
esencial.
Nadie ignora, mucho
menos quien escribe, que todos los medios de información, son excluyentes y
silencian a quien lance la palabra justa y sin vueltas, en el instante puntual
de manifestar “lo indecible”, la palabra que realmente informe acerca de lo que
acontece y de lo que fue, no del relato fabulado infecto de la mercenaria
prensa diaria, que manipula a un pueblo temeroso y cómplice en su silencio,
ante la verdad y sus tramas.
No ignoro jamás que
el riesgo al silencio es infinitamente mayor que el riesgo de la palabra, que
no debe desaparecer en su función vital de “decir algo”, a pesar de todos los
obstáculos y riesgos que ello implica en este mundo, violentamente afectivo el
asumir dicha función.
De qué democracia
hablan los ridículos politicastros y demás fauna habilitada de mercaderes, tibios
cobardes y traidores, que componen el ‘cómic’ político cultural aberrante,
colonizado de la región, mascotas de imperios en putrefacción, sin Libertad de
expresión presente, para comunicar a una sociedad desinformada y anestesiada,
que camina alegremente a su desaparición, atrapados en la selva de la
ignorancia diseñada, en tendencia gourmet.
Yo no puedo contar
toda la historia, no puedo ser tú, no puedo hablar por tú boca, no puedo poner
tú cara, pero quiero saber si estás dispuesto a hacerlo, en el caso de estar en
situación de peligro, sería la disposición ordenada de una jerarquía que te
haría intervenir conforme a tú grado de importancia, para ti y el resto.
Por ejemplo, donde
la fuerza del alarido de pueblos surge en un mundo destripado, sin ánimos de
inventarse victorias… Todas las posibilidades humanas confundidas,
desencadenadas, furiosas, ávidas de lo imposible recorren los caminos del
mundo.
La muerte y la
indigencia aúllan en la masa sangrante de las legiones dispares, de Sudán a
Viena y de Hanoi a Buenos Aires, millones de seres invocan al mismo tiempo cien
razones para volver a ser salvajes.
Este es el prólogo
de este breve ensayo sobre la tragedia que transitamos, a quienes no nos agrada
que nos entretengan con discursos grandilocuentes para zombies y anestesiados,
los espectadores de la vida, cómplices del sistema disfuncional, del desastre y
el caos en que se encuentra empantanada la humanidad.
El drama se ha
gestado según pasaron los años de este milenio de boatos fúnebres, el conflicto
entre generaciones que se acusan nunca ha sido tan grave, como el que separa el
‘bajo coeficiente’ de un ser mediocre… Y esos seres que vuelan a ras de tierra,
gracias a una casualidad – que no es por desgracia única – que llegan a conocer
la gloria oficial simulada, un modo que se replica para llegar a la cima del
porno y la entrega, en función institucional habilitada por gobiernos
disfuncionales, incapaces y fraudulentos.
Donde hay
representación hay dictadura del simulacro político. La lucha contra la
representación en espacio político y de las instituciones que lo conforman,
debería ser la orden del día, para no perpetuar la farsa de una democracia
simulada, donde los de siempre dictan y ordenan el devenir de la vida de
comunidades adormecidas y carentes de vocación humanista.
La función de los
dirigentes políticos, no es proteger una situación contra las reacciones de
quienes la padecen sino proteger a estos de aquella. Toda resistencia comienza
por la lucidez, todo enfoque lúcido genera preocupación en las hordas mafiosas
de multinacionales esclavizadoras y corporaciones criminales de medios
monopólicos, que generan ante la posibilidad de modificación de rumbos en la
vida de los pueblos, “miedo”, el arma letal al que en plena pandemia de
Covid-19, se ha potencializado de manera preocupante.
Cuál transeúnte de
búsquedas en los caminos de la historia de la cultura y el rastro de sus
hacedores, resulta agradable, a pesar de la censura a la que me exponen los
mandaderos y mandaderos del poder travestido gubernamental y de sus socios, los
opositores simulados, todos parte del “gran juego global”, en ciertas
ocasiones, mostrar y señalar, sin remisiones ni alternativas, la continuidad
escandalosa de estafas que nos presentan, los hacedores de realidades
perturbadoras de genio y de idiotez, devenida en crónica de encuentros
clandestinos con el “deber ser” y encuentros comprometidos con allegados a la
farsa reinante…
Compromisos
políticos presentados como el ideal del milenio, eminentemente destinados a ser
verdugos de una sociedad que permanece en estado de incertidumbre insoportable.
En el amplio
entramado de discursos apócrifos de la contemporaneidad, pueden reconocerse,
como paradigmas innegables, los relatos que, desde la ficción, indagan, representan
la realidad oculta, mediata e inmediata de una Argentina en franca decadencia.
Si sobre el filo de
la revolución de 1789, un incendiario como lo ha sido el Marqués de Sade,
proclamaba todavía: “¡Franceses, un último esfuerzo si queréis ser libres!”,
para mí, ya no hay esfuerzo que valga 233 años después. Todo se ha perdido
irremisiblemente y sólo queda la puerta estrecha de las buenas intenciones del
colaboracionismo con la mentira elevada a símbolo, de ninguna fe y el camino a
la cloaca.
Comienzo por ser
sincero conmigo mismo, una práctica habitual, para nada deleznable y que, a
fuerza de husmear en los basureros de este sistema, de esta sociedad y en las
zonas más viscerales y reprimidas de la conducta humana, acabó con romper con
todas las barreras, prejuicios y convenciones que pesan sobre la forma de
representación del mundo y del hombre, impuestas por la moral habitual, las
buenas costumbres de una comunidad hipócrita y cobarde que se asimila a
cualquier propuesta impuesta por personajes clausurados por la dignidad y la
ética, en franca retirada de nuestras prácticas de vida-sobrevida.
No deseo que nada
falte en mi desengañada enunciación de suciedades que propongo, a modo de
lograr un efecto revelador en mentes anestesiadas, dormidas, en el cuadro
milimétrico, de una civilización en caída libre, expoliadora, ni la autopsia
minuciosa de las instituciones, la religión, la familia, la amistad, el
proxenetismo, el amor y el papel de cierta ciencia, entrevista ahora como un
mundo de tedio y putrefacciones lentas, de delirio frío y razonado.
En este proceso
revelador que propongo, en la que imputó a la suprema grosería de políticos de
ocasión, intelectuales de ‘patisserie’, artistas conmovedoramente espantosos,
infiltrados a conveniencia de mercachifles destructores de la cultura, hoy
devenida en una construcción escatológica, de la razón burguesa, tan afín al
espíritu de la sociedad argentina, inconciliable con la verdad, representando
torpemente el rol de enunciadores del discurso vacuo que ha sentado reales en
una Argentina réproba, relegada a la zona de lo “innombrable”.
No dudo mi obra
puede aportar un tanto de verdad comprobable, para una generación traicionada,
condenada al ostracismo más feroz, pero a la vez constituye una revelación,
para muchos sórdida y anonadante, de que los “grandes principios” tan
proclamados en discursos anodinos de gobernantes “á la carte”, o por
informantes de trama mafiosa de medios censores y criminales, son moneda falaz
y maleable, en un mundo en que los valores humanísticos, se derrumban sin
alternativa posible de ser salvaguardados.
De qué democracia
hablan los ridículos politicastros y demás fauna habilitada de mercaderes,
tibios cobardes y traidores, que componen el ‘cómic’ político cultural
aberrante, colonizado de la región, mascotas de imperios en putrefacción, sin
Libertad de expresión presente, para comunicar a una sociedad desinformada y
anestesiada, que camina alegremente a su desaparición, atrapados en la selva de
la ignorancia diseñada, en tendencia gourmet.
Seres que componen
la tropa venérea corporacionista de medios y afines, que con nuevos
componentes, articulan un porvenir sin presupuesto, promocionando a los
genocidas de la humanidad… Blanquear a los Nadies (Galeano dixit) es la orden
del día, un juego tramposo archiconocido, donde cualquiera, es decir los de
siempre, no dejan por nada ni nadie sus puestos de dirigentes del A.B.C.
argento y de la región, los alias habilitados, los que juegan con la vida de
pueblos en situación de sumo peligro, los metaforizados buitres carroñeros de
garras débiles, pico insidioso y alas inmensas, los prodigiosos parásitos,
mendaces tramposos… Los inquisidores perpetuos.
La irrupción de la
tecnología ha arrebatado a entidades trascendentes, invadiendo todos los espacios
que hacían de la vida en naturaleza-arte y vida ‘algo’ digno y feliz de
experimentar, sintetiza la narrativa de la historia caprichosa y
arbitrariamente, vincula el presente, a un sin tiempo, a un no lugar, una
percepción de un presente eterno, que anula toda posibilidad de modificar un
pasado que se construye sin registro en lo real de los significados y
significantes, desintegrando su identidad histórica y existencial.
Nos queda el
lenguaje, cuál componente de la historia, pero cuando se desplaza por la
confusión en que medios y redes sociales narran el presente sin destino y
pérdida de sentido, el vacío de significados provoca una pérdida de la vigencia
de lo “real” para, de ese modo, dejar el pensamiento humano librado a una
suerte de ser un eterno paria de lo que jamás aconteció.
¿Cómo podemos
construir un mundo plural si continuamos convirtiendo las diferencias en
desigualdades? Demos espacio de honor al disidente que nos habita, no le demos
la espalda, por temor a ser estigmatizados por comunidades atomizadas por la
virtualidad y la ficción que compran en redes, cuál tendencia prostibularia de
sumisión y de entrega de la identidad… Es cierto que el disidente que nos
habita camina a veces contra lo anquilosado, lo que hay establecido por una sociedad
temerosa, avara de sus placeres, a merced de un mercantilismo que guía y
malforma las vidas de quienes la componen.
Y la trama crece,
“todos para uno y uno para uno”, pactos de los reptantes tras el lucro y la
coima: amasijo de ratas mojadas, replicadas y publicitadas en noticias
fraudulentas, delictivas, de empresariuchos de multinacionales, los sponsors de
gobernantes incapaces y fabuladores.
Y bien, nada sucede
a destiempo y el lenguaje es el instrumento que utilizó para describir la
realidad obtusa que experimentamos. El lenguaje es la base de la narrativa que
podría ser de utilidad para asimilarse a una propuesta plural, profundamente
política y antiautoritaria.
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