ELECTROSÁNCHEZ
ANÍBAL MALVAR
La verdad es que Pedro Sánchez no deja de sorprenderme. Tal que ayer, cuando hace la calor, puso nombre a sus enemigos, en enloquecido arrebato que hasta ahora solo había practicado Pablo Iglesias. "Si Botín y Galán protestan, es que vamos en la buena dirección", dijo el presidente, sin cortarse, para defender su criticado impuestito a los bancos y a las eléctricas. Apuntó bala certera contra la presidenta del Banco de Santander, Ana Patricia Botín, y el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, que gana 35.000 euros al día por decir que "solamente los tontos que siguen con la tarifa regulada marcada por el Gobierno pagan ese precio" por la luz. Los tontos, como habréis colegido, somos nosotros, sus clientes.
Por una vez, le voy a dar la razón a Ferreras y a Inda, porque ahora resulta que el presidente me sonó más chavista que Hugo Chávez. No me parece muy políticamente correcto por parte de un presidente centrar en dos apellidos la crítica a todo un sistema, pero a mi sombra canalla le encanta. Y es la que más quiero.
Nuestras cabeceras
mediáticas más serias han puesto el grito en el cielo. La provocación como
estrategia del Gobierno, titula su editorial de hoy, muy furibundo, El Mundo.
"Desertando de la moderación que se supone al jefe del Ejecutivo y a la
tradicional ubicación del PSOE en el espectro político, Pedro Sánchez hurtó al
extremismo de izquierdas su discurso hostil contra las grandes empresas".
La Razón destaca
que Sánchez "no habló de los problemas de España ni de las dificultades de
la gente, pero sí de conspiraciones, manos negras y otros espantajos [...] al
servicio de intereses oscuros".
ABC lo interpreta
como El discurso de la cizaña. "No hubo un balance, sino una declaración
de guerra política sin cuartel contra el PP y el sistema empresarial
español".
No me extraña tanta
estupefacción. Cuando aquella entrevista con Jordi Évole, en la que el actual
presidente embistió por primera y casi única vez contra los gigantes, y no
contra los molinos, Sánchez solo era el ex secretario general del PSOE. Habló
entonces de "una burbuja de medios de comunicación que están en manos de
pocas empresas del sector financiero o telecomunicaciones, como
Telefónica". Citó directamente a El País como parte de esa trama. Señalar
que los editorialistas del periódico de Prisa hoy evitan escribir los nombres
de Galán y de Botín, pero sin dejar de alabar veladamente los impuestitos a la
banca y a las eléctricas. Desde un punto de vista muy frívolo, se podría
inferir que Sánchez le ha ganado, al menos momentáneamente, la batalla a Prisa.
Recordemos que, hace seis años, este mismo papel publicaba que "Pedro
Sánchez es un insensato sin escrúpulos".
Prisa depende hoy
del mismo poder financiero que entonces. Ha cambiado la dirección, pero eso,
hablando de gigantes de comunicación, no significa casi nada. Un director
distinto es un nuevo olor y una tendencia, nunca un volantazo ideológico o
ético cuando el capital sigue siendo el mismo.
La descarga
voltaica de Electrosánchez contra Galán y Botín es el juramento de Santa Gadea
de nuestro presidente. Un paso al frente quizá temerario, pero que puede sugerir
cambios de rumbo. Queda un año y medio para las elecciones. Año y medio para
despertar a la izquierda dormida que pierde rotundamente las encuestas. Y quizá
la vía sea esta. Señalar con el dedo a los culpables. Como un niño maleducado.
No me parece malo el nuevo estilo. Pero es solo una opinión. Y ya sabéis que yo
soy muy paleto.
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